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Violencia machista en la adolescencia: Uno de cada tres jóvenes considera “inevitable” controlar a su pareja

Jóvenes en un aula

Maialen Ferreira

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Uno de cada tres jóvenes considera “inevitable” o “aceptable” en algunas circunstancias controlar los horarios de la pareja, impedir a la pareja que vea a su familia o amistades, no permitir que la pareja trabaje o estudie o decirle las cosas que puede o no puede hacer. Así lo muestra el estudio Percepción social de la violencia de género elaborado por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género en colaboración con el Centro de Investigaciones Sociológicas. Según este informe, aunque en la juventud española un 96% de las mujeres y un 92% de los hombres considera inaceptable la violencia de género, no todas las formas de este tipo de violencia concitan el mismo rechazo ni todos los comportamientos que constituyen maltrato son identificados como tales, por lo que no es de extrañar que existan jóvenes que no identifican los comportamientos de control con violencia machista. 

“No son los comportamientos de carácter físico o sexual severo los que caracterizan la mayoría de los casos de maltrato en parejas adolescentes, no al menos en los inicios de la relación. Se trata en su mayoría de comportamientos psicológicos más sutiles, tales como el control de la pareja e intentos de aislamiento de familia y amigos, seguidos de insultos y humillaciones”, ha explicado Alazne Aizpitarte, codirectora del curso Violencia de género y sexual en adolescentes y adultos: víctimas y agresiones celebrado en San Sebastián en el marco de los Cursos de Verano de la UPV/ EHU.

Aizpitarte es profesora de la Universidad Oberta de Catalunya, de la UPV/EHU y del Institut Interpersonal de Barcelona. Durante su intervención ha remarcado que en las parejas adolescentes, la violencia psicológica es la más prevalente, ya que tan solo una pequeña parte de estas llega a “las conductas graves” y ha asegurado que “la violencia física no aparece de forma repentina sin que coexista con otros modos de agresión, especialmente de tipo psicológico y que ”la violencia psicológica en las relaciones de noviazgo adolescente es un factor de riesgo clave para la aparición de comportamientos severos como golpear u obligar a mantener relaciones sexuales“.

Golpear u obligar a mantener relaciones, la punta del iceberg

“Es importante recalcar que estos supuestos son muchas veces la punta del iceberg. Para cuando se ha dado esta situación, lo más probable es que previamente hayan aparecido comportamientos violentos psicológicos, como humillaciones, insultos y, en especial, un control excesivo. De ahí, que una de las claves para combatir los actos más atroces sea la prevención del maltrato psicológico”, ha señalado Aizpitarte.

El perfil de las personas controladoras que llegan a este tipo de violencia es, según la experta, personas celosas, muchas veces impulsivas, desconfiadas con el entorno y con su pareja, que tienden a tener una imagen negativa de sí mismas, baja autoestima, y sienten temor ante la posibilidad del abandono y la ruptura, entre otros factores. Pueden producirse tanto en relaciones heterosexuales como en homosexuales y se ven tanto en ellos como en ellas, aunque se manifiesten de maneras diversas.  

El amor romántico, un factor clave de riesgo 

Dentro de este tipo de relaciones “insanas” son habituales comentarios como: “me llama en todo momento porque se preocupa mucho por mí”; “se pone celoso porque me quiere una barbaridad o ”si no tuviera celos no me haría ni pizca de gracia porque significaría que no le importo nada“. Llegan a tal punto de normalización, que las reacciones explosivas e incluso agresivas motivadas por celos no las penalizan, ya que, en su opinión, son el reflejo de la pasión que tiene que existir en una relación de pareja romántica. Por lo cual, las creencias sobre el amor romántico también se convierten en un factor clave de riesgo, ya que llegan a asociar positivamente la necesidad de la coexistencia de la pasión, los celos y el conflicto.

Lo más preocupante de estos comportamientos de control, ha explicado Alazne Aizpitarte, no es su frecuencia, sino cómo las perciben. Las conductas de control normalizadas por los adolescentes son percibidas como señales de amor y pasión hacia la pareja.

Otro de los factores que agravan este tipo de conductas son los programas de televisión conocidos como 'realities'. En ellos, argumenta la psicóloga, se respira estos modelos de mensajes y “los adolescentes son la audiencia diana de este tipo de programas basados en el morbo y el conflicto”. Los asumen, por lo tanto, como modos de relación “normales” e incluso “ideales” en un momento tan crítico como es la adolescencia en la creación de esquemas de relaciones románticas.

“Debemos tener claro que ellos y ellas entran en la adolescencia con una tendencia imparable de exploración, en pleno despertar del deseo sexual, y son todavía inmaduros y emocionalmente inestables. Y se embarcan en este camino sin la suficiente guía, canalización y educación para poder enfrentar y manejar tantísimas situaciones en las que se van a encontrar en este complejo campo de entrenamiento. Por lo tanto, estamos frente a una población de gran vulnerabilidad por las características mismas que implica el período evolutivo adolescente”, ha señalado. 

Redes sociales como herramienta para evitar el maltrato

Respecto al papel de las redes sociales, Alazne Aizpitarte ha recalcado que el hecho de que los adolescentes de hoy en día hayan crecido con las nuevas tecnologías les impide de alguna manera distanciarse de ellas. Por lo tanto, el reto reside en promover y lograr que hagan un buen uso haciéndoles que reflexionen sobre las consecuencias de ciertos comportamientos, ya sean online u offline.

“Conviene aclarar que las redes sociales y los teléfonos móviles no provocan por sí mismos que las personas se vuelvan controladoras y acosadoras. Son únicamente una herramienta fácil de usar para aquellas personas que ya lo son, y que sienten la necesidad de controlar a sus parejas. Las nuevas tecnologías favorecen esa tarea. La intención y la necesidad de controlar a la pareja no nace con las nuevas tecnologías, nace de uno mismo”, ha explicado.

No obstante, para Aizpitarte no todo es negativo. La buena noticia es que las neurociencias demuestran que la adolescencia también se caracteriza por ser un período evolutivo de gran aprendizaje y oportunidades de cambio por su gran neuroplasticidad en el campo socioemocional y de las relaciones interpersonales. Por ello, es importante educar a los jóvenes en el buen trato y en las relaciones saludables de pareja dotándoles de las habilidades socioemocionales necesarias para enfrentar nuevas y complejas situaciones con las que probablemente se van a encontrar.

Según la experta, “trabajar la concienciación y la regulación emocional; fomentar la empatía y el respeto hacia el otro; promover conductas de apoyo hacia sus iguales, y actitudes igualitarias; hacerles reflexionar sobre las consecuencias de ciertos comportamientos y actitudes tanto offline como online; así como ayudar a canalizar de forma adecuada el enfado, la ira, la tristeza, la euforia y la frustración que experimentarán en esa montaña rusa que es la adolescencia”, son la clave para que los jóvenes dejen a un lado las conductas controladoras y violentas y mantengan relaciones saludables. 

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