Un joven vasco tiene que dedicar el 70% de su salario al alquiler de un piso si se quiere emancipar solo
La vivienda libre en Euskadi no está al alcance de la juventud menor de 35 años. Esa es la principal conclusión del informe elaborado por el Observatorio Vasco de la Juventud sobre el coste de la la emancipación residencial. Teniendo en cuenta el sueldo medio de la juventud asalariada y el precio de las viviendas, una persona joven debería dedicar más de la mitad de su salario al pago de la hipoteca y casi el 70% en el caso del alquiler si quisiera emanciparse en solitario.
Para calcular estos porcentajes se ha puesto en relación el salario neto medio de la juventud asalariada de 18 a 34 años con los precios medios de escrituración de las viviendas y las rentas medias de alquiler en el mercado libre. Para estimar el coste de acceso a la vivienda en propiedad se tienen en cuenta, además, los tipos medios de interés y la duración media de los nuevos créditos hipotecarios contratados.
En Euskadi, casi la mitad de la juventud ocupada de 16 a 29 años tiene contrato temporal (47,6 %). Nueve de cada diez personas jóvenes ocupadas cotizan a la Seguridad Social y los trabajos a jornada completa se han incrementado, sobre todo, entre las mujeres. El salario medio alcanza los 1.093 euros entre los jóvenes ocupados de 16 a 29 años, mientras que en el caso de un trabajador de 30 a 34 años asciende hasta los 1.297 euros netos al mes.
Pero estos ingresos no alcanzan para la emancipación. Aunque el coste de acceso a la vivienda libre en propiedad ha descendido ligeramente en 2017 respecto al año anterior y es el más bajo desde 2007, un joven asalariado necesita dedicar el 52,6 % de su sueldo al pago de la mensualidad de la hipoteca. Y si lo que busca es un alquiler (la opción más demandada en la actualidad), el coste se sitúa en el 69,3 % del salario medio, más de diez puntos por encima del coste de acceso a la vivienda en propiedad.
Por encima del 30 % del salario mensual cualquier solicitud de hipoteca se estima como inviable desde el punto de vista financiero. Además, hay que tener en cuenta que para una persona joven asalariada, los riesgos de pérdida o discontinuidad en el empleo son especialmente acusados.
La juventud de Euskadi soporta costes de acceso más altos que la juventud del resto del país, tanto para la compra como para el alquiler de vivienda libre, debido a los precios más altos de la vivienda en la comunidad autónoma.
VPO, más accesible, pero hay pocas
Mientras, la vivienda protegida presenta costes de acceso asumibles, sobre todo el alquiler protegido, pero su escaso peso en el parque de vivienda hace que muy pocos puedan acceder a una vivienda protegida.
Por ejemplo, 2017 marcó un nuevo mínimo histórico, ya que únicamente el 5,6 % de los pisos que se vendieron en todo el año en Euskadi fueron protegidos. Por ello, aunque el coste de acceso a una vivienda protegida en propiedad para una persona de 18 a 34 años arroje unas cifras inferiores al máximo tolerable del 30 % en casi todos los territorios tiene una trascendencia relativa. “La escasa oferta de este tipo de vivienda conlleva que, en realidad, poca gente joven pueda acceder a ella”, apunta el informe.
En un intento de paliar esa situación, el Departamento de Vivienda del Gobierno vasco ha puesto en marcha el plan Gaztelagun (entró en vigor el 1 de enero de 2019) dirigido a personas de entre 23 y 35 años con rentas superiores a la cuantía de la Renta de Garantía de Ingresos (7.734 euros al año) e iguales e inferiores a 15.000 euros para solicitantes individuales; 20.000 para unidades familiares y 25.000, para familias numerosas. El programa, que cuenta con un presupuesto total de 54 millones de euros, garantiza una ayuda directa del 50 % del alquiler durante tres años seguidos para favorecer la emancipación de los jóvenes.
Las peticiones iniciales han superado las expectativas del Ejecutivo, que tenía previsto atender a alrededor de 6.000 jóvenes en Euskadi en los próximos tres años.