Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Botox y Viagra
La fusión empresarial entre las dos empresas farmacéuticas que fabricaban Viagra y Botox fue un hito. Una macro operación financiera que ponía en evidencia la emergencia del sector económico de prestaciones a personas mayores.
Es curiosa la diferente óptica que del envejecimiento tiene el sector público y el privado. El sector público mira el envejecimiento con un cierto desdén, a la vez que con alarma. Los poderes públicos contemplan el envejecimiento de la población como un inevitable aumento de gasto público en pensiones y en atención socio-sanitaria sobre el que habrá de tomar medidas algún día. Mientras, el sector privado lo mira como algo atractivo, como una gran oportunidad, como un gran negocio. Es más, una de las grandes de tendencias financieras actuales es invertir en sectores económicos de productos y servicios para la tercera edad. Así, se recomienda a los inversores posicionarse en fondos donde la cesta del producto incluya compañías sanitarias o farmacéuticas, empresas de cuidado personal, de viajes y tiempo libre, gestoras de planes de pensiones, residencias de ancianos...
Pero más allá de un foco de inversión el envejecimiento de nuestra sociedad también supone un gran calidoscopio cultural, muy mestizo. Algo en lo que Gil Calvo evidenció en su libro 'El Poder Gris'. El hecho del alargamiento vital conduce a que desde el punto de vista cultural existan varias generaciones en un mismo tiempo. Diversas generaciones marcadas por procesos de cambio social muy significativos. Podemos contemplar como en una misma sociedad, en un mismo espacio, conviven personas con pautas culturales muy diferentes. Unas personas que nacieron en los tiempos de la Guerra Civil y son el producto cultural de la escasez del momento, del aislamiento internacional y del autoritarismo como forma de ejercer el poder; personas con más de 80 años.
Otras personas que nacieron en el período de desarrollo y liberalización económica y que fueron protagonistas de la Transición; personas con más de 60 años. Otras que nacieron en democracia y que contemplaron el desarrollo del Estado de Bienestar y la apertura de España al exterior; personas de 40 años. Y otras, que nacieron en un mundo digital, global, y hasta cierto punto despistado ideológicamente; personas de más de 20 años.
De tal modo, en un mismo espacio contemplamos, a modo de encarnación, cuatro períodos históricos de nuestra sociedad. Toda una viveza cultural que debiera mezclarse para aprender lecciones. Sería deseable la interculturalidad de esas cuatro generaciones de tal modo que podamos sacar conclusiones para el futuro. No crear circuitos paralelos sino circuitos conexos. Personalmente, me complace tratar y dialogar con personas de más de 80, de 60, de 40 y de 20 años. Significa, para mí, un proceso cognitivo muy enriquecedor del que aprendo muchas pautas culturales.
Así pues, merece la pena contemplar el envejecimiento de nuestra sociedad como un proceso vivo y dinámico. Cada día más, se está imponiendo el concepto del “poder gris”. El poder de las personas mayores; no sólo como poder económico sino también como factor de hegemonía cultural, política y social. Pero el llamado poder gris no es homogéneo y la pobreza en personas mayores crece cada día. Hay que ahondar en la innovación de políticas públicas para atender de forma equitativa a esa nueva sociedad. Ante ello, dejemos el procedimiento administrativo y pongamos la atención en las personas y sus necesidades y potencialidades. Si el sector privado se adapta rápidamente a las necesidades emergentes que la sociedad demanda, ¿Por qué no lo podemos hacer desde el sector público?
La fusión empresarial entre las dos empresas farmacéuticas que fabricaban Viagra y Botox fue un hito. Una macro operación financiera que ponía en evidencia la emergencia del sector económico de prestaciones a personas mayores.
Es curiosa la diferente óptica que del envejecimiento tiene el sector público y el privado. El sector público mira el envejecimiento con un cierto desdén, a la vez que con alarma. Los poderes públicos contemplan el envejecimiento de la población como un inevitable aumento de gasto público en pensiones y en atención socio-sanitaria sobre el que habrá de tomar medidas algún día. Mientras, el sector privado lo mira como algo atractivo, como una gran oportunidad, como un gran negocio. Es más, una de las grandes de tendencias financieras actuales es invertir en sectores económicos de productos y servicios para la tercera edad. Así, se recomienda a los inversores posicionarse en fondos donde la cesta del producto incluya compañías sanitarias o farmacéuticas, empresas de cuidado personal, de viajes y tiempo libre, gestoras de planes de pensiones, residencias de ancianos...