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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“¿Qué te parece si pides una comisión para ti y para mí?”

Josu Arruti, con su padre, a la llegada al juzgado

Iker Rioja Andueza

Alfredo de Miguel y Josu Arruti eran amigos desde que se conocieron en EGI, las juventudes del PNV, en la “segunda bilera nagusia”. Compartían también “inquietudes mercantiles”. Juntos hicieron cuantiosos negocios en el pasado, singularmente en Zambrana. Pero desde hace unas semanas el primero ya no dirige la palabra al segundo en los pasillos del Audiencia Provincial de Álava, donde desde enero se celebra el juicio por el mayor caso de corrupción en Euskadi, el 'caso De Miguel', en el que ambos son dos de los principales acusados. ¿Por qué? Arruti ha sido el primero en dar el paso de admitir ante el tribunal, tras una larga declaración que ha acabado bien entrada la noche de este lunes, que el influyente 'número dos' del PNV de Álava hasta 2007 y después no menos influyente responsable de Urbanismo en la Diputación, De Miguel, cobraba comisiones por su “influencia” y su capacidad de “remover obstáculos” en la Administración para la puesta en marcha de proyectos. De Miguel, circunspecto, ha escuchado la confesión tomando alguna nota en un pequeño cuaderno.

Con un punto de coraje y otro de ironía y no sin haber soportado presiones en los últimos días, Arruti ha accedido a colaborar con la Fiscalía y expresar en el juicio, justamente en los términos y con el alcance pactados, nada más y nada menos, que De Miguel le propuso pedir una comisión a los promotores catalanes Construcciones Riera a cambio de ayudarles a promover un polígono industrial en Zambrana, al sur de Álava. Eso ocurrió en 2005 y un año antes De Miguel había situado a la empresa de Arruti, Sidepur, como intermediaria ante el Ayuntamiento de la pequeña localidad alavesa (400 habitantes).

“Hago valer mi relación con Alfredo de Miguel”, ha manifestado el acusado sobre aquellos años, que se exponía a 19 años de cárcel y que ahora verá rebajada la petición de penas por parte del ministerio fiscal. Y ha añadido: “Él me da acceso a todo esto y yo le permito que participe en la operación”.

“¿Qué te parecería que al margen de tus honorarios con Riera les pidieras una comisión para ti y para mí?”, ha revelado Arruti sobre lo que le planteó con aparente naturalidad quien todos conocen como Txitxo cuando el fiscal Manuel Pedreira -que asiste a Josu Izaguirre en el juicio- le ha pedido detalles. El declarante ha situado esa conversación a mediados de 2005. Arruti le trasladó la propuesta al gerente de Riera, Francesc Fernández Joval. “En un primer momento no me contesta, pero no se escandaliza. Pasan dos o tres días y a principios de julio, antes de Sanfermines, Francesc me llama. Yo me traslado a Barcelona y me dice: 'Mira, lo que me propusiste... Estoy de acuerdo. Lo incluiremos dentro de tus honorarios'”. Si no hay sorpresas, Fernández Joval corroborará esa versión.

Semanas después de aquella propuesta, De Miguel y otros dos dirigentes del PNV, Koldo Ochandiano y Aitor Tellería, crearon la mercantil Kataia Consulting, si bien Arruti ha indicado que su único interlocutor allí para estos menesteres era Txitxo y no el resto. Ellos declararon que se constituyó para “auditorías energéticas” pero, según la versión de Arruti, fue una pantalla para camuflar la comisión. “Estaba condicionado a tener una cobertura”, ha indicado. Para ello, Sidepur subcontrata a Kataia Consulting la elaboración de un informe de impacto ambiental con un precio absolutamente fuera de mercado y desde luego más alto que otros trabajos que se pagaron para el desarrollo urbanístico de Zambrana, previsto sobre 150 hectáreas y valorado por Riera en 65 millones de euros.

