Estamos viendo desde que comenzó el conflicto socioambiental en el Mar Menor, cómo los agentes que facilitan el modelo agroextractivo depredador tratan de introducir un relato en la sociedad de sostenibilidad y desarrollo dirigido a legitimar sus actividades, un relato que además es asumido, difundido y legitimado por el Gobierno regional de forma activa y, también de forma pasiva haciendo dejación de funciones de vigilancia y control sobre estas actividades agroindustriales que han ocasionado el actual estado de colapso de la laguna.
Estos hechos, en sus dimensiones sociales ha facilitado un conflicto polarizado en defensa del Mar Menor y su cuenca que está colapsando como ecosistema, cosa que, además, está ocasionando la pérdida patrimonial de las gentes que tienen propiedades en su ribera, así como grandes pérdidas en el sector hostelero y turístico, debilitando gravemente el tejido empresarial dependiente en gran medida del estado del Mar Menor que se ha tornado catastrófico y que según gran parte de la comunidad científica está ocasionado por esta forma de producción de vegetales y por la proliferación desmesurada de macrogranjas de “producción de proteína animal”, así llaman estas empresas a su actividad ¡qué desfachatez!, que se insertan dentro del mismo modelo de producción depredador, pues cumplen con los atributos de producir de manera altamente tecnificada y de manera intensiva “proteína animal” con gran parte de la producción dirigida a la exportación, es decir, desde un pequeño territorio, se producen “materias primas” para un territorio inmenso, cuando sabemos que: a mayor producción, mayor es la generación de residuos, esto es una especie de “entropía blanda” postulada por la ciencia económica, residuos que se quedan en casa en forma de diferentes sustancias tóxicas, pero sobre todo de nitratos que van a parar a los acuíferos subterráneos y al Mar Menor.
A este modelo extractivo no lo llamaré agricultur pues como, expuse en el artículo publicado en este mismo diario: el agroextractivismo no es agricultura. Les remito a la lectura de los argumentos que ahí se exponen para apoyar esta afirmación y tampoco llamaré ganadería a, como ellos mismos llaman a su actividad: “producción de proteína animal”; pues no es lo mismo criar animales de graja que mediante un ejercicio de reducción malvado, producir proteína, desnaturalizando a todo un ser vivo a pura materia con valor de mercado.
En estos últimos días estamos viendo en diarios, televisiones locales, nacionales y extranjeras, en vallas publicitarias, carteles, etc. diseminados por todo el territorio nacional insertas dentro de una campaña publicitaria de blanque que hace ver que en la Región en general y en el Mar Menor en particular estamos ante un paraíso, un lugar al que hay que venir, salpicado de representaciones que en un pasado fueron verdaderas imágenes de lo que representaba nuestra Región, nuestra playas y nuestro campo de Cartagena, pero que hoy en día no representan, ni mucho menos la realidad de lo que está pasando en el Mar Menor y de su estado de su ribera y de sus playas. Mas bien, lo contrario.
El Gobierno regional con el fin de atraer al turismo y fomentar la visita a nuestra comunidad está desarrollando una estrategia que niega los hechos, camufla, transforma la realidad y el actual estado de nuestro Mar Menor, oculta y engaña sobre la verdadera la situación, está bien atraer al turismo, pero no todo vale. ¿Qué ocurrirá cuando un observador lejano de esta campaña de publicidad institucional se sienta atraído por la imagen idílica que presenta esta campaña de propaganda, venga al Mar Menor y contemple la realidad de colapso ecológico?
Por otro lado, ha surgido en la región un fenómeno excepcional que pocas veces se da y menos en nuestra Región, alguien que está adquiriendo gran proyección internacional, un ejemplo a seguir, pues con su esfuerzo y su destreza está consiguiendo logros en el deporte alcanzables para muy pocas personas y además con su excepcional forma de jugar al tenis, su joven coherencia, lucidez, espontaneidad y simpatía, nos tiene conquistados, no solo a las gentes de la región, sino a toda España y a medio mundo, Carlos Alcaraz es nuestra nueva esperanza en los circuitos internacionales del tenis, seguro que será un ejemplo a seguir, el próximo ejemplo, cuando Nadal decida retirarse a otras cosas, y es murciano, es uno de los nuestros, de todos.
Pues bien, el Gobierno regional ha tardado un suspiro en hacer de Carlos Alcaraz; nuestra ya más que gran promesa muy querido por todos; patrimonio exclusivo e incluirlo como la imagen principal en la campaña inundada de imágenes de nuestro entorno en una campaña de publicidad engañosa que refleja realidades falseadas del entorno natural y turístico de sol y playa y una de las más potentes empresas de “producción de proteína animal” que existen en la Región y en el territorio nacional ha tardado otro suspiro en incluirlo como imagen corporativa y, en un ejercicio de oportunismo, blanqueo y legitimación de unas actividades depredadoras están patrimonializando a un joven, eso si a un joven murciano muy especial.
Carlos, sé reflexivo, no te dejes hacer eso.
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