Temor en Pamplona a que se celebre un chupinazo alternativo el 6 de julio tras un aluvión de reservas en los restaurantes
Lo que todos los años es una fiesta en Pamplona, este 2020 amenaza con ser una pesadilla para el Ayuntamiento y el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra, porque aunque los Sanfermines están cancelados, el riesgo del 6 de julio (día del chupinazo que marca el inicio de las fiestas) es real. Una señal es que para ese día ya no quedan mesas libres en los restaurantes del centro para el tradicional almuerzo que los pamploneses hacen antes del chupinazo, el 'almuercico'.
Los restaurantes del centro y del Casco Viejo de la capital navarra hace días que tienen todo reservado para ese día. Aseguran que se mantendrán las distancias de seguridad, pero la preocupación está en que en un clima festivo es más difícil que se puedan guardar todas las medidas de seguridad. También se teme que con el fin del estado de alarma, la libre circulación por todo el territorio nacional y la apertura de fronteras, puedan acercarse personas de otras comunidades e incluso de Francia a pesar de que no habrá ningún acto festivo oficial. De hecho, el alcalde de Pamplona ha establecido este año los días 6, 8, 9, 10, 13 y 14 de julio como hábiles y laborables a todos los efectos.
Para evitar aglomeraciones, el Ayuntamiento ya ha anunciado que no se tramitarán permisos de cara a celebrar comidas en la vía pública, lugar donde muchas cuadrillas de amigos celebran sus almuerzos, y avisan de que todas las solicitudes para hacer uso de la vía pública serán echadas para atrás. Es el temor a la celebración de un chupinazo alternativo, y de hecho se está estudiando la posibilidad de establecer controles policiales a la entrada de Pamplona ese día para evitar aglomeraciones y se prepara un gran dispositivo en el centro para que no se concentren grandes grupos de personas.
Esa preocupación también la comparten desde el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra. Tanto la presidenta, María Chivite, como la consejera de Salud, Santos Induráin, no se cansaron de repetir en la rueda de prensa que ofrecieron el pasado viernes para desgranar los detalles de la “nueva normalidad” en Navarra la importancia de “evitar riesgos evitables”, en referencia a las fiestas patronales de las localidades navarras. “La situación sigue siendo delicada y frágil”, señalaba la consejera, haciendo hincapié en la idea de que “las fiestas pueden esperar a poder desarrollarlas, celebrarlas y compartirlas en un escenario más seguro que este año 2020”. “Ahora toca primar la seguridad, son eventos de alto riesgo y ya falta menos para las fiestas de 2021”, apuntó Induráin, que también hizo referencia a lo difícil que sería localizar el origen de un posible rebrote en el ámbito de unas fiestas patronales por la elevada movilidad de los participantes.
En este mismo sentido, la presidenta María Chivite señaló que, ante la imposibilidad de prohibir que la gente salga a la calle, se está optando desde el Ejecutivo foral “por la vía de convencer y disuadir de celebraciones”. Apelar a la responsabilidad individual para evitar un posible rebrote en Navarra en pleno verano.
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