Región de Murcia Opinión y blogs

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La región que nos merecemos, ahora podemos construirla

Moisés Postigo Albertos

Murcia —

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La Región de Murcia es sin duda una tierra afortunada. 8.000 kilómetros cuadrados de tierra fértil, travesada por las escuálidas pero frondosas cuencas del río Segura y sus afluentes que dejan en sus riberas las más hermosas y productivas huertas de Europa.

Bendecida con 300 días y 4.000 horas de sol al año, que bañan sus más de 200 kilómetros de costa mediterránea, sus sierras escarpadas, sus tierras de frutales y viñedos y un conjunto de municipios históricos cuyas piedras y callejuelas han vivido más de 2.000 años de historia. De la bella historia de las civilizaciones mediterráneas.

Y sin embargo hoy día, y hace ya décadas, quizás siglos, Murcia es tierra de miseria y desigualdad, tierra de sufrimiento para las clases trabajadoras y tierra que exilia a muchos hijos de nuestras sacrificadas familias. Desgraciadamente, nos encontramos a la cabeza de Europa en desempleo y precariedad laboral, en pobreza infantil y desigualdad social, en destrucción de los servicios sociales y desatención de los derechos constitucionales básicos como educación, sanidad o vivienda.

Los motivos no son casuales ni ininteligibles, sino que son responsabilidad de todos los murcianos por omisión, pero sobre todo de sus élites extractivas, caciquiles, cortoplacistas y antidemocráticas que en pos del enriquecimiento rápido no dudan en sacrificar la belleza de nuestro patrimonio histórico, la imperturbabilidad de nuestro paisajes naturales y sobre todo el derecho a una vida digna de una gran parte de nuestros conciudadanos, siempre con la entusiasta complicidad de una clase política deleznable.

La destrucción del patrimonio histórico que empezó con el ‘boom’ urbanístico del franquismo no ha cesado nunca en los 40 años de democracia. El desmán urbanizador de nuestros espacios naturales que hinchó la burbuja inmobiliaria ha dejado la región sembrada de urbanizaciones fantasmas y seca de innovación empresarial, diversidad productiva y expectativas de futuro, además de traer la ruina a nuestras históricas cajas de ahorros sin que los culpables del desmadre hayan sido aún condenados y encarcelados, a pesar del rosario del procesos judiciales por corrupción que colapsan los juzgados y salpican a la mayoría de los ayuntamientos y muchas consejerías de nuestra Comunidad Autónoma.

Esta no es la región que soñamos los murcianos de a pie, ni tampoco la que nos merecemos. Los murcianos queremos una región que apueste por la innovación tecnológica, en todos los campos de la ciencia, pero sobre todo en las energías renovables y la movilidad sostenible para hacer posible una región sin picos de contaminación que acorten nuestras vidas y que todos los años le cuesten la vida a un buen número de nuestros conciudadanos.

Los murcianos queremos investigación médica y biológica que ponga nuestros hospitales públicos en el lugar que se merecen. También queremos revertir los daños ocasionados a nuestro medio ambiente con una política de gestión de residuos y de ‘desimpacto ambiental’ verdaderamente ambicios,a y un plan de repoblación forestal y de recuperación de los bosques de ribera que nos proteja del cambio climático y devuelva a nuestros ríos el esplendor de sus paseos ribereños.

Los murcianos queremos una política cultural que no sea la del derroche pedante de señoritos con ínfulas, sino que preserve todo nuestro rico acervo cultural y apueste por dar oportunidades a los magníficos artistas y creadores en todas las ramas del arte y la cultura que viven entre nosotros.

Pero por encima de todo, lo que queremos los murcianos es trabajo, democracia, transparencia y honestidad, las cuatro grandes carencias de nuestros dirigentes durante el siglo XX y lo que va de éste. Queremos saber en qué se gasta el dinero de nuestros impuestos y queremos decidirlo nosotros mismos. Queremos expulsar a los enchufados y corruptos que florecen a la sombra de los presupuestos secretos y las adjudicaciones públicas opacas.

Queremos que nuestras necesidades básicas y nuestros derechos fundamentales sean atendidos, sin que se nos mienta diciendo que no hay dinero para educación, sanidad, servicios sociales o transporte público mientras vemos cómo los arrimados al poder viven vidas suntuosas, alejados de la realidad de sus conciudadanos, a costa de esquilmar al ciudadano medio y al emprendedor de su mínimo atisbo de seguridad.

Por eso, este año los murcianos vamos a cambiar. Porque éste es el año de la ilusión, el año de la verdadera regeneración democrática. Este año empezamos a construir entre todos, desde abajo, jóvenes y mayores, eruditos y profanos, contando con décadas de experiencia de muchos en la defensa de los bienes y derechos comunes o con la radiante energía de los recién sumados a lucha y con la ilusión y la confianza que aprendimos del 15M, un movimiento que barrerá a los sinvergüenzas y los corruptos de nuestras instituciones.

Este año nos vamos a organizar en un gran movimiento democrático, elegido en primarias abiertas y transparentes en las que todos contemos por igual, barrio a barrio, pueblo a pueblo, con igualdad de oportunidades y democracia reales, para que todos aportemos por igual a la construcción de la región que soñamos y amamos.

A mis paisanos, que están deseando vivir en su amada tierra con dignidad y justicia.

Moisés Postigo Albertos es miembro de Podemos y de Ahora Podemos Región de Murcia

La Región de Murcia es sin duda una tierra afortunada. 8.000 kilómetros cuadrados de tierra fértil, travesada por las escuálidas pero frondosas cuencas del río Segura y sus afluentes que dejan en sus riberas las más hermosas y productivas huertas de Europa.

Bendecida con 300 días y 4.000 horas de sol al año, que bañan sus más de 200 kilómetros de costa mediterránea, sus sierras escarpadas, sus tierras de frutales y viñedos y un conjunto de municipios históricos cuyas piedras y callejuelas han vivido más de 2.000 años de historia. De la bella historia de las civilizaciones mediterráneas.