Empezar la campaña de vacunación y ponerse en marcha el Spanish Show ha sido todo una misma cosa. Políticos de todo signo dándose codazos para ponerse los primeros en la fila de la vacuna salvadora. El resto del país asomado a la tele con una mezcla a partes iguales de estupor e indignación. No damos crédito. De verdad que no. Y esta era la pandemia que nos iba a hacer mejores, decían.
En plena tercera ola, que deja en mantillas a las dos anteriores, recogiendo la cosecha macabra de lo disfrutado en Navidad, con las urgencias como el metro en hora punta y los hospitales colapsados, nuestros servidores públicos nos dan un ejemplo bochornoso. Vais encontrar el adjetivo bochornoso varias veces más en este artículo.
Como el despliegue de la desvergüenza ha sido a lo largo y ancho de todo el país y a lo largo y ancho de todo el arco político, no vamos a señalar a nadie en concreto. Máxime cuando se han dado tantas coincidencias en todos los casos. La explicación chiripitifláutica repite varias consignas idénticas y sabemos que no se han puesto de acuerdo entre ellos a la hora de hacer declaraciones:
Yo no quería ponérmela, prácticamente me han obligado entre mi equipo de trabajo y mi médico de cabecera. Achos, ¿que os han obligado, que os han convencido? Pero vamos a ver… Un consejero de Salud ha tenido la gran pachorra de llegar decir (con su correspondiente dosis inyectada, eso sí) que a él no le gustan las vacunas. Un consejero de Salud. Encargado de vacunar a la población. Que no le gustan las vacunas. ¿Cómo te quedas?
Esto lo hemos hecho con luz y taquígrafos, ha sido público, no nos hemos escondido, ¿cuál es el problema? Pero bueno, solo hubiera faltado que os hubierais vacunado debajo de un puente, como el que se mete un chute de caballo.
No pensábamos que estuviéramos haciendo nada mal. Esta es la que más me gusta, ¿sabéis por qué? Porque me lo creo. Porque es verdad, porque no creían estar cometiendo ninguna irregularidad. Y eso es lo verdaderamente grave. Tal es la costumbre de recibir prebendas, de manejar privilegios, de tener influencias que no ven dónde está el problema de ponerse ellos en primer lugar, como hacen siempre. Ese es el liderazgo que ejercen, un liderazgo mal entendido, un servicio público que no es tal. Un buen líder no se pone delante para pillar el primero y que el que venga después que arree. Un líder honesto va detrás de su grupo y cuando todos se han servido, si queda, se sirve él. Y no, al revés como han hecho todos estos. En muchos casos sus propios partidos les han obligado a dimitir. Lo perciben como una injusticia, y es normal, no han hecho nada distinto de lo que han estado haciendo hasta ese momento.
Lo hice sin maldad, dicen compungidos, y también es verdad. Se han limitado a seguir la dinámica a la que están acostumbrados. Como servidores públicos están para servir, sin embargo han tomado el verbo en reflexivo y utilizan el cargo para servirse. Alguien escribía en Twitter: tienen acceso a las vacunas y han metido la mano, ¿os imagináis que tuvieran acceso al dinero?
Sin embargo, y siguiendo con el Spanish Show, este bochornoso espectáculo le da al tema vacunación un giro interesante. Queridos y queridas, con esta performance berlanguiana de políticos saliendo en tromba a vacunarse, caiga quien caiga, ¿creéis que los antivacunas y chisparanoicos habrán llegado ya a alguna conclusión o todavía no?
Empezar la campaña de vacunación y ponerse en marcha el Spanish Show ha sido todo una misma cosa. Políticos de todo signo dándose codazos para ponerse los primeros en la fila de la vacuna salvadora. El resto del país asomado a la tele con una mezcla a partes iguales de estupor e indignación. No damos crédito. De verdad que no. Y esta era la pandemia que nos iba a hacer mejores, decían.
En plena tercera ola, que deja en mantillas a las dos anteriores, recogiendo la cosecha macabra de lo disfrutado en Navidad, con las urgencias como el metro en hora punta y los hospitales colapsados, nuestros servidores públicos nos dan un ejemplo bochornoso. Vais encontrar el adjetivo bochornoso varias veces más en este artículo.