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La UMU estudia la transmisión de patógenos entre los polinizadores

Abeja polinizando una flor

elDiariomurcia

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Un proyecto de investigación, realizado en la UMU sobre la transmisión del patógeno Nosema ceranae entre las comunidades de abejas del sureste, evidencia la capacidad de transmisión de este hongo entre las especies de abejas manejadas y silvestres. Estos resultados contribuyen al conocimiento sobre la denominada “pandemia global” de los polinizadores con el descubrimiento de nuevas especies que presentan el patógeno. Para contribuir al conocimiento de esta pandemia global, el investigador postdoctoral financiado por la Fundación Séneca Vicente Martínez López, ha contado con una ayuda de la Asociación de Ecología Terrestre (AEET) para analizar la prevalencia de estos patógenos en las comunidades de abejas de áreas semiáridas Mediterráneas del sureste de la península.

Las abejas, como agentes polinizadores, son claves para el correcto funcionamiento del ecosistema. La extensión de tierras de cultivo y los cambios del uso del suelo, así como el uso de pesticidas, comprometen los eventos de polinización y provocan una alarmante disminución global de las poblaciones de abejas.

Para garantizar la correcta producción de muchos cultivos, los agricultores recurren a introducir especies de abejas, que se denominan polinizadores manejados. En las últimas décadas, con el aumento de la superficie agrícola y la intensificación agraria, se ha generado una creciente demanda global de este tipo de polinizadores. El comercio de polinizadores ha permitido la expansión de patógenos entre las comunidades de abejas manejadas y las silvestres a nivel mundial”, explica Vicente Martínez, investigador responsable del estudio y que fue doctorando de la profesora Pilar de la Rúa Tarín del grupo de Filogenia y Evolución Animal de la UMU.

Impacto de la enfermedad en las abejas

Los patógenos estudiados son una especie de hongos microsporidios que parasitan las células intestinales de las abejas, conocidos como Nosema apis y Nosema ceranae. Recientemente estos hongos se han determinado como una “pandemia global” para los polinizadores silvestres y manejados.

En la actualidad, solo se ha evaluado el impacto de estos patógenos en unas pocas especies de abejas, principalmente de los géneros Apis, especies productoras de miel, y en Bombus, que son los abejorros, con lo cual, teniendo en cuenta que se estima que existen más de 20.000 especies de abejas en el planeta (unas 1.000 en la península Ibérica), se evidencia un elevado desconocimiento del impacto que tienen estos patógenos en el declive global de las abejas.

Para el desarrollo del trabajo de investigación se muestreó cuatro veces las comunidades de abejas de nueve parcelas de una hectárea cada una, ubicadas en los límites del Parque Regional de Sierra Espuña, en la Región de Murcia, identificando los individuos mediante técnicas basadas en el ADN y caracteres morfológicos y analizando, mediante técnicas moleculares, las presencia de Nosema ceranae y Nosema apis.

Los resultados de estos análisis arrojaron la presencia de Nosema ceranae en casi el 40% de las especies muestreadas, detectándose el patógeno por primera vez en nueve géneros de abejas. Además, la cantidad de ejemplares de cada especie de abeja en los que se detectó el patógeno fue independiente de su grado de parentesco, es decir, de su grado de cercanía filogenética, lo que indica que este patógeno es capaz de llegar a una amplia diversidad de especies. Por otra parte, Nosema apis se detectó sólo en dos individuos, una abeja de la miel y una abeja silvestre del género Eucera, siendo la primera vez que aparece esta especie de hongo en este género y la segunda vez que se detecta en un género de abejas silvestres.

Facilidad de transmisión

Estos parásitos presentan transmisión horizontal, es decir, tiene una ruta fecal-oral, entran al organismo de las abejas produciendo unas esporas en el intestino de las mismas, que son expulsadas junto con las heces. Las heces contaminadas pueden permanecer en las flores que visitan las abejas infectadas provocando que otros individuos que las visitan se contagien también al consumir el polen de esa planta.

Los resultados de este proyecto evidencian la capacidad de dispersión de Nosema ceranae entre las comunidades de abejas y suponen un importante avance sobre el conocimiento de las rutas de transmisión de este hongo microsporidio. También ha supuesto una ayuda para el diseño de estrategias de gestión para minimizar los impactos de los patógenos en comunidades de polinizadores.

La expansión de estos patógenos tiene un papel importante en el declive mundial de polinizadores “En particular, el patógeno Nosema ceranae ha sido un factor clave en la pérdida de colmenas de abejas de la miel en muchos países, sin embargo, hay un amplio desconocimiento acerca del impacto de este patógeno en las comunidades de polinizadores silvestres”, explica Martínez. 

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