Este domingo 28 de junio por razones sanitarias de prevención y de respeto a todas las víctimas de la COVID-19 las organizaciones que conformamos la FELGTB hemos decidido no utilizar las calles para nuestras reivindicaciones en la conmemoración del Día del Orgullo.
Como asociaciones federadas la temática anual viene organizada de manera consensuada a nivel nacional, y este año tocaba dedicarlo a las mujeres de nuestros colectivos: las mujeres lesbianas, bisexuales y trans con el lema 'Feminismo y Sororidad', con el deseo de profundizar e interiorizar, aún más si cabe, la necesidad de hacer del feminismo la herramienta fundamental en la consecución de la igualdad real, invitando a toda la ciudadanía a seguir construyendo una sociedad más libre y justa.
Esto, que decidimos a finales de 2019, recibió un jarro de agua fría ya antes de que el año temático comenzase su andadura cuando un sector del feminismo lanzó gravísimos comentarios que solo podemos calificar de tránsfobos, al no reconocer la identidad de las mujeres trans y tratarlas de manera absolutamente despectiva con un discurso cercano a la extrema derecha y alejado de lo que viene defendiendo el feminismo actual: transversalidad e inclusividad. Esta confrontación ha ido en aumento desde la organización del 8M hasta estas últimas semanas, en las que la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, emitió un argumentario por la Igualdad que ahonda claramente en la desigualdad.
Esto, que es un golpe más a la lucha del movimiento LGTBI por sus derechos y libertades, no puede distraernos en el camino que iniciamos hace 51 años en Stonewall, precisamente por el amor propio y la rebeldía de las mujeres trans. Hoy, más que nunca, reivindicamos el derecho a la identidad como un Derecho Humano y apelamos a la sensatez de quienes desprecian con argumentos ya superados a muchas de las personas que forman parte de nuestros colectivos y asociaciones.
Se suma este desencuentro a la ya precaria situación del colectivo LGTBI en nuestra Región de Murcia, donde padecemos 25 años de sucesivos gobiernos conservadores que no han tomado ni una sola iniciativa para deconstruir los prejuicios que nos condenan. Después de 15 años de la aprobación del matrimonio igualitario a pesar de la resistencia de este PP anclado en la más rancia tradición, después de haber casi normalizado la existencia de las familias homoparentales en toda España, y con ello el inicio de un camino que paso a paso nos llevaba a la igualdad, nos encontramos con el fortalecimiento en nuestra Región de una fuerza política surgida de la extrema derecha y alimentada por más de dos décadas de liderazgo ultraconservador.
En estos días, el Grupo Parlamentario de Podemos presentó una moción en la Asamblea Regional con la intención de que ésta, la casa de todos, hiciera una declaración institucional de apoyo al Día del Orgullo LGTBI, encontrándose con el absurdo desprecio de Vox, que alegaba que “la bandera del arcoiris es excluyente para las personas heterosexuales”. Del mismo modo se expresaba recientemente un concejal de San Javier. Esto, tan rematadamente loco y lgtbifóbico, es lo que tenemos en nuestras instituciones, marcando nuestras políticas de desarrollo social en derechos y libertades. La bandera del arcoíris hace grande lo que un día dijo Pedro Zerolo: “En mi modelo de sociedad cabe usted, en el suyo yo no quepo”. Pero ya sabemos lo atrevida que es la ignorancia.
Son los mismos que a principios del curso escolar 2019/2020 impusieron el mal llamado “pin parental”, convirtiéndonos en la única comunidad autónoma en toda España que lleva la censura educativa a las aulas en nombre de la moral (católica, no cristiana evidentemente), con el fin de impedir que la educación en diversidad, es decir, la imprescindible transmisión de valores de igualdad, sea frenada para seguir imponiendo como única expresión válida la norma heteronormativa y continuar profundizando así en la estigmatización de la diversidad, obviando toda la ética que impregna nuestra legislación vigente y los Derechos Humanos.
Todo ello, todo este atraso social y educativo que venimos arrastrando en esta comunidad, está siendo permitido y perpetuado por el actual gobierno de coalición de PP y Ciudadanos, sin pudor alguno. La nueva consejera de Mujer, LGTBI, Familias y Política Social, Dña. Isabel Franco, ha limitado su desarrollo de la Ley de Igualdad al adorno de la fachada de su Consejería y su silencio frente al acoso de la extrema derecha contra nuestras leyes y nuestros colectivos es muy significativo. No hay nada que agradecer al hecho de adornar las promesas igual que se adorna una fachada, lo significativo sería hacer política comprometida con la Igualdad.
Este Orgullo 2020, marcado por una profunda crisis sanitaria que ha dejado nuestros ánimos muy tocados, va a ser un Orgullo más silencioso, pero no menos reivindicativo: la 'moral', señores del Gobierno de coalición murciano, empieza por la lealtad a nuestras leyes y principios constitucionales. En nombre de la moral, nos están engañando. Mientras que en gran parte del resto del territorio español la tolerancia, el respeto, el conocimiento de la realidad LGTBI, los derechos y libertades despegan, aquí nos estamos enfangando, como el Mar Menor. Empieza a ser vergonzoso salir y contar que vivimos en la Región de Murcia. Se hace difícil evitar miradas compasivas. Espabilen, por el bien de todos.
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