Los más de 13.000 vecinos del barrio navarro de Erripagaña, cuyo espacio comparten cuatro ayuntamientos, podrán votar en 2025 a qué municipio pertenecer. Los alcaldes de Pamplona, Valle de Egüés, Huarte y Burlada han firmado este jueves un acuerdo para que este barrio fragmentado en cuatro decidan su futuro administrativo para poder gozar de mejores servicios y centralizados en un único consistorio.
Según han informado desde el Ayuntamiento de Pamplona en una nota de prensa, se trata de “buscar una solución alternativa consensuada y estable a las circunstancias actuales de Erripagaña”. Ese proceso se desarrollaría en tres fases, con una duración de cuatro meses, y con una consulta final a los vecinos del barrio “que nacería con la vocación de ser vinculante”. La iniciativa se ha presentado este jueves como propuesta de trabajo en la reunión mantenida entre los alcaldes de Pamplona, Joseba Asiron; Huarte, Alfredo Arruiz; Burlada, Berta Arizkun; y del Valle de Egüés, Xuriñe Peñas.
Además de ese proceso participativo, los primeros ediles han intercambiado información sobre los respectivos informes socioeconómicos que están elaborando sus ayuntamientos para evaluar la posibilidad de una unificación del barrio y han repasado, igualmente, la marcha de las dotaciones comprometidas. En la parte ejecutiva, los cuatro ayuntamientos han renovado los convenios impulsados en 2016 para la gestión compartida de las labores de seguridad ciudadana, limpieza viaria y mantenimiento de zonas verdes en el conjunto de Erripagaña.
La propuesta presentada por el Ayuntamiento de Pamplona se concibe en tres fases. La primera giraría en torno a un acuerdo político entre todos los agentes implicados en el PSIS (los cuatro ayuntamientos más el Gobierno de Navarra) y el establecimiento de las bases del proceso participativo y de la consulta que le pusiera fin. El acuerdo político se sustentaría sobre la voluntad de cada ayuntamiento de optar a gestionar la totalidad del barrio y sobre la base de los estudios socioeconómicos que se están encargando para valorar esta posibilidad.
En cuanto al diseño del proceso participativo, que se pondría en marcha en noviembre o diciembre, se plantea hacerlo o bien a través de medios propios o con un contrato de asistencia técnica cuya premisa sería fechar en verano su desarrollo.
El planteamiento propone constituir un Grupo Técnico Promotor para impulsar los estudios y preparar los censos, un Grupo Motor para planificar la interlocución política y un Foro Ciudadano para impulsar la participación ciudadana. Esta primera fase concluiría con una sesión pública en la que se presentarían el diagnóstico de los distintos ayuntamientos y el proceso participativo.
Mayores de 16 años empadronados en el barrio
A principios de 2025 se pondría en marcha la segunda fase, concebida principalmente como mecanismo de coordinación de los diferentes espacios de participación. Así, se prevé un sondeo de opinión o encuesta ciudadana, la puesta en marcha de talleres de deliberación compartida entre personal técnico municipal y vecindario, y foros en los que se relacionaran los distintos agentes implicados.
Por último, en la tercera fase, llegará el momento de la toma de decisiones, con la convocatoria de la consulta que, “en principio, podría celebrarse en el mes de abril en los cuatro ayuntamientos”. La propuesta recoge que puedan participar en este proceso las personas mayores de 16 años empadronadas en Erripagaña. Asimismo, se especifica que para la toma en cuenta de la decisión adoptada se establezca un ratio mínimo de participación por encima del 30% para asumir el resultado.
Las cuatro alcaldías de los distintos ayuntamientos, “cumpliendo el mandato previo del pleno” (los diferentes grupos deberían aclarar en ese momento si aceptarán o no los resultados), serían las encargadas de convocar la consulta que, eso sí, “deberá realizarse al mismo tiempo”.
Se recomienda que dure más de un día (uno de ellos al menos festivo), que se habiliten horarios de mañana y tarde, que no contenga más de dos preguntas y que se oferten “diferentes vías de participación estableciendo las garantías adecuadas”.
Mientras se determina ese proceso participativo, los cuatro ayuntamientos “deben solucionar programas del día a día, como la seguridad, la limpieza o el mantenimiento de zonas verdes en Erripagaña”. Esos son los convenios que este jueves se han renovado y cuyo inicio data de 2016.
La gestión de la seguridad ciudadana se articulará a través de un convenio “basado en los principios de lealtad institucional y pleno respeto a las competencias de cada administración, en la información recíproca y en la complementariedad, colaboración, coordinación y cooperación en la actuación y en la prestación de servicios”.
Una comisión técnica, con representantes de los cuatro ayuntamientos, coordinará los despliegues y actuaciones. El convenio tiene vigencia para un año prorrogable por años naturales de forma tácita. Dentro del Plan de Seguridad Ciudadana de cada municipio se realizarán acciones de mejora basadas en líneas estratégicas como la calidad urbana, la proximidad estratégica, la policía de convivencia y la innovación.
El convenio recoge modificaciones normativas y urbanísticas “que deben ser coordinadas y homogéneas para garantizar a la ciudadanía una movilidad segura y sostenible”. Se contempla la unificación de las ordenanzas de movilidad en Erripagaña “para tener una misma norma en toda la urbanización, el desarrollo de un carril-bici seguro y útil, la adecuada implantación de servicios de transporte público eficiente para valorar y la implantación de estaciones de alquiler de bicicleta compatible con el sistema de Pamplona en toda la superficie del barrio”.
El segundo convenio firmado actualiza los compromisos de gestión conjunta y coordinada de la limpieza viaria de calles y de espacios de titularidad pública pavimentados y el mantenimiento de las zonas verdes públicas.
Pamplona asume la limpieza de la calle Copenhague en tu totalidad hasta la avenida de Erripagaña, aceras, rotondas y zonas verdes incluidas; y la limpieza de la avenida de Erripagaña desde la rotonda con la calle Copenhague en su totalidad hasta la calle Diego Salvá Lezáun, tanto en acera, calzada y limpieza vertical del muro del campo de fútbol como a mantenimiento, podas, riego o escardas de zonas verdes.
Pamplona también limpiará la calzada de la carretera a Sarriguren PA-33, entre la rotonda de Copenhague y el Dios Jano (cruce con NA-2300), quedando esta última excluida. Tampoco se incluyen aceras, papeleras, carriles bici anexos a la PA-33 y viales de acceso a la misma, así como limpiezas extraordinarias y otros trabajos de conservación de la PA-33 al ser propiedad del Gobierno de Navarra.
El servicio de zonas verdes de Burlada se encargará del carril bici y el seto paralelo a la PA-33 en lo que sea de su competencia. Burlada se encargará también de la bolsa de aparcamiento de autocaravanas, de la parcela con carpa y de las zonas verdes y de espacios pavimentado público colindantes a Pamplona.
El convenio refleja que Burlada, Huarte y Valle de Egüés establecerán servicios de limpieza “con medios suficientes para poder atender la limpieza viaria con frecuencias similares a las que lleva a cabo Pamplona”.
Se podrán ceder entre las cuatro entidades, “con carácter puntual”, medios mecánicos como refuerzo de limpieza durante las fiestas patronales, así como colaborar y pactar “aquellas que estiman convenientes, siempre que no conlleven incremento de gasto”.
Se establecerán unos niveles de servicio estándar para el mantenimiento de las zonas verdes “que podrán ser actualizados y acordados por los servicios técnicos municipales en función de las necesidades, la climatología o los niveles de uso por parte de la ciudadanía”.