Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.
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El pasado sábado, en Pinatar Arena, el Real Murcia completó su calendario de encuentros de pretemporada. La primera pretemporada normal desde el verano de 2012, en la que el club grana ha podido confeccionar su plantilla conociendo la categoría para la que estaba destinada. La difícil situación económica de la entidad impide que el Murcia sea, como antaño, el que marque la pauta en el mercado, pero este verano ha podido, al menos, jugar la partida con todas las cartas en la mesa.
Después de presenciar este último encuentro ante el reciente verdugo Hércules, tengo que decir que mi sensación es que llegamos muy justos al inicio de la temporada. Cierto es que el año pasado por estas fechas la situación era dramática. El Real Murcia completó su convocatoria para el debut liguero con Armando, que viajó en su vehículo particular la noche antes del partido. El centrocampista murciano acabaría disputando más de setenta minutos en aquella épica victoria. Este año el equipo llega más trabajado, y con toda seguridad el once que ponga en liza José Manuel Aira será un equipo con muchísimos más kilómetros en Segunda B que el que saltó al césped de A Malata hace casi un año. Sin embargo en él no estará José Luís Acciari.
La principal conclusión que saqué del partido del sábado en Pinatar Arena fue que el hueco del argentino está aún lejos de ser ocupado. No hablo de sus regates, o sus pases. Tampoco de su visión de juego. Son el carisma y el liderazgo de José Luís Acciari los que tardarán muchos años en encontrar sucesor. El problema es que al Real Murcia le urge que alguien dé un puñetazo en la mesa y trate de asumir el rol de líder de esta plantilla. Normalmente es la propia competición -en especial los momentos de crisis- la que forja capitanes. Y no hablo de portadores de brazalete, que en el listado de los últimos años algún nombre aún me provoca dolores de estómago. Hablo de ese jugador que sabe cuándo hay que dar un grito a un compañero, o cuando este necesita una palabra de aliento. Ese futbolista que no calla nunca, pidiendo la pelota, protestando al árbitro, dialogando con el entrenador, animando a la grada… Ese es el verdadero espíritu de capitanía real de un equipo, y ahora mismo tengo la sensación de que en esto el Murcia es un equipo huérfano.
Miro la nómina de veteranos en la plantilla, y no encuentro ahí ningún candidato que dé el perfil. Hay jugadores con carisma, pero cuando los veo sobre el terreno de juego, más allá de que cumplan su función de forma correcta, no veo que establezcan esa comunicación verbal y no verbal con compañeros, rivales e incluso equipo arbitral, que caracteriza a los líderes de un equipo.
Debo admitir que con la marcha de Acciari, pensaba que Armando podría dar un paso adelante en cuanto a liderazgo, y sin embargo al único jugador al que le vi apuntar buenas maneras en ese sentido fue a su teórico sustituto: Sergi Guilló. El ilicitano, a pesar de ser un joven recién aterrizado en el club, se mostró mucho más comunicativo con sus compañeros. Sustituyó a Armando en la segunda parte, y su buena actuación repercutió directamente en mejorar la gris versión del equipo vista en el primer período. Aira confía enormemente en el potencial de Armando, pero estoy convencido de que tampoco para él pasó desapercibida la aportación de Guilló al equipo frente al Hércules.
El sábado arranca la temporada para el Real Murcia frente al Marbella. Me intriga bastante saber quién va a ocupar la posición de Acciari en el equipo titular. Pero me preocupa, sobre todo, quién va a tratar de asumir siquiera una parte de la cuota del liderazgo del argentino. La decisión de Aira de prescindir del “Loco” ha sido de una enorme valentía. Si el equipo no acaba de funcionar, habrá un sector importante de la grada que se acordará del pichichi de la temporada pasada y eterno capitán. La tendencia del aficionado a recordar a quién no juega en las derrotas puede verse en este caso magnificada por la tremenda dimensión de José Luís Acciari para el murcianismo.
Personalmente considero que la decisión del Aira es, además de valiente, acertada. Creo que el momento de decirlo es justamente ahora, cuando empiezan a afilarse las lenguas tras una pretemporada no demasiado brillante en cuanto a resultados. Es indudable que Acciari fue clave en que el Real Murcia alcanzase el playoff la temporada pasada. Fue un indiscutible líder para la plantilla, tampoco hay duda de ello. Pero el objetivo del Real Murcia no es clasificarse para las eliminatorias, sino materializar el ascenso. Si Acciari fue nuestro pichichi el curso pasado es porque las cifras goleadoras de nuestro equipo fueron paupérrimas. En el momento más decisivo de la temporada, frente al Hércules, la batalla del centro del campo se le quedó grande a nuestro eterno “Loco”, que no en vano cumplirá en breve los 37. Creo que el momento perfecto para que Acciari cambiase su rol en club era este verano, más allá del poco tacto con el que el todavía presidente de la Sociedad Anónima Deportiva lo anunció.
Para muchos, solo los buenos resultados podrán evitar que la sombra de Acciari se vaya alargando sobre la banda de Nueva Condomina hasta oscurecer el horizonte de José Manuel Aira. Pero a mí, más que los resultados del inicio de liga, me preocupa no saber aún quién va a ser el encargado de poner algo de luz en esa inevitable sombra. El Real Murcia busca un líder.
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