Heredia Gil y el hilo de la exquisitez

Hiperrealismo, realismo o sana y obcecada obsesión por captar la forma, lo cierto es que el artista calca desde la distancia no solo las apariencias sino las esencias de los temas que enfoca con su atenta mirada. El pulso manteniendo las plumillas de distintos grosores para seguir las líneas consecuentes hacen el resto.

Sobre papel de acuarela, humedecido o no según el propósito, con tinta china preferentemente de color sepia, Heredia Gil aplica consecuentemente uno de los primeros lemas de la técnica que aplica, como es la advertencia del no retorno en la fábrica de sus temas. Como gubias horadando la madera con incisiones perpendiculares sobre el fondo, el artista va incurriendo, negro sobre blanco, su revelado fotográfico, que completa con sombras creadas con madura minuciosidad.

Mediante una reivindicación clasicista no exenta de cierto romanticismo, el artista entretiene su mirada ante construcciones humanas a su vez nutridas por ideales y costumbres de armonía estética y canónica del tiempo en que fueron concebidas bajo el concepto del dibujo puro y la idea de que el arte debe ser útil para el hombre y la sociedad.

El hilo conductor que de ahí recoge el pintor cartagenero, le lleva a un objetivismo que no parece pretender otra cosa que pintar lo que ve, y lo que multitudes dicen ver, con permiso, o sin ellas, de corrientes artísticas subjetivas y conceptuales.

La exposición permanece abierta hasta el 19 de enero.