La cantidad de la comisión, según Arruti, eran 161.000 euros para De Miguel y otros tantos para él. “Igual me vence a mí también la avaricia”, ha admitido Arruti, que en varios momentos ha calificado de “error” no sólo esta negociación sino también haber usado una cuenta corriente personal de su padre en el BBVA para canalizar los ingresos de Zambrana. “Pero, ¿161.000 por qué?”, ha insistido Pedreira al constatar que ello no se ajustaba ni a un porcentaje ni a un número redondo. “Comentamos cuál podía ser la cantidad adecuada y no ser redonda ayuda en ese sentido [para camuflar el pago ilícito]”, ha manifestado. Irónicamente, ha apostillado: “Y me van a disculpar, pero no creo que haya una tabla de comisiones ilegales”.

La de 161.000 euros no es para nada una cifra casual. Es la suma de los tres primeros pagos de Sidepur a Kataia Consulting: 130.000 euros a las 24 horas de la firma del acuerdo con Riera, 20.000 en julio de 2006 y 11.600 (sin factura) en octubre de 2006. Se corresponde exactamente con la cantidad que De Miguel estaba dispuesto a reconocer como comisión que había percibido en Zambrana cuando él mismo cerró un preacuerdo con la Fiscalía, una negociación que inició sin contar con el resto de acusados y rompiendo la estrategia común mantenida desde el principio y refrendada en julio, justo antes de las vacaciones. El político también iba a admitir que pidió 100.000 euros a otra empresaria, Ainhoa Alberdi, la denunciante del caso y que fue adjudicataria de un contrato en el parque tecnológico de Miñano. Y también que otro empresario, Prudencio Hierro, se hizo cargo de la reforma de la casa de su esposa en Gorliz (Bizkaia), valorada en unos 45.000 euros.

Sin embargo, a última hora De Miguel rechazó el acuerdo por cuestiones menores y retomó con vehemencia su estrategia de negarlo todo e incluso de acusar de manipulación de la investigación para incriminarle. También logró que su hermana, Aintzane de Miguel, contable de Kataia Consulting y de otras empresas del político, rompiera poco antes de declarar en el juicio un pacto muy ventajoso que acabaría con su absolución aunque le obligaría a dar determinados detalles sobre el funcionamiento interno anómalo de la empresa pantalla.

Arruti ha asegurado haber facturado de Riera un total de 580.000 euros de Zambrana, puesto que un último pago de cuantía similar se le abonó con dos créditos por esa cantidad que resultaron “papel mojado” por ser “incobrables”. Con esta cuantificación de su contrato con Riera -inicialmente tasado en 3 millones-, el acusado podrá eludir al menos uno de los tres delitos fiscales de los que están acusados él y su padre, como socio de algunas de las mercantiles que controlaba y titular de la cuenta del BBVA con la que operaba Sidepur y cuyos dígitos recordaba Arruti de memoria. Por estos delitos reclama penas de cárcel también la Hacienda de Bizkaia, controlada por el PNV, que durante el interrogatorio ha cuestionado la veracidad de estas cifras y ha planteado que Riera facturó en 2009 otros 580.000 euros aparentemente abonados a Sidepur. 

¿Y los otros pagos? 

En el sumario constan evidencias de más pagos de Riera y sus filiales a mercantiles del entorno de Arruti y Sidepur. Hay más dinero además de los 161.000 euros que pasan a sociedades o personas relacionadas con De Miguel. El fiscal Pedreira ha parecido querer insistir en que esos pagos eran también comisiones -como se sostiene en el escrito de acusación- pero Arruti lo ha negado. Ha explicado, por ejemplo, que los siguientes 30.000 euros que se abonaron a Kataia Consulting se corresponden con un trabajo de asesoría que le hizo esa empresa para buscar una parcela en la que instalar un huerto solar. Curiosamente, la finca elegida era propiedad de Eskalmelo, pero Arruti ha asegurado haber conocido en el juicio que el 50% de esa empresa y, por lo tanto, de los beneficios, era para De Miguel. Por esta vía el político ingresó dos pagos de unos 21.000 euros en 2007 y 2008, un contrato que aparentemente se iba a mantener durante “25 años” (525.000 euros sin actualizaciones de precios).

