La Convención Nacional del Partido Popular celebrada este fin de semana en Madrid, ha sido el escenario en el que se ha representado el drama de la división interna, que amenaza con partir en dos el hasta ahora todopoderoso acorazado que gobierna la Región de Murcia desde hace veinte años.
A pesar de los intentos de unos y otros por aparentar que aquí no pasa nada, la delegación murciana encabezada por Ramón Luis Valcárcel ha sido un hervidero de dimes y diretes, acusaciones veladas de traición, lágrimas y hasta algún regreso precipitado a la vista de lo visto y oído en la capital de España.
A la espera de saber la decisión final de Génova en cuanto a quién será el cabeza de cartel para las autonómicas, en nuestra Comunidad Autónoma se mantienen las luchas intestinas entre el actual Presidente del Gobierno Regional, Alberto Garre, que no quiere imputados en las listas aunque los tiene en su gobierno, y su predecesor, el presidente del partido y ahora presidente del Parlamento Europeo, Ramón Luis Valcárcel, que no ve más solución que el nombramiento de Pedro Antonio Sánchez como continuador de su obra.
“La política es sacrificio”. La frase pronunciada por Valcárcel en la cena del viernes por la noche, que tuvo lugar en el restaurante La Ancha de la madrileña calle Zorrilla, y a la que asistió la práctica totalidad de los delegados y delegadas murcianos, casi un centenar, es todo un presagio de lo que Valcárcel espera que haga el presidente Garre para alcanzar su objetivo prioritario: que el exalcalde de Puerto Lumbreras ocupe su trono, que se sacrifique, que se inmole para mayor gloria de sus deseos.
Nadie contaba con Garre. Llegó a la presidencia por la marcha de Ramón Luis a Bruselas, y sobre todo por el debate sin solución que tuvo lugar entre Juan Carlos Ruiz, actual Consejero de Turismo, y Pedro Antonio Sánchez, que ocupa la cartera de Educación y Cultura, por alcanzar el cargo de presidente. Y ahora no parece que Garre esté por la labor de quemarse a lo bonzo. Le ha cogido el gusto al sillón, al extremo de haber manifestado públicamente estar dispuesto a ser el candidato para las próximas elecciones autonómicas.
Lo que aparentemente parece natural, que siga el que está, ha desatado una auténtica batalla campal en el núcleo de poder de los populares murcianos, hasta ahora imposible de romper .
En la cena de la otra noche, que para alguno puede ser la última a la vista de cómo está el asunto, se pudo comprobar que no hay tregua ni paz para los sublevados. Y sobre los que además sobrevuela la figura del denostado Juan Ramón Calero dispuesto a ayudar y de paso cobrarse su venganza.
Para comprobar el cisma, no había más que ver la mesa presidencial, de la que los camareros estuvieron a punto de retirar los cuchillos, con Antonio Sánchez Carrillo, a la sazón presidente del comité electoral, sentado entre los ilustres imputados, Miguel Ángel Cámara y Joaquín Bascuñana, Valcárcel y señora, y Alberto Garre con cara de circunspecto y sin decir ni media. Junto a ellos el ínclito Vicente Martínez Pujalte, que abrió el turno de discursos con esta increíble apreciación.
“El Partido Popular de la Región de Murcia está más unido que nunca”Después de escucharle, a más de uno se le atragantó el menú compuesto de consomé, boquerón adobado, tortilla de patatas, merluza, carrillera, y de postre yogurt, todo ello por el módico precio de treinta y cinco euros.
Tras Pujalte, en su turno de palabra Ramón Luis Valcárcel se dedicó básicamente a felicitar por su cumpleaños a Joaquín Moya Angeler, que de todos es sabido opositaría al sillón de la Glorieta, si es que éste quedara libre, cosa que no parece probable solo si se diera el caso de que su actual ocupante finalmente no pudiera presentarse a los comicios municipales de mayo a consecuencia de la Operación Umbra.
Al enemigo ni agua, debió pensar el mantenedor del acto, porque al actual presidente regional no se le dio la palabra, ni tampoco al secretario del partido y alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, que sin duda lo pasó mejor en su cena homenaje del jueves por la noche, en la que fue el anfitrión y el homenajeado.
En cuanto a este último, dicen los asistentes que estaba más solo que la una, y que hay quien está empezando a creer que el repentino amor que le profesa Valcárcel, forma parte de una estrategia que iría encaminada a afianzar a su delfín Sánchez con los gerifaltes de Madrid, ante los que se presentaría con los dos imputados en su propuesta de candidatura con la disposición de por salvar a uno dejar al otro en tierra.
Así las cosas, habrá que seguir esperando a ver qué pasa, por lo menos hasta el viernes próximo, que podría ser el momento en el que se celebre una reunión aclaratoria y definitiva con Mariano Rajoy, concertada vía Juan Carlos Vera, alto cargo orgánico del PP nacional, y en la que se darían las instrucciones a seguir con los imputados por corrupción y su inclusión o no en las listas electorales.
Todo indica que será la apertura de juicio la raya que delimite la posibilidad de formar parte de las candidaturas para aquellos imputados afectados por procesos judiciales, situación en la que están Sánchez y Cámara, lo que les permitiría seguir adelante y ser proclamados oficialmente, dejando fuera de cuadro a Alberto Garre. Y cabe recordar que, según ha manifestado varias veces, Garre considera que el estar imputado y ser sospechoso de la comisión de algún delito es razón suficiente para quedarse en casa y dejar paso a otros. Por ejemplo, él mismo.
Y a todo esto dirán ustedes, ¿dónde estaba sentado el elegido y aspirante bendecido por el dedo presidencial 'valcarciano', el otrora alcalde de Puerto Lumbreras? Pues sencillamente no estaba.
En compañía de Fernando López Miras, Secretario General de Hacienda, y del alcalde de Yecla, Marcos Ortuño, Pedro Antonio Sánchez no fue a cenar a La Ancha y se quedó tan ancho. Parece ser que acudió a otro cenáculo, compartiendo mesa y mantel con otros comensales más principales, con los que intentó despejar su camino hacia San Esteban, lo que viene siendo que decidió ir a lo práctico y actuar de manera diplomática.
Cómo acabará toda esta historia, nadie lo sabe todavía, pero lo que sí está claro es que en el Partido Popular de la Región de Murcia ya nada será como antes.
Continuará…
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