El partido VOX apuesta por rebajar los impuestos a los más ricos, por privatizar el sistema público de pensiones, porque la educación privada religiosa sea su referencia, y la sanidad pública comience a seleccionar a sus usuarios mientras los seguros privados vayan ganando terreno.
La caza , los toros y las procesiones, imagino que con la Legión escoltando pasos e imágenes, es su apuesta por la cultura y las tradiciones , y ahora hemos conocido cual esa su apuesta para luchar cuando unas personas tiene la desgracia de que le ocupen su vivienda.
Nadie en su sano juicio puede defender que una persona pueda tardar meses y a veces años en ‘echar’ de su propia casa a gente que ha ocupado de manera ilegítima una vivienda, pero de ahí a proponer que actuemos como si esto fuera el salvaje oeste, hay un trecho. De hecho, la ley actual es bastante clara cuando alguien accede de manera ilegal a una vivienda. El allanamiento de morada es castigado hasta con 4 años de cárcel, como bien dice Elena Herrera en un artículo muy esclarecedor sobre este tema. Más aún, el famoso bulo de las 48 horas, propuesta que ahora se ha sumado el propio Pablo Casado, otra vez a remolque de VOX, para denunciar un caso de allanamiento, queda demostrado que es mentira.
El problema no es que VOX proponga entrar dando patadas en el culo, sino que hay gente que ante una situación extrema cree que la mejor manera de solucionar un problema que afecta a menos del 0,0001% de la sociedad (289 sentencias en 2018), sea entrar como elefante en cacharrería.
“Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tienen la obligación de desalojar y detener de manera inmediata a los ocupantes sin necesidad de acudir a la autoridad judicial e independiente del proceso judicial que se abra para castigarlos. Y debe ocurrir así hayan pasado tres horas, tres días o un mes” – Norberto Javier de la Mata, catedrático de Derecho Penal.
“Si te tocara a ti, hablarías de otra forma”. Esta es la respuesta de libro que se tiene cuando alguien argumenta que matar moscas a cañonazos no soluciona nada, pero nos equivocaríamos si la gente piensa que este populismo tan simple como efectivo, no se esparce como una gota de aceite en la conciencia colectiva de la sociedad.
Cada día que pasa está más cerca volver a ver como las fuerzas conservadoras de la Región vuelven a reinar en un territorio que sigue dando encuesta tras encuesta inequívocas muestras de preferir seguir siendo una especie de reserva espiritual de la España profunda.
Mientras todo esto ocurre, la Región de Murcia, tras los últimos Decretos Leyes ratificados por la Asamblea Regional, es menos solidaria, más dependiente de grupos de presión, donde importa más las Casas de Juego que la educación, donde en vez de respirar más y mejor apostamos por contaminar aún más, y volvemos por enésima vez a demostrar que no nos importa que nuestros líderes sean fuertes con los débiles y que les tiemble la voz y las piernas con los fuertes.
Pero también nos equivocamos si echamos la culpa de nuestro nuevo viraje a la derecha a una sociedad simplista y nada comprometida ni con el medio ambiente ni con la sociedad. Sólo poniendo sobre la mesa alternativas, datos y soluciones podrá la Región de Murcia dar un giro a su destino, un destino que ahora mismo nos sigue alejando del progreso y sobre todo de la igualdad.
Si no hay reacción urgente, si no hay un giro de 180 grados, si no vuelve la esperanza, si no son capaces de poner luz donde ahora reina la opacidad y los intereses partidistas frente al general, es posible que la sociedad envié a más de uno de una patada en el culo.
Si se deja que el debate pivote en mentiras y medias verdades (la inmigración trae violencia, inseguridad, nos quita el trabajo, copan las ayudas sociales y ahora nos traen la COVID-19 ), y que el miedo tome el timón de mando de nuestras frustraciones y fracasos, veremos como las encuestas en vez de equilibrarse, la brecha se amplía de uno en uno, y de dos en dos.les
Sólo un dato: La inmensa mayoría de personas inmigrantes que llegan a España, en torno al 96%, entran vía aeropuertos y por carretera, en cambio solo hablamos de cayucos, cuando incluso más del 80% de los que llegan a nuestras costas, como dice el portavoz de SUP, tienen como destino final Francia, Bélgica o Luxemburgo, puesto que el idioma no les supone un hándicap en su nueva vida, y allí residen familia o amigos