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La crisis de Podemos obliga al cuatriparito a negociar con la dirección y los críticos para mantener la mayoría

N. Elia

La crisis de Podemos Navarra ‘salpica’ la estabilidad del cuatripartito. Geroa Bai, EH Bildu e Izquierda Unida tienen que negociar las medidas que quieran impulsar en el Parlamento no sólo con la dirección oficial de Podemos, encabezada por Eduardo Santos, sino también con el sector crítico de la formación morada que lidera su ex secretaria general, Laura Pérez, y que se ha hecho con el poder dentro del grupo parlamentario. La ejecutiva de Podemos analiza mientras tanto qué medidas adoptar en contra de los parlamentarios díscolos, aunque lo más probable es que termine abriéndoles un expediente disciplinario que implique su suspensión cautelar de militancia en la formación morada, como ya ocurrió con Laura Pérez.

Los 26 votos que sumaba el cuatripartito hasta el momento, y que le permitían aprobar por mayoría sus iniciativas parlamentarias, ya no tienen por qué sumar automáticamente más que los votos de los grupos de la oposición. La mayoría del grupo parlamentario de Podemos ha dejado claro que actúan “al margen del partido” en la Cámara. De hecho, acordar por mayoría el nombre del portavoz del grupo parlamentario y tramitarlo ante la Mesa de la Cámara, como han hecho esta semana, contraviene de forma flagrante el reglamento interno de Podemos, que otorga al Consejo Ciudadano la facultad de designar al portavoz del grupo parlamentario.

El escrito firmado por los cuatro críticos con el nombramiento de Carlos Couso como portavoz en sustitución de Mikel Buill (que fue designado por la dirección de Podemos) ha llegado ya a la Mesa del Parlamento, presidida por Ainhoa Aznárez, de la dirección de Podemos. Aznárez debería limitarse a darse por enterada del nombramiento y tramitarlo. Pero está por ver quién acude finalmente el lunes a la sesión de Junta de Portavoces en representación de Podemos. Si el portavoz ‘oficial’, Mikel Buil, o el portavoz ‘crítico’ que le ha sustituido por decisión mayoritaria del grupo, Carlos Couso.

Aunque por el momento no se ha producido la escisión del grupo de Podemos en la que parece que desembocará esta crisis, el resto del cuatripartito asiste con preocupación a las maniobras de lucha de poder en el seno de la formación morada. Así lo ha reconocido el propio vicepresidente económico, Manu Ayerdi. La preocupación existe, ha señalado, pero los principales proyectos económicos del Gobierno (presupuestos y reforma fiscal) ya están “bien aprobados”, de forma que la inestabilidad que supone la crisis de Podemos no afectará al menos a estas cuestiones capitales para el Gobierno.

Pero el consuelo que encuentra Ayerdi no se extiende más allá. Llegados a este punto de ruptura en Podemos, cualquier iniciativa que el Gobierno intente aprobar en el Parlamento deberá ser negociada entre cinco interlocutores, y no entre cuatro como ha venido sucediendo en lo que va de legislatura. Al Gobierno no le servirá de mucho acordar algo con la dirección de Podemos si después el grupo parlamentario, liderado por los críticos, hace caso omiso de las instrucciones políticas que le dé Podemos.