Durante la Semana de Pasión algunas organizaciones han celebrado con actos y homenajes el 91 aniversario de la II República. No voy a hablar de los valores republicanos y de si alguna vez los españoles podrán votar si prefieren una Monarquía o una República, porque ya saben, cuando se suscita esa posibilidad, siempre se dice que en ese momento no es momento.
Les voy a hablar de una serie televisiva que estoy viendo en estos momentos: 'Merlí', en catalán, con subtítulos en castellano. Aunque parece que va dirigida a un público adolescente desde sus primeros momentos interpela a los adultos. Ahí está su personaje central Merlí Bergeron, un profesor de Filosofía, “un hombre de moral muy particular, mordaz, seductor, original, irónico y divertido con un afilado humor negro. Un personaje cínico que irrita, pero también apasiona. Es, en definitiva, una figura impactante, incapaz de dejar indiferente”, como dice la sinopsis, que, en esta ocasión, acierta con ese resumen de ese personaje. Ciertamente esta serie tiene todos los elementos de las series y desde los primeros momentos te engancha, te divierte y te hace reflexionar sobre las peripecias de la vida, el Sistema y el sistema de enseñanza, el sexo, y otros menesteres y te zumba con esa música, entre capítulo y capítulo, que no es otra que 'El vuelo del moscardón', ese divertido interludio orquestal compuesto por Nikolái Rimski-Kórsakov.
En esa serie suele haber sexo entre profesores, entre alumnas, y se habla bastante de sexo. Y ya saben hablar de sexo para muchos sigue siendo un tabú.
De refilón les voy a hablar de la primera novela que publiqué, que valga la redundancia se titula: 'Una Novela sin nombre', allá por el año 2000. Precisamente el personaje central de esta novela era un profesor de Filosofía que contaba sus peripecias. Ahí también había sexo. Curiosamente un triste crítico literario de entonces con una descafeinada ironía escribía que lo que le ocurría a mi personaje en asuntos de sexo no ocurría en los institutos de entonces. Ahora, me sigue alegrando, que algunas de aquellas situaciones que le pasaban al personaje de mi novela, también le ocurran al Merlí Bergeron.
Hace unos días a una profesora de Dibujo, que ya ha visto varias veces la serie, le dije que tal vez había demasiado sexo en esa serie. Y me respondió: “Bueno, que eso dependía, que en el último instituto que había estado había mucho lío y que en el que estaba ahora eran muy muermos, que les solía poner fragmentos de la serie en clase y que un padre le había llegado con la queja de que eso no se podía poner en clase”. Supongo que para ese padre el sexo seguirá siendo un tabú y que será de ésos que también opinan que nunca es el momento de hablar de esos momentos.
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