Conviene recordar que la Dirección General de Medio Ambiente tiene las competencias en evaluación ambiental de planes, programas y proyectos, planificación en materia de calidad ambiental, prevención y gestión en materia de residuos, suelos contaminados y calidad del aire; autorizaciones sectoriales en materia de residuos, suelos contaminados, actividades contaminadoras de la atmósfera, vertidos de tierra al mar; así como vigilancia, inspección y acceso a la información medioambiental. Como se ve, un amplio abanico de temas que necesitan bastantes recursos humanos y materiales para llevarlos a cabo de una manera efectiva.
Sin embargo, la Dirección General de Medio Ambiente lleva desde hace mucho tiempo un camino errático, incoherente, rutinario y confuso, con problemas y conflictos internos serios, sin dar respuestas a las quejas y demandas ciudadanas y ecologistas. Para el Gobierno regional, donde alguno de sus integrantes es negacionista del cambio climático, siempre fue una china en el zapato para un modelo de desarrollo sin límites.
Un intento anterior por parte del gobierno regional de acabar con la Dirección General de Medio Ambiente, en 2017, fue la propuesta de transformarla en la Agencia Regional del Clima y Medio Ambiente (ARCA) como un ente externo a la administración En febrero de 2022, Ecologistas en Acción denunciaba el colapso de la Dirección General por la acumulación de expedientes que se habían incrementado de manera significativa y, por lo tanto, su retraso y atasco en su resolución. Consideraban inadmisible que existieran unos dos mil expedientes de autorizaciones ambientales sin resolver. El camino que lleva esta Dirección es hacia la insignificancia y el mero trámite de un aspecto tan esencial como es el control del medio ambiente en la Región.
Hace un mes, los sindicatos Comisiones Obreras, CSIF, Intersindical y UGT, denunciaron en un escrito el clima insostenible que se vive en la Dirección General de Medio Ambiente. Concretan las denuncias en la falta de medios, de dirección y de planificación que dan lugar a una situación próxima al colapso. Critican una estructura orgánica caótica y confusa. Un ejemplo de ello es la reorganización de la dirección general en dos nuevas subdirecciones generales que todavía no se han puesto en funcionamiento.
Señalan también la falta de confianza en las subdirecciones generales y la escasez de jefaturas de servicios que causan problemas, inseguridades y estrés laboral y el abuso de la contratación temporal, lo que implica ceses periódicos y paradas en los ritmos de trabajo. Denuncian la escasez de personal y de escalas intermedias como jefaturas de servicios y la gran rotación de personal interino que provocan situaciones de estrés laboral. Los funcionarios/as están al límite y la situación ha ido a peor con un ambiente de trabajo viciado. Hace poco se producía la renuncia del subdirector de Patrimonio Natural y algunos trabajadores que tienen oportunidad se trasladan a otras Consejerías. La falta de dotación y consolidación de equipos jurídicos lo que provocan que estén formados con personal con bajo nivel funcionarial y renovados continuamente.
Las consecuencias de esta situación son significativas en los trabajadores. Han supuesto, como describen las organizaciones sindicales, una presión excesiva en el personal con situaciones de riesgo psicosocial y el aumento del número de bajas laborales por burn out (síndrome del trabajador quemado). En otro contexto, esta situación hubiera llevado a la dimisión de los responsables de esta situación. Sin embargo, aquí no dimite nadie, se actúa como si no hubiera pasado nada y se pasa página. Tienen que asumirse responsabilidades derivadas de esta situación insostenible.
Falta una reestructuración a fondo de la Dirección, más personal fijo que lleve los temas durante todo el proceso y una mayor transparencia interna y externa. Se requiere también una reforma en profundidad del organigrama de la Dirección para hacerla más ágil y que desarrolle un mejor control del medio ambiente, un cambio hacia una mejora significativa de las condiciones de trabajo del funcionariado, así como eliminar las situaciones de interinidad y de trabajo precario.
Se necesita una mayor transparencia en el acceso a la información ambiental y mecanismos de respuesta diligente y concreta a consultas, quejas, alegaciones y denuncias de la sociedad civil especialmente de las organizaciones ecologistas. De la Dirección General de Medio Ambiente se puede decir, como se decía en el Mio Cid: Dios, que buen vasallo si oviesse buen señor.
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