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Una investigación de la UMU evalúa el riesgo del plomo de la munición para la fauna y las personas

Imagen de archivo de una pareja de ciervos

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La evidencia de que la munición plomada es tóxica para todos los seres vivos, incluido el ser humano, está demostrada, “pese a que aún haya sectores y lobbies empeñados en demostrar lo contrario”, explica, Antonio Juan García, catedrático de Toxicología en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia (UMU).

Las aves de humedales son las más expuestas y sufridoras del envenenamiento por plomo metálico procedente de la actividad cinegética: “En los humedales ha habido siempre mucha actividad cinegética y durante décadas los disparos de las escopetas han dispersado toneladas de perdigones de plomo que terminan en el fondo de estos, en los lodos”, explica Garcia. Las propias aves acuáticas ingieren voluntariamente los perdigones al confundirlos con las “piedrecitas” que necesitan para facilitar la digestión de las semillas, la base de su alimentación, asevera el investigador de la UMU.

Por el contrario, la avifauna terrestre, “aunque menos expuesta, no está exenta de riesgos, como tampoco lo están los consumidores de carne de caza”, asegura Antonio Juan, quien explica que, en un trabajo publicado en 2005 “ya se hipotetizaba sobre el riesgo de elevada ingestión de plomo metálico en la población de buitres leonados del Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas”.

Evidencias del plumbismo en especies carroñeras

Una necropsia realizada recientemente en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre ‘Santa Faz’ (Alicante) a un buitre leonado reveló la presencia de un proyectil de plomo de considerable tamaño en su estómago. Las muestras de tejidos del buitre fueron remitidas a SERTOX-Mur (Investigaciones y Servicios de Toxicología y Ecotoxicología) para llevar a cabo los análisis del plomo: “Ambos signos, junto con los elevados niveles de plomo sanguíneo, son pruebas indiscutibles de que la hipótesis del plumbismo en carroñeras es cierta”, certifica el catedrático de la UMU.

“Desde SERTOX-Mur, seguimos abogando por la retirada de la munición plomada, que pone en riesgo las poblaciones de fauna”, asegura el experto en toxicología de la UMU, “pero además debemos recordar que este buitre está actuando también como un centinela más de los riesgos a los que está sometida la población que consume carne de caza abatida con munición plomada”.

Un humano raramente comería un objeto extraño de ese tamaño, pero el plomo impactado en las piezas de caza “se rompe en multitud de esquirlas o astillas de plomo pequeñas que sí son ingeridas por los consumidores”, aumentando así considerablemente la cantidad de plomo metálico en la dieta y superando los niveles de seguridad alimentaria establecidos, expone García.

Es más, un trabajo realizado recientemente para WWF-España demostró la presencia de numerosas partículas de plomo en embutidos, como el salchichón y el chorizo, en piezas de caza de ciervo y jabalí, perceptibles por rayos X. Antonio García explica que casi la mitad de los embutidos analizados presentaban concentraciones de plomo superiores a la concentración máxima permitida por la legislación europea en materia de seguridad alimentaria.

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