'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.
Carta abierta a Gaylespol
Estimada Gaylespol. Quiero aprovechar este espacio para preguntaros unas cuestiones que me vienen a la mente con todo esto de la cuestión de manifestarse en Cataluña, ya que es posible que nos encontremos en la calle y más que probable, en bandos contrarios. Así que esta vez, seré breve.
Primero quería comentar, antes de nada, que entiendo como la que más, que las intenciones que nos rigen por y para el buen hacer, son el motor de nuestros actos. Aunque, como decía una muy buena amiga travesti “el camino al infierno está asfaltada de buenas intenciones”. Amiga a la cual vejasteis y maltratasteis en comisaría por pura transfobia, pero no quiero hablar de esto, al menos hoy.
E incluso, antes que nada, romperé una lanza a vuestro favor y pensaré que de manera individual sois un encanto de personas. Pero creo que vuestra placa tapa la bandera con la cual creéis que estáis vestidas, que se queda en nada, como en el cuento del emperador cuando viste un traje invisible que solo el sastre puede ver. Pues esto es igual con vuestra orientación sexual; lo maricón, no quita a nadie lo conservador, y estáis trabajando para un Estado que a veces tiene unos ramalazos muy fascistas.
Una vez empatizando con vosotros todo lo que puedo, quisiera preguntaros qué haréis cuando os toque cargar contra manifestantes que están ejerciendo su derecho democrático a protestar por lo que consideran injusto, antidemocrático, tal como hicieron nuestras primas del Movimiento Español de Liberación Homosexual allá por los años 1970, y vuestros primos torturaron y maltrataron en comisaría. Esto solo un ejemplo, pero podría escribirse un libro sobre todos los precedentes basados en la policía homófoba.
Me encantaría saber, volviendo al presente, cuando os vistáis con el uniforme gris, dónde estará vuestro arcoíris cuando os toque pegar a travelos, bolleras y mariconas entre tanto heterosexual, protestando por el derecho a manifestarnos, saliendo a las calles, desde la acción social, si seréis capaces de seguir las órdenes que se os manden, que es espantarnos y meternos vuestro miedo en nuestras corporalidades.
Pequeño inciso: os recuerdo, que a veces se os olvida que sois la mano del Estado, una mano que aprieta y ahorca cualquier cosa que no sea el status quo predominante, igual que la cisheterosexualidad por la que se rigen el cuerpo de seguridad estatal del que formáis parte.
Me encantaría saber que haréis cuando os toque cargar, dónde estará la libertad de expresión e igualdad ante la ley. Concretando aún más: vuestras acciones en Barcelona ( o del cuerpo de seguridad del que formáis parte, que es lo mismo) violan directamente el Artículo 21 de la Constitución española sobre el derecho a manifestarnos y algunas sabemos que dejar pasar esto, es dar rienda suelta a que un día os levantéis de la cama y se os ordene alguna acción que no tenga en cuenta el Artículo 14 de la Constitución, que ampara desde la democracia la libertad de amar y la igualdad ante la ley de nosotras, las que no somos normales. ¿Haréis una excepción con nosotras?¿Tendréis la decencia de mirarnos a los ojos mientras no reventáis las costillas en el suelo?
Me gustaría saber cómo vais a poner en marcha, de una manera efectiva y directa, todos los mecanismos de protección burocrática y fiscal y todas esas vainas que estáis abiertamente presumiendo que se ejecutan en casos de homofobia o transfobia. Me encantaría que me explicárais cuando tengamos la cara sangrando, en el calabozo, o incluso en el hospital, cómo nos vais a proteger de vosotras mismas y del daño que la institución que representáis nos está ejerciendo. Ya no sólo como colectivo LGTBI+, si no como ciudadanas que exigen que todo lo que se esté formando en materia de derechos humanos y políticas públicas se respeten correctamente, tal y como presumís con vuestro discurso centralista, que es el mismo que conforma el resto de instituciones que están bajo el control directo del Estado.
Por último y esto a cada una de vosotras, cómo podéis compartir el mismo discurso opresivo sin hacer autocrítica de lo que estáis defendiendo y actuando por. Cómo es posible que tras tanta historia de vejaciones, maltratos y muertes por el simple hecho de amar y sentir, os podáis colocar la gorrita en la cabeza y no se os derrita el cerebro del cortocircuito que produce tantísima contradicción. Cómo es posible que no os deis cuenta que nos estáis haciendo un flaco favor a la causa autodenominándoos LGTB, que vuestra violencia nos hace llorar de dolor, que sois vuestro propio enemigo. Una pregunta para concluir y que os pueda servir para reflexionar, ¿de qué color será vuestra bandera cuando os ordenen enfrentarnos?