Las tensiones entre los díscolos de Vox provocan una crisis de Gobierno en la Región de Murcia
Desde que Mabel Campuzano, diputada díscola de Vox en Murcia, asumió el cargo de consejera de Educación y Cultura en el Gobierno regional hace un año, ha pendido sobre ella la espada de Damocles. El puesto lo obtuvo como recompensa por votar 'no' a la moción de censura del PSOE y Ciudadanos, contra el PP. Un intento frustrado de desbancar a los populares que forzó el rearme del Ejecutivo murciano, con dos tránsfugas de Ciudadanos y la propia Campuzano asumiendo carteras.
Entregar la Consejería a la diputada de extrema derecha ha supuesto varios quebraderos de cabeza al PP durante los últimos meses. Expresó públicamente su postura antivacunas, trató de imponer sin éxito el veto parental en las escuelas murcianas y ha protagonizado durante todos estos meses una escalada de enfrentamientos con los docentes de las escuelas e institutos públicos. Entre otras cosas, por dejar sin personal de refuerzo Covid a los centros escolares de la Región.
Su última polémica implica un cese frustrado y una supuesta rivalidad con uno de sus compañeros de escaño, Francisco Carrera. Campuzano fulminó el pasado martes al director general del Instituto de Industrias Culturales (ICA), José Ramón Palazón, a través de una carta en la que argumentaba su destitución por “la falta de confianza generada por diferentes actuaciones muy graves acometidas en los últimos meses”. El cese precisaba la ratificación de sus compañeros en el siguiente Consejo de Gobierno: un apoyo que no ha llegado hasta este viernes. La decisión hizo saltar las alarmas ante la discrepancia del equipo del presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, con la titular de Educación.
El Ejecutivo regional, sin embargo, se apresuró a descartar los rumores de que la consejera fuera abandonar el área de Educación, aunque no haya pasado lo mismo, finalmente, con Cultura. Tras el Consejo de Gobierno celebrado el pasado jueves, no obstante, evitaron pronunciarse al respecto del cese frustrado de Palazón. “No hemos hablado nada sobre ese tema, la relación de todos los consejeros funciona perfectamente”, señaló la consejera portavoz, Valle Miguélez. “En ningún momento se ha abordado, no ha habido ningún tipo de perturbación y la relación con Mabel (Campuzano) es buena, no hay discrepancias con sus actuaciones al frente de la Consejería”.
Ante las presiones, Campuzano finalmente ha cedido el viernes Cultura a la Consejería de Presidencia, Turismo y Deportes, liderada por el popular Marcos Ortuño. Por otro lado, el Gobierno regional finalmente ha ratificado el cese de Palazón, que dejará de estar al frente del ICA.
Según pudo saber este periódico, horas después de la comparecencia de la portavoz regional, hubo una reunión para abordar la permanencia de Mabel Campuzano en el Gobierno regional, que podría estar planteándose abandonar también su escaño en la Asamblea. “Sé que lleva fatal los ataques personales contra ella, pero esos los ha tenido desde antes incluso de tomar posesión”, aseguran fuentes cercanas a la consejera. Tras el encuentro, cuentan otras fuentes, Campuzano continúa en su cargo, “por ahora”.
“Ratas y traidores”
En cualquier caso, todo el embrollo parece que se origina en las tensas relaciones que mantienen dos de los tres los diputados díscolos de Vox, Mabel Campuzano y Francisco Carrera. La Justicia murciana instó recientemente a Vox a readmitir a los tres diputados, entre los que se encuentra también Juan José Liarte, pero ni en Madrid ni en Vox Murcia contemplan esa posibilidad. José Ángel Antelo, presidente de la formación de ultraderecha en la Región, ya advirtió de que recurriría esta decisión judicial y pidió a López Miras, de nuevo, que convoque elecciones anticipadas. “Las ratas y los traidores jamás serán de Vox”, dijo Antelo tras conocerse la resolución del Juzgado de Primera Instancia 4 de Cartagena.
Para mantener a su Gobierno, López Miras necesita el apoyo de ambos diputados regionales a quienes Vox no está dispuesto a admitir de nuevo en el partido y se ha visto obligado a jugar un delicado equilibrio para contentar a ambos. Las primeras tensiones se evidenciaron el pasado verano cuando Campuzano cesó a Daniel Bernal, quien fuera su jefe de gabinete, y persona cercana a Carrera. De nuevo, el pasado martes la guerra interna volvió a recrudecerse entre los dos diputados díscolos de Vox con el intento frustrado de cese de José Ramón Palazón, de la órbita del PP y antiguo jefe de Carrera en la Oficina de Congresos de Murcia.
De una u otra forma, los números para sacar adelante mociones dependen del apoyo de los diputados de Vox. En caso de que Campuzano abandonase su escaño, la siguiente de la lista sería Alba Peña, afín a los tres diputados díscolos y que también dimitió de la gestora de Murcia en abril de 2020. Peña denunció en su momento que “tenía que hacer el macarra por Twitter o aplaudir a quien lo haga, o pasas a ser calumniado e insultado sistemáticamente”. El siguiente sería Luis Gestoso, diputado de Vox por Murcia en el Congreso y mano derecha de Santiago Abascal, quien haría peligrar la mayoría con la que López Miras viene gobernando en la Región desde la fracasada moción de censura.
La vida política del partido ha sido, desde sus inicios, caótica y convulsa. Ser el partido más votado en las elecciones generales de noviembre 2019 con un 28% de apoyos, solo le valió para que Santiago Abascal arrasara con todos los cabecillas y dejara a los leales al partido. Una purga que sirvió de poco: tres de sus cuatro diputados en la Asamblea Regional murciana -Juan José Liarte, Francisco Carrera y Mabel Campuzano- quitaron de la cuenta bancaria de su grupo parlamentario a los dirigentes nacionales y despidieron a dos de sus empleados. Una decisión que les costó una expulsión casi inmediata del partido, e hizo que el único diputado afín a Abascal, Pascual Salvador, pidiera que se disolviera el propio grupo parlamentario. La Asamblea de Murcia rechazó, sin embargo, disolver el grupo parlamentario de Vox tras la expulsión del partido de la mayoría de sus diputados.
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