Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
España tiene más de un millón de viviendas en manos de grandes propietarios
La Confederación lanzó un ultimátum para aprobar parte del proyecto del Poyo
OPINIÓN | Aldama, bomba de racimo, por Antón Losada

“Que una chica se quite la camiseta en el chupinazo no da derecho a nadie a tocarle las tetas”

Una joven muestra el logotipo contra las agresiones sexistas

N. Elia

Magdalena Hernández Salazar es portavoz de la Asociación Andrea, miembro de la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista que, junto con la federación de peñas, convocó esta semana a los pamploneses a manifestar en la calle su rechazo a la violencia sexista. En el debate abierto sobre la mala imagen que da a los Sanfermines ser objeto de titulares sobre agresiones sexistas, Magdalena lo tiene claro: “No es una mala imagen. Es la imagen real de que, por fin, las mujeres se atreven a denunciar y los culpables van obteniendo el castigo que merecen”. El problema del machismo, resume, no es culpa de la fiesta. Es un problema social que emerge más en fiestas. Pero no hay que silenciarlo. Al contrario. Hay que decir bien claro que ninguna agresión quedará sin respuesta.

Con la última detención por tocamientos, son ya 16 las personas detenidas por agresiones sexistas durante estas fiestas, con un índice que supera el 80% de detenciones ante las denuncias recibidas. ¿Cuál es el balance que se hace desde su Asociación?

Dejando a un lado que estamos hablando de hechos netamente negativos, hay que decir que el balance es muy positivo. ¿Por qué? Porque se ha roto el silencio, se ha dado visibilidad a las mujeres que han sido agredidas y que han puesto una denuncia. Quizás algunas todavía no se han atrevido, pero estos datos pueden darle mayor sensación de seguridad para que vaya y denuncie y, en el fondo, para el objetivo que se pretende, que no es otro que el que no haya una agresión sin respuesta.

Tal vez las denuncias puedan ser un primer paso para que retrocedan los índices de violencia sexista. ¿Cree que se están dando todos los pasos necesarios para la desaparición de esta lacra?

En absoluto. Es un paso adelante, pero esto debe ser un acuerdo de Estado para incorporar lucha contra la desigualdad que tiene que impregnarlo todo, desde la educación en preescolar hasta la educación superior, la empresa, el acceso al trabajo…

Es una afirmación generalista, pero le pido un sí o un no y después matice su respuesta. ¿Son las fiestas de San Fermín machistas?

No per se.

De acuerdo, matice.

La sociedad es machista. Históricamente, los Sanfermines han sido unas fiestas de hombres a las que se han incorporado las mujeres. Pero el machismo lo tenemos arraigado socialmente. Porque podemos quitar la fiesta, podemos quitar el alcohol, y se van a seguir sucediendo estas manifestaciones machistas.

Voy a leerle un tuit de un representante sindical de un cuerpo policial al conocer que uno de los detenidos por la violación de una joven el pasado día 6 es miembro de la Guardia Civil: “uno de los agresores sexuales en San Fermín es guardia civil, lo que nos faltaba pal duro. Si es que el alcohol……” ¿Se puede justificar lo ocurrido con el consumo de alcohol, con la fiesta o la permisividad del ambiente?

Definitivamente, no. Ni el alcohol, ni las drogas, nada puede justificar la agresión. Lo que hace el alcohol es desinhibir una creencia personal que se tiene, es decir, lo grave no es que se consuma alcohol, lo grave es la mentalidad que se tiene. Y más grave aún es que esa mentalidad la tenga alguien que, se supone, tiene que defender a la ciudadanía de situaciones como las que él, supuestamente, ha protagonizado. La mitad, más, de la ciudadanía somos mujeres. Mal puede protegernos un tipo así. Esta persona es incapaz de realizar las labores para las que se le está contratando, tiene un problema de fondo. ¿Cómo nos va a proteger este hombre, cuando se siente con derecho a agredirnos?

Otra de las denuncias que se ha presentado durante estas fiestas ha sido contra un tío que tocó el pecho de una Policía Municipal, uniformada, que había acudido junto a sus compañeros a atender una incidencia de orden público.

