Si alguien está pensando en derrotar a Vox en la Región solo con argumentos y pedagogía es mejor que vaya haciendo las maletas si no quiere residir en la reserva espiritual del conservadurismo nacional.
Donald Trump ha sido derrotado gracias a la movilización de una parte de la sociedad norteamericana que, aparte de quejarse diariamente, decidió dedicar su tiempo a inscribirse primero y luego votar. De lo contrario, nadie duda de que el ganador por mayoría abrumadora hubiera sido el todavía presidente.
A Trump tendrán que echarlo, él no se va a ir de la Casa Blanca, sobre todo porque imagino que tiene cierto reparo al vía crucis judicial que le espera fuera del paraguas presidencial, pero que nadie olvide que ya ha pasado a la historia como el candidato republicano que más votos ha conseguido en la historia de Estados Unidos, más de setenta millones, por encima de aquellos míticos sesenta y nueve de Obama.
Por cierto, ¿alguien se imagina aquí en España a los seguidores de Abascal en la calle con pistolas, rifles, ametralladoras y chalecos llenos de explosivos pidiendo que no se cuenten los votos por correo? ¿Por qué hemos normalizado esa imagen de energúmenos armados hasta los dientes en un país que se dice democrático? ¿Qué pensaríamos si eso ocurriera en cualquier lugar de la vieja Europa? A veces no entiendo por qué miramos para otro lado cuando observamos actitudes más propias de mafias y gángster. Seguramente la madre de una amiga mía llevaba razón cuando me decía siempre que se hablaba de los Estados Unidos. “Qué te puedes esperar de un país que una parte importante de él está hecho con lo peor de cada casa europea, asesinó a sus nativos y se quedaron con sus tierras sin dar la más mínima explicación. Y encima las películas se han encargado de ponerlos como los buenos de la historia”.
Las encuestas en la Región de Murcia siguen siendo claras, el próximo Gobierno regional será una coalición entre PP y Vox, y ambos se disputarán quién quedará primero. Dependerá en gran medida de lo que decidan los 'tótem' agrícolas. Nadie apuesta ya porque los socialistas consoliden su última victoria autonómica y, mucho menos, que puedan llegar a los ansiados veintitrés diputados.
Con Ciudadanos en la decadencia más absoluta, un alto cargo de la formación naranja acaba de declarar que el día que decidió Madrid cambiar el cromo de Franco, Isabel, no piensen mal, por el de Miguel Sánchez, “hicimos un pan como unas tortas”, y con su actual dirección buscándose hueco en las listas populares a base de codazos y haciendo de bufones en sus redes sociales, la única alternativa que les quedan a los socialistas liderados por Conesa es que Inés Arrimadas dé un giro de 180 grados en estos meses y ponga la proa del barco naranja mirando a las Asambleas de Madrid, Castilla León, Andalucía y Murcia; cosa improbable salvo que la corrupción siga dinamitando los cimientos de Génova o que la izquierda regional se movilice. Porque si alguien espera que los murcianos y murcianas castiguen al actual gobierno regional por la gestión de la pandemia, es que no conocen a sus conciudadanos.
La clave para una victoria socialista que permita soñar con volver a dirigir las riendas en San Esteban solo pasa por potenciar el municipalismo y convertir el gran poder municipal que tienen los socialistas en su mejor carta de presentación.
La gestión que están haciendo los municipios con regidoras (de manera más que brillante) y regidores socialistas en la mayoría de los municipios murcianos debería ser el mejor camino a seguir. Solo a través de la gestión, pero sobre todo de la movilización, se podrá vencer a la extrema derecha. Bullas, Molina, Águilas, Santomera, Mula, Cieza, Jumilla, Calasparra, Moratalla, Lorca, Alhama. Hay muchos espejos en los que mirarse.
Los ciudadanos deben conocer qué seguirá pasando si la extrema derecha llega al Gobierno regional: se desmantelará y precarizará aún más el actual modelo de sanidad pública, la escuela pública pasará a ser la hermana pobre y bastarda de la educación, las pensiones públicas también se pondrán algo más que en duda, y aunque este tema no es competencia autonómica, sino estatal, los portavoces de la extrema derecha ya lo han dejado claro. Hay que apostar por un modelo privado de pensiones. En otras palabras: la libertad y la externalización son los sustantivos que acompañan a los colores rojo y amarillo que llevan en sus muñecas.
Así que los miles de profesores y profesoras, médicos, enfermeras, técnicos, auxiliares, trabajadoras de la hostelería (por cierto, muchas ayudas al empresariado, pero ninguna para los empleados), peones agrícolas, deben saber de primera mano, no a través de Twitter, Facebook, Linkedin o WhatsApp, sino en los comercios, bares, mercados, aulas, centros de salud y polígonos industriales, qué Región les espera si termina gobernando la extrema derecha. Si alguien cree que va a ganar unas elecciones escribiendo tuits en la Región de Murcia, vuelvo a insistir: vaya haciendo su maleta.
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