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Frustremos Murcia

Pedro Jesús Camacho @camachosilvente

Se acabó mi paciencia. Si tal como parece el proceso de convergencia ciudadana, política y social que se nutría de la práctica unanimidad de los actores y vectores de la transformación social en el municipio de Murcia da a su fin, se divide o se frustra tal y como era contemplado en sus orígenes, servidor, que desde la distancia obligada al estar empadronado en otro municipio de la región, ha observado con enorme expectación el mismo, por todo lo que implicaba; la posibilidad de sentar las bases para la construcción de una fuerza mayoritaria para la transformación de Murcia y por ser éste el único que se estaba dando en nuestra Región sobre bases materiales serias, se sentirá esta vez con una enorme decepción y desesperación difícil de digerir.

Os culparé a todos, nos culparé a todos, porque es un fracaso de todos. Es un fracaso de quienes pensaron que con ellos comenzaba la historia política de este país, de quienes creyeron que con ellos terminaba, de quienes se pensaron imprescindibles, de quienes antepusieron intereses personales, y por supuesto de los que intentaron que por delante en todo momento estuvieran los colectivos. De quienes trabajaron en el proyecto y de quienes se ilusionaron desde los alrededores del mismo. Pero me vais a permitir que no piense en todos esos, no, hoy voy a pensar en los míos.

Y lo digo porque no me quito de la cabeza, no puedo hacerlo desde que el proyecto “Cambiemos Murcia” empezó a dar señales de su final, a los miles, decenas de miles, centenares de miles, de parados, jóvenes en una situación delicada la cual amenaza con afectarles mentalmente, en quienes se tuvieron que ir y en quienes llevan aguantando “un poco más” desde hace meses, en quienes intentan levantar el vuelo con nuevos y precarios sueños, en quienes mantienen como pueden a sus hijos, nietos, amigos. No dejo de pensar en ellos y luego os veo, compañeros de fuerzas políticas y sociales que decís querer hacer política para ellos, os veo a vosotros y pienso: ¿se merecen estos representantes?

He dicho que acabó mi paciencia, pero eso os debe preocupar poco. Lo que me aterra es que se les acabe al resto, a los que de verdad han perdido con nuestra ineptitud colectiva. Me aterra que producto de esta frustración se busquen otros “aliados”, mucho más siniestros. Sí, me refiero al fascismo, o a alguna de las mil formas que puede criar el capitalismo en una situación así. Ahí nos acordaremos de cómo perdimos todo cuando podíamos ganarlo todo.

También pienso en esos otros, que desde el principio no quisieron saber nada de esto, de quienes dijeron que no merecía la pena construir nada, argumentaron que si orgullo, que si nos bastamos solos, que si con esos no quiero nada, que si no sería posible hacer nada con el resto… a esos ahora los veo diciendo: ¿veis como teníamos razón?

Os diré que sí, que la razón para vosotros y la miseria para todos.

Se acabó mi paciencia. Si tal como parece el proceso de convergencia ciudadana, política y social que se nutría de la práctica unanimidad de los actores y vectores de la transformación social en el municipio de Murcia da a su fin, se divide o se frustra tal y como era contemplado en sus orígenes, servidor, que desde la distancia obligada al estar empadronado en otro municipio de la región, ha observado con enorme expectación el mismo, por todo lo que implicaba; la posibilidad de sentar las bases para la construcción de una fuerza mayoritaria para la transformación de Murcia y por ser éste el único que se estaba dando en nuestra Región sobre bases materiales serias, se sentirá esta vez con una enorme decepción y desesperación difícil de digerir.

Os culparé a todos, nos culparé a todos, porque es un fracaso de todos. Es un fracaso de quienes pensaron que con ellos comenzaba la historia política de este país, de quienes creyeron que con ellos terminaba, de quienes se pensaron imprescindibles, de quienes antepusieron intereses personales, y por supuesto de los que intentaron que por delante en todo momento estuvieran los colectivos. De quienes trabajaron en el proyecto y de quienes se ilusionaron desde los alrededores del mismo. Pero me vais a permitir que no piense en todos esos, no, hoy voy a pensar en los míos.