Jose Antonio Enrique Jiménez, poeta: “La lengua es nuestra materia y hay que conocerla”
Jose Antonio Enrique Jiménez es un autor murciano nacido en las Torres de Cotillas “por la tradición de hacerlo en casa de la abuela materna” pero que vivió sus primeros 13 años en Cartagena, donde su padre trabajaba como maestro. Después de los 13 años ha vivido entre Alcantarilla y Cehegín (en las vacaciones), a sus 16 años (en 1977) comienza a vivir la transición española con una visión centrada en lo social, visión que le acompañará durante toda su vida y en su trabajo en la coordinadora de barrios y en Cáritas.
En los 80 Josefo, como lo llaman los amigos, empieza a interesarse por la cultura, primeramente por el teatro (actualmente colabora con la compañía ceheginera Alhory) y después con la escritura. En 2013 autopublicó su primer libro 'Metamor' y pronto pasa de esa poesía “autodidacta” como él mismo dice a una poesía comprometida y social con 'Comprometidos', libro también autopublicado en 2015.
Su último y más reciente libro es 'El Diván de la Aljama', publicado con 'Editorial Berenice', en el que recoge el poso de la cultura y el lenguaje árabe para formar un poemario íntimo y revelador. Además, anuncia que debe publicarse otro poemario paralizado por la COVID-19, en el que repite la temática social y con el título 'Lacrimatorios: poemas de la exclusión'. Con motivo de estas publicaciones, Josefo responde a estas sencillas preguntas:
Tu poesía bebe mucho de una vertiente social ¿Es la poesía un lenguaje de resistencia?
Lo podemos encarar desde dos perspectivas, la individual y la colectiva. Desde la individual sí que es un lenguaje de resistencia del que se dota el poeta con sensibilidad social para no sentir que es indiferente a la realidad, insensible. Manifiesta de forma externa su reflexión, su impotencia, sus ilusiones, sus propuestas, y en un ejercicio de empatía siente que debe ofrecer su voz a los que no la tienen. Sería el pido la paz y la palabra de Blas de Otero, el derecho a levantar la voz.
La dimensión colectiva es más difícil para la poesía, pues sólo funciona como resistencia si otros se hacen eco de ella, la hacen suya y empieza a funcionar como en la dimensión íntima del poeta, pero como aceptación, ya que como creación es sólo vivida por el poeta o poetisa. Cuantos más la asuman, más tejido de reflexión y acción puede generar. Miguel Hernández decía en la introducción a 'Vientos del Pueblo' que el pueblo respiraba a los poetas, y estos, al ser exhalados, hacían versos con sus sentimientos. Todo influye en los cambios sociales, y la poesía es como ese sazonador que hace más sabrosa una receta.
En tu libro más reciente usas arabismos para crear poemas ¿Crees que es importante ahondar en la lengua para escribir poesía?
Sí, rotundamente, ¿Cuál es la materia de la poesía? el lenguaje con toda la riqueza de sintaxis, giros y léxico. Cuanto más se domine, más recursos tendrá el poeta para sus creaciones. Un escultor que sólo se limite al mármol tendrá un recurso limitado, será bueno con él ese material, pero ¿y el bronce, la arenisca, el hierro, la arcilla, la madera y tantos que se utilizan ahora en la escultura moderna? La lengua es nuestra materia y hay que conocerla. Después se puede escoger una gama de léxico u otra según lo que pretendas, pero es algo que sacas del archivo de tu formación.
La Región de Murcia tiene un gran nivel poético ¿Tienes referentes a tu alrededor? ¿Cuáles son?
Estamos de acuerdo, Murcia bulle de poesía. Tal vez en otras regiones también, no quiero ser chovinista, pero ya que hablamos de nuestros referentes, o de los míos, tengo que hablar de algunos que no son conocidos porque no se han dado a conocer tanto y de otros más conocidos. Yo tengo un amigo que fue director mío de teatro. También es poeta, pero nos recitaba al círculo de sus amistades y algunos recitales en Alcantarilla. Se llama Juan Antonio López, y ahora está retirado en Sigüenza, jubilado y disfrutando de escribir sin ataduras.
Su poesía preciosista en el lenguaje, amante de la naturaleza y muy espiritual, me influyó bastante. Él en mi juventud me descubrió a Khalil Gibrán y a William Blake, hice teatro con él basado en Miguel Hernandez, obras de teatro sobre latinoamérica que incluían poemas de Neruda, Atahualpa y de tradiciones nativas como la náhualt y la quecha. Con Soren Peñalver en estos últimos años he tenido largas conversaciones muy enriquecedoras, es otra experiencia distinta pero con puntos en común con lo que viví con mi otro amigo. Por supuesto enumerar a todos y todas las poetas que en estos últimos años he conocido en distintos actos, como los encuentros de poetas en Cehegín. Por último citar a los que conozco por la lectura, Vicente Medina, Jara Carrillo, Eloy Sánchez Rosillo, el ceheginero Gil Tudela y nuestra primera académica de la lengua, la cartagenera Carmen Conde. Mencionar a nuestros poetas murcianos hispanoárabes,Safwán ben Idrís (1165 - 1202), Hazim al-Qartayanni (1211 - 1284) e Ibn al ‘Arabi. (1165 - 1240).
También actúas en teatro como hobby, ¿Afecta eso en tu manera de escribir o recitar?
En la de escribir no tanto, pues son dos lenguajes que pueden funcionar por separado y juntos. García Lorca decía que el teatro es la poesía puesta en acción, de ahí que su teatro, como el de Calderón, tenga gran presencia de poemas. Por poner un ejemplo, su famoso poema cantado por Camarón en ‘La leyenda del tiempo’, y que han usado en capítulos de la serie ‘El ministerio del tiempo’, forma parte de su obra teatral ‘Así que pasen cinco años’. Sí que tengo que reconocer que algunos poemas que he escrito los imagino con una escenografía, y eso me ayuda.
Por supuesto que cada poema pide un lenguaje emocional, de énfasis en algunos versos. El lenguaje poético no puede ser plano, hay que acompañarlo con el cuerpo, con los tonos de la voz y, dependiendo de dónde y qué ocasión lo recitas, otros apoyos típicos del teatro. No todos los poetas saben recitar. Leerlos sí, pero recitarlos ya es más difícil, y ahí entra la mayor o menor preparación dramática que se tenga. Yo sí lo puedo conjugar, pero no es condición sin ecuanon para escribir poesía.
¿Qué tal unos versos?
Sí y unos de mi primer poemario 'Metamor', con la temática de la ansiedad y con el título 'Dejar de ser uno':
Cuando uno deja de ser uno,
sus temores afloran apoderándose
de su mente,
juegan con ella como unos matones
con la pelota de un niño,
mientras éste da saltos infructuosos…
intentando recuperarla.
Cuando uno deja de ser uno,
el ying y el yang de la razón
y los sentidos,
pierden su armónica unión.
Y la razón no puede explicar
las sensaciones,
Y los sentidos, simplemente,
no atienden a razones.
Cuando uno deja de ser uno,
sus movimientos son como
un disco de vinilo antiguo,
rayado y repitiendo obsesivamente
la misma acción.
Cuando uno deja de ser uno,
es como un animal enjaulado,
caminando de un lado a otro
de la jaula, intentando encontrar
una salida inexistente.
Por eso, no dejes de ser uno
por mucho tiempo.
Repite tu nombre y di:
“Ya soy”.
¡Hazlo y no pierdas más tiempo!
Que he visto a muchos
perder su uno,
que creyéndose aliviados
del dolor que los llevó allí,
no supieron volver a ser
y se quedaron en cero.
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