Los forenses del 'caso Cabacas': “el pelotazo causó lesiones irreversibles”
Los forenses que han declarado en el 'caso Cabacas' han asegurado que el impacto de la pelota de goma causó a Iñigo Cabacas “lesiones irreversibles” y falleció como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico “grave”. Así mismo, han asegurado que en su fallecimiento no tiene que ver que las ambulancias tardaran más o menos en llegar. El juicio por el 'caso Cabacas' se celebra en Bilbao contra seis ertzainas por la muerte de Iñigo Cabacas, aficionado del Athletic Club que falleció el 9 de abril de 2012, cuatro días después de recibir un pelotazo de goma.
Seis ertzainas que participaron en el dispositivo policial con motivo del encuentro, tres mandos intermedios y tres agentes de base, están acusados por estos hechos. La acusación particular, que representa a la familia de la víctima, solicita para cada uno de ellos cuatro años de prisión por homicidio con imprudencia grave profesional, además de una inhabilitación de seis años. Por su parte, la Fiscalía y las defensas de los acusados solicitan la absolución.
Los forenses que realizaron la autopsia al cadáver de Cabacas, así como del médico del Hospital de Basurto que certificó su fallecimiento, han señalado que la lesión externa equimótica en forma circular con un centro indemne que presentaba el fallecido es indicativo de “un impacto de un objeto compacto, romo y que actúa a una velocidad determinada”, compatible con un objeto circular, esférico, compacto, de consistencia dura. Es decir, una pelota de goma como las que lanzó esa noche la Ertzaintza.
Además, han detallado que la herida se produjo en la parte derecha de la cabeza, “detrás de la oreja, cogiendo una parte del pabellón auricular externo”. Se trataría, según ha afirmado, de “un impacto perpendicular contra la superficie craneal”. “Atendiendo a la forma de la lesión externa, que es un halo circular, casi un círculo perfecto, implica que el impacto es prácticamente perpendicular”, han reiterado.
En ese sentido, han descartado un golpe de las características que presentaba Iñigo Cabacas si se hubiese disparado hacia arriba, porque, en ese caso, “el impacto sería tangencial y la lesión externa ya no sería un círculo tan perfecto, sería algo menos nítido”. Sobre la teórica posición de la persona que realizó el disparo, los forenses han considerado que, en este caso, “como el impacto es perpendicular y está en la región temporo occipital derecha, el agresor tiene que estar a la derecha de la víctima”.
Preguntados por uno de los abogados de la defensa por si en el momento en que se produjo el impacto se podría haber hecho algo para evitar la muerte de Iñigo Cabacas, los forenses han afirmado que “no” porque “las lesiones subyacentes, las fracturas craneales, y sobre todo la lesión cerebral, eran irreversibles”. Por ello, han señalado que el hecho de que las ambulancias hubieran tardado más o menos en atenderle “no tiene trascendencia, porque las heridas eran irreversibles”.
“Cuando ingresó en Basurto las lesiones eran muy graves, irrecuperable por las lesiones encefálicas subyacentes”, han insistido, para determinar que Iñigo Cabacas falleció como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico grave.
Evolución a peor
Por su parte, el médico del Hospital de Basurto que certificó el fallecimiento de Iñigo Cabacas el 9 de abril de 2012 ha explicado que, según el informe evolutivo, cuanto el joven llegó al hospital estaba “consciente, ligeramente desorientado, pero posteriormente va evolucionando hacia una disminución del nivel de conciencia, y es cuando se llama al servicio de reanimación” para que se haga cargo del paciente.
Cabacas, según este médico, “evolucionó en un periodo de tiempo corto a una situación de gravedad”. “Había sufrido un traumatismo que afectaba no solo a los huesos del cráneo, sino al interior, y, según el escáner, había imágenes de contusión cerebral y de una pequeña hemorragia intraventricular”, ha explicado, para señalar que “no respondió al tratamiento y la presión intracraneal alcanzó unos valores incompatibles con la vida”.