Mientras Ballesta presume de “apoyar” la lucha contra la violencia machista sembrando flores violetas en la Glorieta, al mismo tiempo y junto a su socio de C´s, Mario Gómez, abre la puerta a la extrema derecha dándole el poder en seis Juntas Municipales (Era Alta, Guadalupe, Aljucer, Santo Ángel, San Pío X y La Albatalía). Esto es, tener vía directa para difundir su machismo y fomentar sus posturas negacionistas sobre la violencia de género. Para muestra, la primera acción del pedáneo de Guadalupe, que pocos días después de tomar posesión posaba orgulloso junto a la pared que hasta ese momento ocupaba una pancarta en contra de las violencias machistas. Sin duda, era una declaración de intenciones, en las semanas siguientes hemos asistido al espectáculo bochornoso del partido de Abascal en toda la Región y el Estado, llevando mociones a los plenos de los ayuntamientos en este sentido; con el único objetivo de generar ruido, de banalizar el dolor de las mujeres víctimas de esta lacra social.
En estos días en los que se está negociando la composición de la mesa del Congreso se ha vuelto a ver la postura del Partido Popular respecto a Vox. En cualquier otro país europeo, la derecha aceptaría formar un cordón sanitario al fascismo, por entender que sus postulados vienen a atentar contra los pilares básicos de la democracia. Sin embargo, una vez más, constatamos que la derecha española no es homologable a la derecha europea. Ambos acontecimientos, en lo local y en lo estatal, se entienden mejor cuando se observa la composición de Vox, muchos de sus cuadros en todo el país, han estado antes en el Partido Popular; es decir hasta ahora la extrema derecha ha estado integrada con total normalidad dentro del mismo PP. Así, se entiende mejor que, en Murcia, se den las presidencias de seis Juntas Municipales a Vox cuando tienen tan sólo un vocal. Tenemos que recordar que las Juntas Municipales son la estancia administrativa más cercana a la ciudadanía, darles el poder de esos espacios es darles poder para inocular el odio, la intolerancia, el racismo, el machismo y la homofobia directamente en el corazón de nuestros barrios y desde la misma administración. No hay que olvidar que Vox no tendría el poder que hoy tiene sin sus cómplices, el Partido Popular y Ciudadanos.
Si en la legislatura anterior fue una buena noticia la pérdida de mayoría absoluta del PP por primera vez en veinte años, ya que la pluralidad permitió avanzar en muchas cuestiones; en esta legislatura es una pésima noticia la presencia de Vox en el Ayuntamiento, porque viene a reforzar el ala más conservadora de un PP que se mantiene en el gobierno gracias al pacto con C´s. Recordemos que este ayuntamiento presidido por Ballesta destina 8.500 euros –de dinero público- a la Asociación Mater Familiae, entidad que entre sus fines se encuentra “la atención a los casos en los que hay una desviación de la conducta sexual”, por lo tanto, más allá del altavoz para las medidas homófobas que supone la presencia de los conocejales de Vox en el Ayuntamiento, nos encontramos a un gobierno municipal que destina dinero para patrocinar la actividad de entidades que la promueven el odio y la intolerancia al tiempo que se criminaliza a las entidades que defienden los derechos del colectivo LGTBI.
Nos costó mucho en la legislatura pasada que se ejecutaran mociones contra las violencias machistas, gracias al trabajo de las y los vocales de Cambiemos Murcia en las Juntas Municipales se empezaron a realizar actos por el 8M o el 25N, implicando a cada vez más gente, en algunos sitios con muchas resistencias, pero se dieron pasos. Acciones de sensibilización que además iban acompañadas de programaciones culturales más igualitarias y con perspectiva de género, ahora todo eso está en peligro, por no decir que dejaremos de verlo.
Y mientras Ballesta pone flores, la sociedad murciana necesita un compromiso real por la igualdad, necesita inversión en prevención, educación en igualdad, necesita una apuesta firme y un trabajo riguroso en materia de igualdad y lucha contra las violencias machistas. Hoy más que nunca, feminismo.
Mientras Ballesta presume de “apoyar” la lucha contra la violencia machista sembrando flores violetas en la Glorieta, al mismo tiempo y junto a su socio de C´s, Mario Gómez, abre la puerta a la extrema derecha dándole el poder en seis Juntas Municipales (Era Alta, Guadalupe, Aljucer, Santo Ángel, San Pío X y La Albatalía). Esto es, tener vía directa para difundir su machismo y fomentar sus posturas negacionistas sobre la violencia de género. Para muestra, la primera acción del pedáneo de Guadalupe, que pocos días después de tomar posesión posaba orgulloso junto a la pared que hasta ese momento ocupaba una pancarta en contra de las violencias machistas. Sin duda, era una declaración de intenciones, en las semanas siguientes hemos asistido al espectáculo bochornoso del partido de Abascal en toda la Región y el Estado, llevando mociones a los plenos de los ayuntamientos en este sentido; con el único objetivo de generar ruido, de banalizar el dolor de las mujeres víctimas de esta lacra social.
En estos días en los que se está negociando la composición de la mesa del Congreso se ha vuelto a ver la postura del Partido Popular respecto a Vox. En cualquier otro país europeo, la derecha aceptaría formar un cordón sanitario al fascismo, por entender que sus postulados vienen a atentar contra los pilares básicos de la democracia. Sin embargo, una vez más, constatamos que la derecha española no es homologable a la derecha europea. Ambos acontecimientos, en lo local y en lo estatal, se entienden mejor cuando se observa la composición de Vox, muchos de sus cuadros en todo el país, han estado antes en el Partido Popular; es decir hasta ahora la extrema derecha ha estado integrada con total normalidad dentro del mismo PP. Así, se entiende mejor que, en Murcia, se den las presidencias de seis Juntas Municipales a Vox cuando tienen tan sólo un vocal. Tenemos que recordar que las Juntas Municipales son la estancia administrativa más cercana a la ciudadanía, darles el poder de esos espacios es darles poder para inocular el odio, la intolerancia, el racismo, el machismo y la homofobia directamente en el corazón de nuestros barrios y desde la misma administración. No hay que olvidar que Vox no tendría el poder que hoy tiene sin sus cómplices, el Partido Popular y Ciudadanos.