Marlon Williams, el Elvis maorí, hará su carta de presentación en España en el festival La Mar de Músicas

El joven cantante de Nueva Zelanda, Marlon Williams, ha sido descrito como “el imposible hijo del amor” entre Elvis Presley, Roy Orbison y Townes Van Zandt. Y cuando escuchas su voz, todo tiene sentido. Tiene una voz privilegiada, que es una extraña combinación de susurros estilo country y de vibratos que dejan al público embelesado. Tiene una voz tan madura que no desentonaría en una catedral, en un marae (construcción típica maorí) o en la barra de un bar. En Cartagena se podrá disfrutar de toda su plenitud en el Patio del antiguo CIM, el jueves 26 de julio a partir de las 21:30h, en el que será su único y carta de presentación en España. 

Williams posee un timbre de voz suave, cálido y profundo y alcanza sin esfuerzo aparente una gama de tonos tan amplia que desconcierta. Ninguna sílaba le supone esfuerzo, ninguna nota se le escapa y de hecho se le ha llamado cariñosamente el Elvis Maorí, aunque bien se le podría llamar el Roy Orbison, el Nick Cave o el Leonard Cohen Maorí. La variedad de sus registros no tiene límites. En su música la influencia de los sonidos de Norteamérica ha estado siempre presente, pero en su último trabajo los ecos maoríes son más ámplios y directos y recuerdan a músicos legendarios como Prince Tui Teka, Sir Howard Morrison o las bandas maoríes de los años 50. 

Su último trabajo, “Make way for love” es un disco que podría incluirse dentro de una serie de clásicos que hablan de rupturas sentimentales, discos como “Blood on the Track” de Bob Dylan o “Blue” de Joni Mitchell. Las 11 canciones que lo integran y que incluyen una coherente amalgama de estilos, country, folk, un rock & roll primitivo y desgarrador, y pop tradicional, son el producto o el resto de lo que ha quedado después de la última ruptura amorosa de Williams. 

Se podría decir que “Make way for love” es un álbum triste en el que cada canción evoca alguna de las emociones vividas en cualquier relación que se precie. No falta ninguna sensación, el deseo (Come to Me), la falta de comunicación (What’s Chasing You), la  lujuria (Beautiful Dress), la posesión (Party Boy), la melancolía (Love is a terrible thing) el deseo y los celos (Can I Call You?), el rencor (I Know a Jeweller), la venganza y la infidelidad (I Didn’t Make a Plan), la resignación (The Fire of Love) y quizá, por último, la esperanza (Make Way for Love).

Pero el gran éxito de Williams en “Make Way for Love” ha sido la canción “Nobody Gets What They Want Anymore”, un peculiar dueto dominado por la melancolía y cantado con su ex pareja y también cantante, Aldous Harding. “Nobody Gets What They Want Anymore” cuenta la desintegración de una relación y es a su vez el principal objeto temático e ideológico de todo el disco. Williams envío la canción a Aldous pidiéndole si podría cantar con él parte del diálogo que quizás no pudieron tener en la vida real. La intención de Williams era grabar el tema juntos, en la misma habitación, pero la apretada agenda de la agenda de Harding no se lo permitió así que la cantante grabó su parte en un estudio de Cardiff, dos meses después de que Williams hubiera grabado la canción en California. Como bien dice la canción (ya nadie consigue lo que quiere) Williams no pudo cumplir su deseo y los dos se cantaron el uno al otro separados por un océano, un continente y en el tiempo. Se podrías decir que el dolor ha inspirado este trabajo pero que su escritura ha resultado terapéutica. El arañazo le ha dejado a Williams una bonita cicatriz en el corazón y un enorme disco y posiblemente lo haya convertido en el “crooner” del futuro.