El machismo no es un problema de Pamplona o de San Fermín, es un problema estructural y social. Se da en todas las culturas y se da por la creencia de que la mujer es un ser que está accesible y asequible a todo aquel que le apetezca. Ese joven se sintió con derecho a tocarla por esa cierta sensación de impunidad que le acompaña: no es mi lugar de origen, aquí puedo dar rienda suelta a mis bajas pasiones. Pero creo que es importante que se entienda que esto es un problema de mentalidad, no de una determinada fiesta. Es un problema de desigualdad que forma parte de nuestra educación, de los roles que se establecen para hombres y mujeres desde el momento en que nacemos, que nos hacen desiguales desde el momento en que nacemos. Desmontar esto es muy difícil, por eso es muy importante que se entienda que esto no es un problema de la fiesta, emerge en San Fermín, pero siempre está latente y por eso hay que combatirlo de raíz. Es imprescindible un pacto de estado que logre, mande quien mande, que más de la mitad de la población se sienta libre. No se sienta valiente, sino libre de hacer uso de sus derechos.

“¿Por qué se sienten con derecho a tocar?”

A pesar del incremento de las medidas que se han tomado este año, se han repetido escenas durante el chupinazo que reproducen a jóvenes que, a hombros de otras personas, se levantan la camiseta y decenas de manos manosean sus pechos. El debate está abierto y le resumo algunos argumentos: Si se levantan la camiseta es porque quieren que les toquen; si no quieren que les toquen, que no se levanten la camiseta o, directamente, ¿para qué se levantan la camiseta?

Si un chico se sube a hombros de varias personas y se quita la camiseta, ¿qué ocurre? Yo todavía no he visto ninguna imagen con ninguna chica tocándole el pecho. Las chicas tienen derecho a quitarse su camiseta sin que nadie les toque las tetas. ¿O es que una teta es una cosa extraordinaria? No, lo que pasa es que aún tenemos la mentalidad de que cuando una chica deja sus pechos al aire está buscando que le toquen. ¿Por qué se sienten con derecho a tocar? Ése es el debate y no si una chica se quita o no la camiseta. La reacción de alargar la mano y tocar es machismo puro y duro. El que una chica se quite la camiseta en pleno chupinazo no da derecho a ningún señor a tocarle las tetas, como si está borracha, como si está drogada, no hay derecho.

Hay quien dice que ellas no se quejan.

Pero, ¿por qué se tienen que quejar? Es que aquí se invierte la carga de la prueba. El que toca sin permiso está abusando, está trasgrediendo e invadiendo el espacio vital de la otra persona. Y sin embargo, aquí lo que se ve es que la mujer está invitando. De eso, nada. El que toca un pecho lo hace porque quiere. La joven no le está diciendo ven y tócame. Y es muy importante que se desmonte este pensamiento machista que se da en la sociedad, que es lo que en el fondo les hace sentirse autorizados a tocar, a manosear, a invadir. El pensamiento machista que, en el fondo, les hace sentir que la mujer tiene que estar recatadita, tapadita, o de lo contrario está invitando a que se abuse de ella. Es la mentalidad del yo tengo derecho y me lo permito, porque socialmente está normalizado. Lo importante es quitarle la normalidad a estas acciones.

Todavía hay mucha gente que piensa que las mujeres van provocando si visten con escote o un pantalón ajustado y que, si les ocurre algo, lo tienen merecido.

Precisamente. Por eso digo que esto no es un problema de San Fermín, esto es un problema cultural en el que nos hemos criado, lo hemos mamado. Lo hemos vivido así durante muchísimo tiempo y no ha habido apenas cambios en esto. Bueno, sí, además de los roles de criar a los hijos y llevar la casa, las mujeres nos hemos convertido en super mujeres capaces de hacer todo eso y, además, trabajar, ser buenas esposas, buenas amantes, trabajar, cuidar de nuestra casa y nuestros hijos… El cambio tiene que darse desde la educación, desde las instituciones. No es posible un cambio real sin que todos se comprometan, en un pacto de estado o como quieras llamarlo, a trabajar por esto.

En la última manifestación, una señora lamentaba que tenía que dar a su hija los mismos consejos que a ella le dieron hace cuarenta años. No vuelvas sola a casa, no pases por calles oscuras…. Unos consejos que no tiene que dar a sus hijos varones.

Justamente de eso estamos hablando. Las agresiones y la violencia se producen por el simple hecho de ser mujeres. Se producen, es posible, en más número por el hecho de ser fiestas. Pero esto no tiene que ver con las fiestas. Desde las asociaciones llevamos haciendo un trabajo muy duro durante muchos, muchos años. Y si de algo podemos estar orgullosas hoy es de la respuesta de la ciudadanía, incluso de las instituciones, presentes hoy más que nunca en las expresiones de rechazo a las agresiones sexistas en las fiestas de San Fermín. Más de un 80% de efectividad a la hora de detener a los presuntos culpables es para felicitarse.

