‘The Big Bang Theory’ es una puta mierda. O, por lo menos, eso es lo que opinan muchos fans confesos de la serie. Si bien es cierto que las aventuras de Sheldon, Leonard, Howard, Raj y Penny poco o nada tienen que ver con lo que era el programa cuando inició su andadura televisiva, los personajes de Amy y Bernadette supusieron un avance y una vuelta de tuerca a la propuesta original del show. Si fue a mejor o a peor es algo que no sabremos nunca. Bueno, algunos seguidores amantes de los comics de Whedon, Heinberg o Moore parecen tenerlo claro.
Pero, entre nosotros, me la suda. Los cambios son naturales. ¡Y al César lo que es del César! La serie ha evolucionado de forma más o menos coherente y se ha enriquecido con cada cambio.
Además, ´The Big Bang Theory´ nos hizo un maravilloso favor a los frikis incomprendidos: ¡por primera vez teníamos personajes protagonistas en una comedia de televisión de éxito internacional! Cuando algún compañero popu te decía: “Eh, tío, ¡te pareces a Sheldon!”, aquellas palabras sonaban como miel en tus oídos.
Aunque en lugar de aludir a la inteligencia de Sheldon, ellos se referían más a los amaneramientos, la voz nasal, la actitud histriónica y la pronunciada (y cada vez más retrasada) línea del cabello. Pero con 16 años no importaba: ¡eras algo así como el Brad Pitt de los frikis!
¡JÓDETE, EINSTEIN! [NOTA DEL AUTOR: Llegados a este punto confesaré que según como de largo y alisado llevase mi pelo, la comparación evocaba más al degenerado Howard]
Al show de marras hay que agradecerle también que acercase la ciencia a un público que solía evitarla si tenía la oportunidad. Para un adolescente de los noventa, la ciencia era el chico malo que veías venir hacia ti cuando caminabas por la calle y por el que acababas cambiándote de acera para evitar encontraros. Aunque nunca pasease nada.
Y en estos tiempos que vivimos, no puedo evitar acordarme de cuando en ‘The Big Bang’ hablaron por primera vez de la Paradoja del Gato de Schrödinger. Utilizada para explicar de forma sencilla unas interpretaciones derivadas de la física cuántica, partía de un experimento imaginario por el cual, tras un tiempo encerrado en una caja sellada junto a un veneno y un dispositivo con una partícula radioactiva, un gato estaría al mismo tiempo vivo o muerto.
Y esa verdad cuántica permanecería invariable todo el tiempo que la caja estuviese sellada. Pues bien, seré franco (perdonadme el chascarrillo), pero la situación actual que estamos viviendo con Franco y su exhumación me recuerda poderosamente a esta Paradoja.
Por primera vez desde que se inició la democracia, un gobierno se ha planteado sacar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos. Y con este hecho, han surgido también los primeros medios que se están dedicado a desmentir todas las mentiras que Franco propagó durante sus 40 años de mandato.
No nos engañemos: la ONU impidió a la España Franquista formar parte de la institución porque la consideraba una dictadura de manual: una única cadena de televisión y un sistema educativo gobernado o bien por el Estado o bien por la Iglesia (declarada afín al régimen). ¡Un remezclete perfecto para difundir mentiras!
Después de un periodo de transición donde nadie contradijo todas las medias verdades populistas del Régimen, a día de hoy son muchos los que las siguen creyendo a pies juntillas. Y eso, irónicamente, ha dado pie a una teoría que yo llamo ‘El Franquismo de Schrödinger´.
En la actualidad conviven con la misma fuerza ambas realidades: la del “Franco, Salvador de España” y la de “Franco, Líder de un Régimen Fascista”. Con una democracia de 40 años, es la primera vez que grandes grupos mediáticos dedican espacios informativos a decir lo que es verdad o no del Franquismo. Hasta este mismo mes, ningún informativo de televisión se había detenido a INFORMAR (en el sentido más literal de la palabra) sobre las mentiras franquistas desde que se constituyó la Monarquía Parlamentaria.
Este verano estamos reescribiendo la historia de España. Pero al contrario de lo que pensaban Sheldon y Leonard, que abramos la tumba no va a servir para saber si el Franquismo sigo o no vivo. Del mismo modo que abrir la caja y saber si el gato está vivo o muerto no te hará saber más sobre las interpretaciones más contraintuitivas de la mecánica cuántica.
Solo abriendo los libros de historia podremos saber cual de las dos corrientes es real (como el ensayo histórico de Hugh Thomas, ‘La Guerra Civil Española’, prohibido en su momento por Franco). Mientras tanto, ambas convergen como realidades comunes. Como conviven los capítulos viejos y nuevos de ‘The Big Bang Theory’ en Neox. Le pese a quien le pese.