Kandace Springs nació hace 27 años en Nashville, cuna del country y sede de una histórica industria musical. Sin embargo, los sonidos que desde muy joven la atrajeron fueron el jazz, el soul y el rithm and blues, aires que en su batidora interior se mezclaron de manera natural con el hip-hop y el pop. Creció entre músicos. Fue su padre, un reputado vocalista de sesión, quien le mostró el camino regalándole un disco de Norah Jones y animándola a tomar lecciones de piano. En 2014 llamó la atención del mismísimo Prince, quien la invitó a cantar con él en el 30 aniversario de “Purple Rain”. Logró deslumbrar a Don Was, presidente del mítico sello Blue Note en una audición en la torre de Capitol Records de Los Ángeles. La consecuencia directa fue “Soul Eyes”, su primer álbum, lanzado en 2016. Esta ecléctica cantante de voz vaporosa y aficionada reparar coches viejos traerá su jazz tocado de modernidad a La Mar de Músicas de Cartagena el próximo 17 de julio.
¿Qué tal fue cantar con Prince?
Estoy tan agradecida por cada momento que pasé con él… ya fuese sobre un escenario, jugando a las damas en el estudio o dando un paseo en bici por Paisley Park. Le echo mucho de menos. Era un auténtico genio, y tenía también un enorme corazón.
¿Le dio algún consejo?
Siempre me decía que fuese fiel a mi arte, en especial a mi jazz. Él hablaba a menudo de la importancia de ser uno mismo.
Algunas de sus influencias son Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Nina Simone… ¿Cómo mantener una vieja música como el jazz viva y vibrante ante el público joven actual?
Creo que la música que es eterna, atemporal, siempre encontrará la manera de conectar con gente de cualquier edad y momento. Lo único que hace falta es que el público esté expuesto a ella. Si no les llega porque no está en el menú, evidentemente no podrán elegirla. Ese es mi trabajo: Mantener esta forma de arte en primera línea.
¿Le quedan cosas que decir al soul?
Ese es el reto de cualquier género musical o canción: Encontrar un nuevo ángulo, una nueva manera de comunicar emociones que ya han sido expresadas una y otra vez. Siempre se puede hallar el modo de hacerlo de manera excitante y poderosa, sólo que eso requiere un montón de búsqueda interior y trabajo duro.
Creció rodeada de músicos. Su padre era cantante de estudio. ¿En qué momento descubrió que esta iba a ser su forma de vida?
Mi padre me regaló el primer disco de Norah Jones cuando yo tenía quince años. En ese momento supe que quería cantar y tocar el piano. Años después, Norah y yo nos hemos hecho amigas y compartimos sello discográfico, lo que es alucinante. También Diana Krall ha sido una gran inspiración para mí.
¿Por qué el piano?
Un amigo de mi padre tuvo que deshacerse de su piano y terminamos quedándonoslo nosotros. De inmediato me sentí atraída hacia él. Empecé a probarlo, a experimentar, y un día mi padre, al oírme tocando, dijo: “Debes tomar lecciones… Tienes el don”.
De niña prefería los coches a las barbies. Ahora colecciona vehículos antiguos y los reparas. barbies
Los coches son mi otra pasión. Me fascina el ensamblaje, cómo están armados. Desde el motor hasta la línea de diseño… Cada detalle. Cuando los abro siento que son extrañamente parecidos a mí.
Creció en Nashville, ciudad de legendaria tradición musical. ¿Cómo le ha influido esto?
Cuando hablas de Nashville todo el mundo piensa en el country, y evidentemente hay una gran tradición, mucha historia. Pero, más allá de eso, existe en la ciudad una enorme escena musical, y toneladas de soul y jazz.
Los productores con los que ha trabajado hablan del eclecticismo de su voz. ¿Le resultó difícil encontrar un sonido y una manera personales?
Al principio hubo algo de confusión sobre qué dirección debía tomar… Nos preocupábamos mucho por las radios y todo eso. Pero poco a poco tanto mi equipo de Blue Note como yo nos dimos cuenta de que soy una combinación de estilos y que eso está bien. En la música la clave es ser honesto. Sólo así conectarás con quien te escucha.