Hay titulares que dicen que San Fermín se ha convertido en un antro de violadores. Y no, San Fermín se ha convertido en un escaparate en el que se visualiza que las agresiones sexistas se castigan. Por primera vez, esto no se esconde debajo de la alfombra. Si algo hay que aplaudir es que se ha roto el silencio, que las mujeres se han atrevido a denunciar y se han visto respaldadas, y ahora a sus agresores se les impondrá la debida pena. No hay que pensar que las denuncias por agresiones machistas dan mala imagen a las fiestas, al revés, todo lo contrario, la lección que sacamos de esto es que, en Pamplona, quien abusa de las mujeres, la paga. Aquí no sale gratis abusar de las mujeres. Agredir a una mujer en Pamplona tiene consecuencias.

Entre otras, la de poner a la sociedad civil en pie de guerra, como ocurrió en la última concentración convocada por las peñas y por la plataforma a la que pertenece su asociación. Recordaba a las grandes manifestaciones en contra del terrorismo, con familias enteras dando la cara por una causa.

Efectivamente, creo que hay un punto de inflexión marcado por la participación ciudadana ante las agresiones sexistas o el machismo puro y duro. Porque la sociedad navarra se ha manifestado masivamente contra el terrorismo, pero la sensibilidad con el tema de las agresiones machistas está a pie de calle. No en vano al machismo se le llama terrorismo machista. Por eso es muy importante recalcar que esto no es un problema de la fiesta, de San Fermín, sino de nuestra forma de entender la sociedad. Porque el término feminista tiene muy mala prensa, y yo, que soy feminista, parece que estoy en contra de los hombres. Y no hay nada más alejado de la realidad. Nada que ver. Nosotras estamos a favor de la igualdad. Nosotras queremos que hombres y mujeres tengamos las mismas posibilidades. Y tenemos muy claro que la igualdad de género, sin la participación activa de los hombres, no es posible. Ser hombre no es sinónimo de ser machista. Hay mujeres con comportamientos machistas. Tenemos que desmontar estos prejuicios.

¿Qué consejo dar a una hija de 13 años que sale por primera vez estos Sanfermines?

Es muy lamentable que tengamos que darle los mismos consejos que esa señora que se quejaba en la manifestación. Es muy lamentable.

Pero, cuando una madre ha educado a su hija diciéndole que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos, tenemos el derecho a divertirnos igual, tenemos derecho a vestir y a comportarnos igual… ¿qué consejo hay que darles?

Eso es así, y tenemos los mismos derechos, y es lo que hay que decirles. Lamentablemente, también tenemos que decirles que hay quien aún no se ha enterado. Y lo digo como madre. Las mujeres no tenemos que ser valientes para ir por una calle oscura o para ponernos un pantalón corto, tenemos que ser libres de poder hacerlo. Tenemos ese derecho. Pero tenemos que estar muy atentas, porque todo el mundo no se ha enterado. Y hay algún que otro que nos lo hacen saber, que no se han enterado. Hay mucha gente que se siente todavía con derecho a recortarnos los nuestros. Lo real es que tenemos los mismos derechos, pero también es real que tenemos que andar atentas para protegernos de quien no lo cree así y pretende recluirnos en un mundo marginal. Lo que ocurre es que este ejercicio tenemos que hacerlo con nuestros hijos y con nuestras hijas.

Pero es raro quien aconseja a sus hijos no volver por rincones oscuros a casa en fiestas.

Lo que tenemos que decir a nuestros hijos, sean chicos o chicas, es que todos tenemos los mismos derechos. Y que si ellos son testigos de una violación de estos derechos y miran para otro lado, son cómplices. Tenemos que educar a nuestros hijos en la realidad de que es la sociedad civil, ellos y ellas, quienes pueden actuar para cambiar. Hoy se permite que todo el entorno pueda denunciar una acción de micromachismo. Fíjate, no estamos hablando de chicos o chicas, estamos hablando de personas. Si socialmente se mira para otro lado, es como si se acepta. Toda la sociedad tenemos que hacer frente a cualquier micromachismo, a cualquier violación de la integridad de otra persona, todos tenemos que reaccionar y denunciar a quienes abusan de su situación de superioridad.

Etiquetas
stats