Un referente sobre feminismo presionado por los recortes

“Cuesta menos invertir en este servicio, en la sensibilización, que en solucionar los problemas de igualdad”. Desde el Instituto de Promoción de Estudios Sociales, IPES Elkartea, llevan desde 2012 sin recibir la subvención del Gobierno de Navarra para mantener su centro de documentación y biblioteca, un recinto pionero en reunir material sobre feminismo que dio sus primeros pasos en torno a 1976 (aunque funciona como tal desde 1985). Sin embargo, desde el colectivo ven ahora que su futuro peligra. Lo habitual era que contaran con 35.000 euros por parte de las arcas forales, pero esa partida no se ha ejecutado en tres años y, tras varios ejercicios de prácticamente mera subsistencia, sin apenas hacer adquisiciones, ahora denuncian sus dificultades para, simplemente, mantener su sede en la calle Tejería de Pamplona.

No es la primera vez que desde el instituto alertan de esta situación. Pero IPES acudió el pasado 20 de enero al Parlamento para denunciar sus dificultades “insostenibles” y recibió “el apoyo unánime” de todos los grupos. Incluido UPN. Sin embargo, desde el Gobierno Foral instaron a la entidad a acudir a una convocatoria de subvenciones por la organización de actividades, algo que, de hecho, ya les ha generado problemas, como los retratos en los abonos para la organización de la Muestra de Cine y mujer, que el pasado mes de junio afrontó su 28 edición sin haber recibido esos importes. Eso sí, estos finalmente acabaron llegando, pero desde IPES cuestionaron que esta sea una forma efectiva de que los colectivos que dependen de estas ayudas puedan preparar sus iniciativas.

El caso del centro de documentación es todavía más preocupante. El recinto funcionaba habitualmente con dos subvenciones, una del Ayuntamiento de Pamplona de 25.000 euros, y la segunda del Gobierno Foral por los 35.000 euros mencionados. El convenio de colaboración con el Consistorio se firmó por fin el 24 de noviembre de 2014, pero ya en esa reunión se trasladó al alcalde, Enrique Maya, que no se podía mantener esta situación: “Después de tres años sin recibir la ayuda del Gobierno, hemos sobrevivido como hemos podido, rebajando la compra de libros. Pero ya no podemos seguir. No podríamos hacer frente al mantenimiento del local ni al salario de la única persona dedicada a este centro”.

Quien habla es Mati Cuesta, actualmente responsable, dentro del Departamento de la Mujer de IPES, del centro de documentación y biblioteca. En realidad, esta integrante del instituto trabaja una media jornada para cubrir el hueco de la persona al frente del recinto, de baja por estrés. Por razones como esta, la entidad ha empezado a movilizarse, con una recogida de firmas que pronto podrá completarse a través de Internet. Entidades como la red de centros de documentación y bibliotecas de mujeres de España o diversas escritoras navarras han firmado manifiestos de apoyo al centro, que en la actualidad cuenta con unas 14.000 referencias bibliográficas en torno al feminismo, entre libros, revistas o vídeos.

Los ajustes en Cultura

Esta denuncia de la biblioteca recuerda a la situación de la red de bibliotecas públicas, expuesta por la Red de Bibliotecarios de Navarra y recogida por los grupos parlamentarios de la oposición, que criticaron cómo los recortes han afectado a la adquisición de material, la cobertura de bajas y el mantenimiento de horarios de estos centros.

Pero, ante esta situación generalizada en el área de Cultura, ¿puede IPES plantearse la obtención de fondos por otros medios? Cuesta, a este respecto, asegura que “hemos acudido a muchas convocatorias y, a menudo, recibes ayudas de 1.000 euros, que es prácticamente un coste inferior a lo que cuesta preparar el trabajo para optar a ellas”. Y, además, la posibilidad de cobrar a usuarias y usuarios de la biblioteca por las consultas o el asesoramiento, que son gratuitos, está descartada: “Si alguien quiere investigar, con lo difícil que está ahora hacerlo o estudiar un Máster por ejemplo, si le cobraras por un servicio así tendría que buscarse la vida como pudiera. Mantener este servicio público, y que sea gratuito, es fundamental para avanzar en igualdad”.