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Navarra entierra a 46 víctimas no identificadas de la represión franquista

Ochenta años después de que “>el último parte de guerra del ejército franquista calificara el 1 de abril como el día de la victoria, la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, ha querido ”resignificar“ este día al participar en la inhumación de 46 restos no identificados de víctimas de la Guerra Civil y la represión en Navarra: ”3.500 personas fueron asesinadas e invisibilizadas con una violencia injusta“, ha remarcado, para a continuación pedir ”justicia y reparación, dignidad y derechos humanos“. La presidenta ha reivindicado que actos como este ”lejos de reabrir heridas, las van cerrando“, y ”en estos tiempos complicados, en los que resurgen posiciones extremas“ ha llamado a ser ”claros y rotundos contra el miedo y el odio“.

También el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, se ha felicitado porque “poco a poco se va rompiendo el manto de silencio”, y ha subrayado que los 46 contenedores con restos humanos inhumados hoy en el Panteón Republicano del cementerio de Pamplona “no son simples huesos, como los denominan algunos”, y desde su posición de historiador ha recordado que “un pueblo sin memoria es como un recién nacido: indefenso, desvalido, incapaz de afrontar los retos del futuro”.

El acto, organizado por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (AFFNA-36), ha contado con una amplia representación institucional, con la presidenta del Parlamento, Ainhoa Aznárez, y el cabeza de lista de Navarra Suma, Javier Esparza, incluidos, así como miembros de UPN, PSN, Geroa Bai, Podemos, EH Bildu e Izquierda-Ezkerra. El acto, que ha contado con música y ofrendas florales, ha servido para dar sepultura a los restos de 46 personas exhumadas de una decena de fosas comunes en la Comunidad foral durante los años 2016 y 2017.

El pionero plan de exhumaciones del Gobierno de Navarra, en colaboración con la sociedad Aranzadi, incluye la toma de muestras de ADN de todos los restos, por si en el futuro una reclamación de algún familiar pudiera a ayudar a identificarlos. Las inhumaciones de hoy obligarán a ampliar el espacio del Panteón Republicano.

Recientemente se ha modificado el convenio de colaboración suscrito en noviembre de 2014. El Panteón Republicano de Pamplona se abre a tres nuevos tipos de víctimas: aquellas cuyos restos se hayan encontrado en una fosa de Navarra y que habiendo sido identificados, no han podido ser entregados a sus familiares o sus familias no han podido hacerse cargo de ellas; aquellos restos de residentes en Pamplona fusilados e identificados cuyas familias lo soliciten; y víctimas navarras que habiéndose encontrado sus restos en fosas de otros lugares del España y que, habiendo sido identificados sus cuerpos, no han podido ser entregados a sus familiares o no han podido hacerse cargo de ellos.

La presidenta Barkos ha destacado que este reconocimiento supone “un mensaje de esperanza para quienes tanto han sufrido y han esperado una respuesta por parte de las instituciones”, además de “un mensaje a favor de los valores de la libertad, la justicia social y la solidaridad”. También ha lamentado que “durante mucho tiempo, demasiado, no hubo políticas públicas decididas que hicieran justicia, repararan a las víctimas y proyectaran una mirada ética al pasado”.

Para la jefa del Ejecutivo foral, “las heridas están abiertas” porque “en este país todavía hay quien no ha condenado firme e inequívocamente las miles de desapariciones forzadas que provocaron las fuerzas sublevadas, la represión del franquismo y la dictadura”.

En representación de los familiares, ha tomado la palabra Ángel Urio, nieto de una víctima del franquismo que todavía se encuentra en una fosa común en el término municipal de Lantz, que ha destacado que para los familiares este lunes es “un día muy importante, en el que se cierra el trabajo de muchos años desde las primeras noticias de ubicación de una fosa hasta las visitas con los testimonios y la exhumación”.