Barcelonesa de nacimiento, pero navarra de adopción, Asunción Orbe, como dice ella es “de Pamplona de toda la vida”. Hace algo más de 10 años, se encontró, cosas de la vida, con demasiado tiempo libre…. Tiempo que desde el principio quiso ocupar con responsabilidad, y atendiendo siempre a dos de sus ideales. “Quise basar mi ayuda en el mensaje de Cristo en el Evangelio, vivir para los demás. Y quería hacerlo, además, al amparo de una asociación vinculada a la Iglesia”. Tras mucho investigar, Asunción dio con la agrupación idónea: Manos Unidas. Una asociación que lucha contra el hambre, la pobreza, el subdesarrollo y las causas que lo provocan. Una organización católica que trabaja para apoyar a los pueblos del sur, a los pueblos del Tercer Mundo en su desarrollo.
Su vinculación inicial fue como voluntaria. Hoy Asunción es la delegada de Manos Unidas en Navarra. Está contenta y satisfecha, aunque reconoce que su trabajo actual puede llegar a ser monótono, incluso meramente burocrático. “Es la parte burocrática, pero es esencial para la labor de la asociación y para poder alcanzar el objetivo final, esa justicia mundial a la que aspiramos”.
En el Día Internacional del Voluntariado, Asunción anima a toda la población a participar. “El voluntariado es muy amplio, no solo se limita a la ayuda internacional. Para mí ser voluntario es pensar en los demás antes que en uno mismo. Es ser amable y generoso con el prójimo…, y eso, además de poder ejercerse en la rutina de cada día, es totalmente gratuito”.
Mujer organizada y ordenada, Asunción ha participado en la elaboración de la base de datos de la organización, en todo lo relacionado con la cooperación al desarrollo desde las instituciones y se ocupa, también, de las cuentas. Hoy cree firmemente que el voluntariado puede llegar a ser transformador para quien lo practica. “La labor del voluntario hace que se sufra un cambio total de actitud. A mí personalmente me ha permitido poder salir de mí misma. Me ha cambiado el carácter. No solo puedes ayudar a los demás, ellos también te cambian a ti”, asegura.
Convencida de que otro mundo es posible, Asunción cree que la clave para un mundo más justo está en una sociedad más generosa. “Nuestro mundo carece totalmente de amor, paz y justicia… si cambiáramos nuestra filosofía de vida y nuestras relaciones con el resto, si todos actuáramos con mayor generosidad, el mundo sería distinto”.