Solo 14 años llevaban los conservadores gobernando en Gran Bretaña hasta que los laboristas arrasaron este jueves. Escribo solo, en comparación con lo que ocurre en la Región de Murcia, ya que, en 2025, el PP cumplirá 30 años aferrado al poder autonómico.
En el Reino Unido, los laboristas, con su líder Keir Starmer a la cabeza, han sabido conectar con la gente, centrando el partido a base de propuestas alternativas trufadas de sentido común. A ello hay que unir la anunciada debacle de los ‘tories’, no por ello, menos contundente.
El nuevo primer ministro dista bastante de su antecesor en el liderazgo del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, un tipo más en la línea ortodoxa de la izquierda, que aquí pudo representar Podemos en su momento, que en las tesis de la socialdemocracia, como es el caso del ganador de estas legislativas.
La difícil situación de la economía y de la sanidad pública, unidas a una incompetente gestión del Brexit, parece haber dado la estocada a los conservadores. Y eso es algo que Starmer ha sabido ver, convirtiéndose en la alternativa real que no fue Corbyn en su momento.
En la Región de Murcia, ese cambio de guion se pudo dar en 2019, cuando Diego Conesa ganó, liderando el PSRM-PSOE, las elecciones autonómicas al PP, tras 24 años de sucesivos gobiernos populares, monocolores y con holgadas mayorías. Aquello se impidió por lo que casi todos sabemos y el PSOE recuperó la senda de la depresión, en la que andaba sumido desde mediados los noventa. Fueron años de resignación y decepción por parte de una izquierda que llegó a coquetear incluso, en algún momento, con ostentar una representación casi residual en la Asamblea Regional.
En contraste con el PP, superado el bache tras la salida de Pedro Antonio Sánchez de la presidencia regional y la sucesión de Fernando López Miras, cada día más afianzado en el cargo, la izquierda parece resignada a retornar a esa senda de antaño, incapaz de reactivar una alternativa coherente y que ilusione. Para colmo, da la impresión de que el apoyo necesario de Vox para apuntalar al actual Ejecutivo autonómico será algo transitorio, ya que lo que las encuestas vaticinan es que el PP volverá a gozar de mayoría absoluta en los comicios de 2027.
Todo apunta a que la izquierda de esta Región, y en especial los socialistas, debería volver su mirada hacia las islas británicas y, siguiendo el ejemplo laborista, reaccionar antes de esa fecha, buscando un revulsivo que le permita soñar con una cierta remontada. Restan casi tres años y puede haber tiempo aún, aunque no será sencillo. En Gran Bretaña, los conservadores barrieron a los laboristas en 2019 con un líder regordete, mal peinado y algo estrafalario que se llamaba Boris Johnson. Esta semana, el revolcón a los ‘tories’ ha sido de órdago y lo ha protagonizado un político del que poco se sabía por entonces. Pero allí sí que hubo reacción de la izquierda y, en 2020, Starmer tomó las riendas del laborismo para, cuatro años después, salir victorioso en las elecciones, ganando con contundencia y por goleada. Y a nadie se le pasó por la cabeza mantener a Corbyn en el liderazgo laborista hasta ver si los ‘tories’ caían como hoja caduca. Eso solo ocurre en otros sitios donde predomina la irrelevancia y, al parecer, nunca pasa nada.
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