Con un coste previsto anual de 6,9 millones de euros, desde el próximo 1 de junio el servicio de cocina del Complejo Hospitalario de Navarra volverá a manos del sistema público. Se hará “de forma íntegra”, es decir, trabajadores públicos se harán cargo de todo el proceso (desde la adquisición de los alimentos hasta su elaboración, pasando por los servicios de emplatado, distribución y limpieza), y no de forma parcial como inicialmente había previsto el departamento de Salud.
Se cerrará así la etapa de privatización de las cocinas hospitalarias que inició UPN en 2012 con la adjudicación del servicio a la empresa Mediterránea de Catering por un coste de 22,8 millones para cuatro años. La gestión de esta empresa llegó a recabar más de 2.200 quejas de usuarios y trabajadores en su primer año de funcionamiento. A partir de ahora, como servicio público, el principal objetivo del servicio será “mejorar la calidad en la alimentación” de los hospitales, ha explicado el consejero de Salud, Fernando Domínguez.
En febrero de 2016, el consejero Domínguez anunció la reversión parcial de los servicios de cocina al sistema público. Descartó expresamente la vuelta de todo el servicio a lo público por su elevado coste y puso en marcha un proceso para que personal público se encargase de la adquisición y elaboración de la comida, mientras una empresa privada seguiría haciéndose cargo del resto del procedimiento.
Sin embargo, y pese a publicar en febrero de este año los pliegos para adjudicar la parte del servicio que iba a seguir en manos privadas, el concurso quedó desierto y Salud se ha visto abocado a asumir el proceso completo. Domínguez ha rechazado las críticas de “improvisación”, “desgobierno” o “falta de rumbo” que ha coincidido en achacarle la oposición. Al contrario, mantiene el consejero, revertir completamente las cocinas hospitalarias al sistema público era algo que “estaba en el horizonte” de su departamento y un proceso en el que, como tal, llevaban meses trabajando su planificación. “El SNS ya tenía los deberes hechos desde el año pasado. Existía un importantísimo trabajo previo que detallaba todas las acciones en el caso de optar por la reversión total”, responde Domínguez a los críticos.
“El principal objetivo que persigue el departamento de Salud con la reversión de las cocinas es mejorar la calidad de la alimentación en el Complejo Hospitalario de Navarra como elemento esencial de apoyo en muchos procesos de recuperación de las personas”, ha asegurado. También ha señalado que se apuesta por un criterio no economicista, por la reducción del alimento procesado y por el incremento de productos de proximidad. Asimismo, ha puntualizado que el sistema elegido será de línea fría, combinando la cocina tradicional con los actuales sistemas de conservación, recurriendo a la refrigeración hasta el momento del consumo.
La situación de los actuales trabajadores
Al cambio de planes y de presupuesto que ha supuesto para el departamento de Salud el verse obligado a la reversión total de las cocinas hospitalarias, el Gobierno debe sumar también otro inconveniente laboral: en la corrección de los pliegos que publicó Salud el pasado mes de marzo, se contemplaba la posibilidad de que la empresa que resultara adjudicataria podría subrogar a los trabajadores que actualmente desempeñaban sus labores para la empresa Mediterránea de Catering. Se trata de 127 trabajadores que desarrollaban las labores de emplatado, distribución y limpieza de las cocinas, y que a partir de la reversión a lo público de las cocinas se quedarán en la calle.
Según ha explicado el comité de empresa de estos trabajadores, “Mediterránea de Catering considera que somos personal subrogable, pero como ninguna empresa privada va a continuar el servicio y el Gobierno no nos puede subrogar, nos encontramos en situación de desamparo, sin papeles para poder cobrar el desempleo y sin la indemnización que nos corresponde”.
El consejero Domínguez no se ha referido en el Parlamento a este asunto. Ha explicado que el personal previsto para asumir las funciones del servicio de cocinas hospitalarias será de 140 trabajadores públicos, de los cuales 12 son cocineros, 110 empleados de servicios múltiples, 10 técnicos en dietética y 8 operarios más.