“En Transilvania y en los puertos del mar Negro, Varna y Galati, se ha declarado una epidemia de peste que afecta sobre todo a la gente joven, que muere en masa. Todas las víctimas muestran en el cuello unas extrañas marcas, cuyo origen es todavía un enigma para los médicos. Los Dardanelos se han cerrado a todos los barcos sospechosos de haber sido atacados por la peste…”
Nosferatu, eine Symphonie des Grauens
Estrenada en 1922, después prohibida y destruida, la obra más conocida de F. G. Murnau, considerada un filme de culto y maldito, renació en 1977 a partir de copias privadas. Una denuncia de plagio por parte de la viuda y herederos de Bram Stoker, no conformes con la mención explícita de “libre adaptación” de Drácula, llevó a la quiebra al estudio Prana. Y no hubo más películas que ésta, Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, la primera adaptación de esta novela clásica, que por cierto, y ya puestas, diremos que también es plagio de otra obra, concretamente de la novela de vampiras lésbicas Carmilla, de Sheridan Le Fanu.
Nada se crea o se destruye, todo se transforma, ¿no? Es una ley también aplicable al mundo arte. Lástima por las películas que nos hemos perdido.
Para celebrar el centenario de este prodigio cinematográfico, la Filmoteca de Murcia programó el pasado viernes 9 y sábado 10 de diciembre dos proyecciones de Nosferatu: a 2022 Symphonie, de Los Amigos de los Animales. Para la ocasión nueve músicos (Carlota Ruiz y Pepe Jara se unieron a los habituales) acompañaban con 23 instrumentos las imágenes del filme de Murnau con una ambientación sonora envolvente, cuadrafónica, poderosa y versátil, influida por Pink Floyd, el krautrock y la música industrial.
Con su historia de amor doble (la relación en B del vampiro con Ellen es de las más románticas -en su sentido original- del cine), lo que atrae poderosamente de este Nosferatu de Murnau y Ladla, es, por un lado, lo contemporáneo que resulta su relato y la forma de plasmarlo y, por otro, las emociones que transmite la música. Cada composición, el más mínimo detalle, con su tratamiento, resultan fascinantes.
Además, resulta inevitable asociar las imágenes de la peste que asola la ciudad de Wisborg en 1838 con la pandemia que vivimos en 2020. Un año atrás, las medidas draconianas impuestas desde el gobierno para frenar el avance del coronavirus durante las fiestas navideñas, dejaron solas y aisladas a muchas personas. En el otoño de 2020 tuvimos cierres perimetrales y restricciones en las reuniones familiares, y meses antes estuvimos enclaustrados durante meses, a la espera de una vacuna, como los habitantes de Wisborg. Mucha gente perdió la vida, otra ha quedado tocada, ha perdido familiares, experiencias vitales o simplemente vive aún aterrorizada.
“La Historia es una ficción controlada” dice la escritora portuguesa Agustina Bessa Luís: en este tiempo de alumbrados previo al solsticio de invierno, aparte de las revueltas y desórdenes de China, el país donde se originó la peste, la actualidad informativa pone el foco en otros lugares. Apenas se habla de ese terrible continente llamado Coronavirus ni del más temible aún, Capitalismo-del-Desastre. La inmunidad de rebaño, junto con nuestra propia naturaleza gregaria, fomentada y auspiciada por los Príncipes de las Tinieblas, nos quieren llevar de vuelta a la vida de antes. El opio del pueblo se consume en las plataformas digitales y templos comerciales.
Por la noche, Nosferatu hiere con sus garras a su víctima y le succiona la sangre, el brebaje más preciado. Procurad que su sombra no os importune como una pesadilla de sueños espantosos.
Me he pasado dos noches entrando y saliendo del cine entusiasmada, en modo praná, que en sánscrito significa “aliento” o “fuerza vital”, porque este espectáculo es una experiencia intensa e inolvidable. Los Amigos de los Animales (Ladla) bien que lo saben, con todo el trabajo previo y simultáneo a la puesta en escena, por eso espero y deseo para su proyecto una larga vida de giras por todos los puertos.
Otro cine y un ocio sano para la juventud son necesarios. Que salga de gira Nosferatu en la interpretación de Ladla y que se acerque a todos los teatros y a los auditorios de los institutos y de los ayuntamientos de la Región.
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