Con pasión, respeto y casi con reverencia. Así habla Anna Nelubova de la tauromaquia. De ahí que no extrañe tanto que también le fascine el encierro. Sí extraña algo más que esas palabras provengan de una joven rusa (Moscú, 1979) que solo conoce las fiestas de San Fermín desde hace dos años. Sin embargo, esta fotógrafa y pintora ya ha reflejado la carrera en sus acuarelas. Multicolores, a contracorriente de la pintura más tradicional y muy redondas, estas obras pueden verse hasta el próximo día 14 en el Hotel Maisonnave de Pamplona. Por su arte y por su implicación en la fiesta, Nelubova recibe este jueves en el Hotel Europa el premio Guiri del año, concedido (en su XI edición) por Kukuxumusu. Para esta marca precisamente la artista retrata durante estos sanfermines algunos de los detalles de los festejos. Porque, para entenderlos, asegura, “hay que vivirlos”.
Pregunta. El año pasado acude por primera vez a San Fermín y este ya recibe el premio Guiri del Año. Ha llegado y besado el santo.
Respuesta. Sí, también ha sido una sorpresa para mí. Pensaba que tendría que estar veinte o treinta años en Pamplona para que me concedieran un premio así.
P. ¿Qué le animó a venir a San Fermín?
R. Como fotógrafa, siempre tomo imágenes de toros, y Mikel Urmeneta [responsable de Kukuxumuxu] me habló de Pamplona y claro, me animé. Antes conocía muy poco de las fiestas, por Hemingway y así, lo típico. Pero el año pasado ya pude tomar fotos del Chupinazo, el encierro y las corridas, y me gustó.
P. ¿Le sorprendió?
R. Sí, aquí pasan cosas muy extrañas, y para los rusos resultan aún más raras. Para entender esto tienes que vivirlo aquí, desde dentro.
P. ¿Por ejemplo, qué le resultó más raro?
R. Mis amigos me preguntan qué es esto y es difícil de explicar. Me parece tan imposible explicarlo como describir una corrida de todos. Tienes que venir y verlo con tus propios ojos. Luego te gustará o no, pero tienes que experimentarlo.
P. Ya sabe que aquí se vive más el encierro que la corrida de toros.
R. Sí, no me gusta demasiado cómo se vive la corrida en la plaza. Tiran basura a la arena, no se respeta tanto el silencio… Aquí se vive más la fiesta.
P. ¿De dónde le surge esa afición por los toros?
R. Hace siete años vine a España como una turista más: para pasar dos semanas en la playa y conocer la obra de Salvador Dalí cerca de Barcelona. Y me animaron a ver los toros, algo que me chocó: los toros, la muerte de los animales… Pero me cautivó. Busqué información sobre el tema en Moscú, que era muy escasa, y poco a poco empecé a aprender castellano, a tomar fotos, a pintar…
P. ¿Qué hace diferente su obra?
R. Los pintores españoles quizá pintan este tema de una forma más clásica. Yo he optado por la acuarela, por los colores, y por no reflejar nunca la sangre. Quiero que la gente en mi pintura no vea muerte y sangre, sino arte.
P. Choca esa opinión tan tradicional de la tauromaquia en una persona extranjera. ¿Ya sabe qué quieren decir los pamploneses cuando llaman ‘guiri’ a alguien?
R. Sí, claro, claro. Ahora me llaman menos guiri que el año pasado. Me gusta Pamplona, me encanta esta ciudad, es pequeña, tranquila, y en San Fermín se llena de extranjeros, es verdad. Pero también son parte de la fiesta. San Fermín tampoco podría ser la misma sin los extranjeros.
P. Usted es más de fiesta de día que de noche.
R. Sí. Pero también hay que ver las dos para entender San Fermín.
P. ¿Repetirá más años?
R. Sí, quiero. Y espero volver a exponer e incluir más obras sobre el encierro.