La contaminación atmosférica en Murcia no es solamente un problema ambiental sino también un problema de salud pública. Uno de los instrumentos de control y lucha por la mejora de la calidad del aire es el protocolo anticontaminación. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Murcia ha aprobado un nuevo protocolo anticontaminación que se configura como un instrumento escasamente útil para luchar contra la el deterioro de la calidad del aire en el municipio.
El nuevo Protocolo Anticontaminación se ha elaborado de espalda a la ciudadanía, sin información ni consulta pública. Lo ha redactado el consistorio sin contar con las asociaciones de vecinos, grupos ecologistas, ni plataformas en defensa del transporte público, entre otras. No ha existido ningún un dialogo con la ciudadanía y la sociedad civil organizada, solo un monologo del Ayuntamiento en cuestiones de calidad del aire.
Este nuevo protocolo es poco ambicioso, de trámite, y parece más bien fruto de la improvisación ante la necesidad de intentar adaptarse a las nuevas normativas de la Unión Europea y de apariencia de interés sobre el tema de la contaminación atmosférica en la ciudad
Entre otras carencias, los valores límite planteados en el protocolo para su activación, son muy altos, basados en la antigua normativa obsoleta y no aseguran una adecuada protección de la salud humana ante los episodios de contaminación atmosférica.
Para activar el protocolo de partículas finas PM 2,5, en su mayor parte procedentes del tráfico, se propone un valor diario de 25 microgramos por metro cúbico, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un valor limite diario de 15 microgramos por metro cúbico.
Para la activación del protocolo respecto al Ozono troposférico (O3), se establece el valor de la vieja normativa de 120 microgramos por metro cúbico, cuando la OMS estableció, desde 2005, un valor límite de 100 microgramos por metro cúbico.
Sorprendentemente, no contempla la activación del protocolo cuando se superen los limites diarios de dióxido de nitrógeno (NO2), solo se refiere al valor máximo horario. Este es un contaminante íntimamente ligado al tráfico urbano, cuyo valor limite diario la OMS lo establece en 25 microgramos por metro cúbico.
Por otra parte, las limitaciones al tráfico, previstas para paliar los episodios más graves de contaminación atmosférica, quedan en manos de Policía Local y el Ayuntamiento puede suspenderlas.
Este nuevo protocolo es más bien un documento para salir del paso que una verdadera herramienta anticontaminación actualizada. Necesitamos un protocolo serio, que no se base solo en un acuerdo politico de la Junta de Gobierno, sino que, sobre todo, se base en el peso de la evidencia científica, tal y como plantean las Directrices sobre Calidad del Aire de la OMS.
Necesitamos una reforma de este instrumento, para que su activación se produzca cuando se superen los valores limite diarios de los contaminantes establecidos por la OMS. Hay que sumar la adopción de medidas preventivas y precautorias, como el establecimiento de las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), que llevan más de un año y medio de retraso en su obligación legal de implantación. La declaración del consistorio de establecer las ZBE sin restricción de acceso de los vehículos privados es la cuadratura del círculo de una irresponsabilidad supina.
Las principales vías para luchar contra la contaminación y mejorar la calidad del aire pasan por: la reducción del tráfico motorizado, disminuyendo la necesidad de movilidad con un urbanismo de proximidad, aumentando la peatonalización, mejorando el transporte público (en especial el eléctrico), los medios no motorizados como la bicicleta o el tránsito peatonal, la disuasión del uso del vehiculó privado y la implantación de las ZBE.
En la práctica, este protocolo anticontaminación se convierte en papel mojado con escasas medidas prácticas de lucha por una mejora de la calidad del aire. En el mejor de los casos, servirá para informarnos cuando se produce una intrusión de polvo sahariano. Es un intento de greenwashing (lavado verde) y no un verdadero instrumento preventivo para luchar contra la contaminación atmosférica en la ciudad de Murcia.
Se necesita una reconversión ambiental de la ciudad, que disminuya el uso del vehículo privado, ponga el transporte público en el centro, Zonas de Bajas Emisiones reales y un protocolo anticontaminación que verdaderamente sirva para prevenir el deterioro de la calidad del aire.
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