'Leer el presente' es un espacio que dedicamos a libros desde eldiario.es/murcia. Del mundo a la página y viceversa. Coordina José Daniel Espejo.
`Luz de tormenta´, de Ángel Zapata
Relato, microrrelato, cuento, novela literaria, prosa poética, poesía narrativa…etiquetas, etiquetas, etiquetas. Qué manía con etiquetarlo todo, ¡qué harto estoy! ¿acaso no podemos vivir sin etiquetar? Se etiqueta en las salas de autopsias de las morgues hospitalarias, lo hacen con los cuerpos, con los órganos, con los tejidos, con las muestras que toman; ahí sí, ahí es necesaria la etiqueta; ¿pero aquí? ¿en un libro? ¿en este libro?
Léanlo, lean `Luz de tormenta´. Una, varias, muchas veces cada página. Háganlo en voz alta en alguna ocasión, o que se las lea alguien próximo y escuchen, sientan y díganme después si necesitaban las etiquetas para algo. Sentir era la palabra. Sentir y disfrutar lo que sienten, porque cada texto de este libro va de eso. Ni siquiera hay que entenderlo todo, o entender solo una parte, o entender algo. No tiene importancia. ¿Entendemos siempre la música que escuchamos? ¿los cuadros que vemos? ¿dejan por eso de emocionarnos, de contarnos mil historias cada vez que miramos, cada vez que escuchamos? ¿por qué no es lo mismo con un libro? ¿porque son palabras que tienen que tener un sentido y siempre el mismo? No, en este caso es mejor dejarse llevar por intuiciones, por sensaciones, por lo extraído de lecturas anteriores, por las propias experiencias, por lo aprendido, lo estudiado, lo pensado, lo hablado, lo discutido, lo luchado, lo ganado o lo perdido.
Les propongo un juego. Si siguen mi consejo y leen `Luz de tormenta´ pregunten en su entorno si alguien más lo ha leído y si es así, coméntenlo. Verán que, siendo muy distintas las lecturas de cada uno, habrá coincidencias porque mientras unos verán luz otros sentirán la oscuridad, mientras a unos les deslumbrará el relámpago a otros les ensordecerá el trueno, unos verán vida y otros, destrucción. Pero sentirán vivo a este libro, lo escucharán gritando con una voz propia o sentirán su susurro íntimo, coincidirán en su rebeldía, en su rabia y en su serenidad. Descubrirán una cosa y la contraria. Les asaltará un hondo sentimiento y el que lo anula. Pero una cosa sí que intuimos en todo el libro, algo en lo que todos podemos coincidir y es su radical posicionamiento contra la estulticia, esa estupidez, esa barbarie que nos asalta y amenaza con anularnos.
Cuando buscamos una etiqueta para `Luz de tormenta´ parece que necesitemos certezas, asideros, anclas donde fijarlo todo y olvidamos hablar de ‘Literatura’ como una de las ‘Ars Poetica’ donde Aristóteles la incluía junto, por ejemplo, la música. Pero este libro no va de certezas, no encontramos aquí asideros donde agarrarnos para no caer, ni un ancla que evite nuestra zozobra. Si acaso, este libro es “el estruendo de cristales rotos” que oponer como escudo a las amenazas de tanto bárbaro.
Cuando lean, `Luz de tormenta´ verán que es arte, es literatura, es belleza, es resistencia. Etiquetas, sí, pero estas me gustan.
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