Sin presión, pero con orgullo
La temporada pasada, tras una segunda vuelta de escándalo con Fotis Katsikaris en el banquillo, el CB Murcia se ganó el derecho a repetir en Europa, y, además, por su clasificación tuvo el privilegio de poder elegir entre jugar de nuevo la EuroCup -competición organizada por la Euroliga- o la Basketball Champions Leage -competición que organiza la FIBA-. Tal y como dije esta semana en la tertulia de SER Deportivos Murcia, yo personalmente prefería la EuroCup, pero si existen motivos de rentabilidad económica para optar por la BCL, adelante, no hay nada que objetar. Ahora bien: una vez elegida la competición, la clave es el planteamiento y la mentalidad con la que se afronte.
La mente es un alambre sobre el que caminamos como equilibristas, unas veces más libres y seguros y otras con mucho peso y a trompicones. El técnico del UCAM Murcia, Ibón Navarro, ha querido descargar a sus jugadores de la presión que supone jugar una competición europea, especialmente en este difícil comienzo de temporada en el que se acumulan los partidos, y, encima, en el que tiene que gestionar las importantes bajas y seguir con la labor de construcción del equipo en lo que a roles, conceptos y filosofía de juego se refiere. Por eso el entrenador, que también debe ser un buen psicólogo, afirmó antes de su partido frente a Hapoel Holon que la Basketball Champions Leage tenía que servir a Murcia para alcanzar su mejor nivel competitivo con vistas a la Liga Endesa. Sin pronunciarlo de este modo, quiso decir que aquí lo verdaderamente importante es la ACB.
Reconozco que, cuando lo escuché, pensé que era arriesgado, y una vez se lanzó el balón al aire en el Palacio, creí confirmar mis peores presagios: el UCAM Murcia había salido muy frío, algo perdido y, aparentemente, sin el nervio necesario para enfrentarse a cualquier rival con unas mínimas garantías de victoria. “Ya está”, me dije: “si no se lo toman en serio, no hay nada que hacer”. Y eso que, sobre el papel, el planteamiento de Navarro me parece defendible y, además, nada extraño: en clubes de nivel medio como el murciano, hay que tomarse la disputa de una competición europea como un premio al trabajo del año anterior; como una oportunidad de pasarlo bien y de hacer disfrutar al público, evitando que el desgaste físico y mental termine pasando factura en la liga doméstica. Mucho se discutió sobre esto la temporada pasada, cuando se dudaba de que el CB Murcia pudiese rendir de manera aceptable tanto en EuroCup como en ACB. No sería la primera vez que un equipo se hundiese en la liga española por no tener suficientes argumentos para afrontar dos competiciones.
Por eso insisto en el apartado mental: antes de jugar contra Hapoel Holon, Navarro quiso dar con el tono adecuado rebajando la exigencia, pero el riesgo estribaba en que esa ausencia de presión se tradujera en apatía. No creo que sea algo deliberado; a veces estas cosas flotan en el aire y atrapan a los jugadores sin que ellos quieran, pero lo cierto es que la actitud timorata del inicio del partido contra el equipo israelí se tradujo en un dominio claro del marcador por el lado visitante. A grandes rasgos, el relato del partido se podría resumir en el gran porcentaje de acierto de Hapoel, con Holloway dirigiendo y anotando a su antojo y con un Thomas también enorme, y en los pésimos porcentajes de tiro del UCAM Murcia, que sólo era capaz de mantenerse vivo gracias al dominio total del rebote.
La sensación era la de que Murcia no había podido preparar mucho el partido, no había estudiado lo suficiente al rival e iba subsistiendo a base de chispazos, mientras que Hapoel dominaba con un juego rápido y agresivo en ataque, y confiando su suerte a los mencionados Holloway y Thomas, con el apoyo de Walden y Alexander. Así las cosas, la ventaja israelí se mantuvo en un cómodo margen de diez puntos hasta mediados del último cuarto, cuando los recursos se le agotaron al equipo visitante.
A las minutadas de sus cuatro estrellas y los problemas con las faltas personales, en especial de su base, y a la inoperancia para cerrar el rebote que llevaba arrastrando todo el partido, se le sumó la clarividencia anotadora de un Benite en estado de gracia. El escolta brasileño, junto a Álex Urtasun, dinamitaron el choque, sin olvidar el gran momento de Marcos Delía, la intimidación de Tumba y la extraordinaria ayuda en el rebote de Sadiel Rojas, que además esta temporada se muestra intratable desde la línea de triple. Al cóctel hay que añadir los cambios defensivos de Navarro, que pudo incomodar a Hapoel alternando defensa individual y en zona.
A falta de presión, fue el orgullo el que espoleó al CB Murcia para obtener la victoria por 78-76, en un partido que parecía perdido (y además de mala manera), y que finalmente supuso una oportunidad para seguir mejorando; para dar más minutos a jugadores que los necesitaban, como Kloof y Soko (aunque a duras penas supieron aprovecharlos), y a Benite, que sí que los aprovechó. El partido también sirvió para disfrutar con un juego algo alocado, a lo ‘freestyle’, y para divertir a un público que gritó, vibró y celebró como en las mejores ocasiones.
Por último, debido a los problemas con las lesiones, a la exigencia de un número determinado de cupos o jugadores de formación para la BCL y al patinazo del club al creer que Oleson podría jugar como tal, hay que señalar que Ibón Navarro optó por descartar al propio Oleson y a Lukovic, y convocar a Martínez y Mutic. También contaron con algunos minutos de juego Olaizola y el base Alberto Martín, ya recuperado de su lesión y que en pretemporada demostró que podrá ayudar a Hannah y Kloof en la dirección del equipo. Ningún jugador murciano llegó a los 30’ en pista.
Ahora, con la sonrisa en los labios por la victoria, el CB Murcia fija su mirada en Donosti, donde el domingo se enfrentará a una de las sorpresas de este arranque liguero en la ACB: el recién ascendido Guipúzcoa Basket. El equipo de Fisac cuenta con un Norel en estado de gracia, y con un alero nacional prometedor como Miquel Salvó. Chery, Fakuade, Agbelese, Jordan Swing o nuestros conocidos Daniel Clark y Fede Van Lacke intentarán doblegar al CB Murcia en una cancha algo fría, a la que hay que ir dispuesto a traerse la victoria. Viendo los anteriores partidos de GBC, se antoja fundamental que Murcia sea capaz de estar concentrado desde el primer minuto, porque los donostiarras siempre salen a morder. Y respecto a los miles de kilómetros que esperan después al equipo rojiblanco en la BCL, ya hablaremos la semana que viene.