Igualmente, ha negado que fuese una comisión o un favor que otra sociedad de la que era partícipe, Nai Duenak, contratara a la esposa de De Miguel. Su nómina multiplicada por doce corresponde, el primer año de contrato, con un pago del único cliente de esa firma entonces: Riera. La Fiscalía ni siquiera ha preguntado por el pago de 283.000 salido de la empresa catalana para que Arruti, De Miguel y otros acusados compraran terrenos en Frúniz con expectativas de recalificación.

Algunos presentes han detectado cierta “tensión” cuando Pedreira ha exhibido casi al completo los cuadernos manuscritos de De Miguel y Ochandiano, en los que constan numerosos negocios en los que participaba Arruti y, según la Fiscalía, referencias a más comisiones ilegales. Arruti ha indicado que aquello era “el cuento de la lechera” y que desconocía por qué estos dos exdirigentes del PNV tenían esas notas, más allá de admitir que despachaba regularmente con Txitxo y que le contaba sus proyectos en materia de energías renovables, vinculados también con socios catalanes. Se verá en el trámite de conclusiones si la Fiscalía da su brazo a torcer o mantiene la sospecha también sobre el resto de pagos.

Eso sí, Arruti sí ha admitido que Fernández Joval les hizo partícipes de poder obtener nuevos beneficios en una segunda fase de Zambrana tras la recalificación, la fase de urbanización del polígono. “Además, [después de aceptar el pago de la mordida] Francesc me hace una oferta muy interesante. 'Contaríamos contigo y con tu amigo, con Alfredo de Miguel, para que en el futuro desarrollo del polígono de Zambrana podáis ofertar vuestros servicios a las empresas que se puedan ubicar”. No ha aclarado sin con “servicios” se refería a comisiones, pero en anotaciones manuscritas decomisadas por la Policía a De Miguel y Ochandiano se apunta a que la empresa Urazca, por ejemplo, iba a pasar por caja (800.000 euros). El gerente de Urazca fue imputado en el 'caso Bárcenas' como donante del PP tras recibir contratos. Singularmente, Arruti también ha explicado que había un pelotazo relacionado con una incineradora y una planta de remolacha vinculada, asimismo, a otro negocio de bioetanol en el puerto de Bilbao. 

Gonzalo Susaeta, el abogado de De Miguel, quien en los recesos tras este duro golpe ha tenido el apoyo de su familia y de otros acusados mientras pocos de ellos se han dirigido a Arruti, ha tratado de desmontar partes del relato del este lunes denunciante. En un momento dado ha tratado de vincularle con Alberdi, la denunciante original, aunque Arruti ha indicado que no la conocía con anterioridad al juicio. Por su parte, la abogada de Arruti, Arantxa Isasmendi, ha querido cerrar la maratoniana jornada con una sola pregunta:

Isasmendi: ¿Lo siente?

Arruti: Me siento avergonzado por ciertas actuaciones que he tenido. No sólo han traído mi estancia aquí. Están mi padre, mi hermana y mi cuñado. Me avergüenzo de no haber cumplido mis obligaciones como ciudadano. No me siento orgulloso de haber implicado a mi padre en la situación física en la que está. Con este reconocimiento quiero asumir mi responsabilidad. Sinceramente, me arrepiento de haber hecho muchas cosas.

Antes, Pedreira le había pedido también una reflexión de por qué mintió en la investigación, cuando negó la existencia de comisiones ilegales:

Pedreira: Usted ha cambiado su versión de las cosas que contó en Instrucción. Hay matices muy importantes que le incriminan a usted y a terceros. ¿Por qué?

Arruti: Porque he llegado a un acuerdo para en sí reconocer la realidad de mis actuaciones.

Pedreira: ¿Ahora es todo cierto?

Arruti: Sí.

Pedreira: ¿No tiene ninguna duda?

Arruti: Ninguna duda.

Pedreira: Gracias.

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