Asambleas ciudadanas para repartir las ayudas de la Unión Europea
Las gentes libres siempre han decidido de forma colegiada por su futuro común buscando siempre el camino más prometedor. La idea de las asambleas es tan natural como las primeras reuniones de homínidos alrededor de una hoguera, aunque incluso hay autores que dicen que podían ser anteriores, en cualquier caso, es gente sin intereses creados, que se junta para diagnosticar, pensar y decidir cuál puede ser un futuro mejor, más sostenible. Nadie en su sano juicio intentará tener un futuro más inseguro, más inestable, más peligroso.
Hoy, después de siglos de parlamentos, elecciones y diferentes sistemas de representación ciudadana es evidente que son unas élites y grandes corporaciones las que en muchas ocasiones controlan los destinos de demasiada gente, mientras estamos y tendemos hacia un futuro más peligroso e insostenible, con graves problemas que se siguen acumulando como la desigualdad, la pérdida de biodiversidad o la emergencia climática. Por ello, y ante la gravedad y urgencia de los problemas hay que revisar los sistemas para encarar un destino común. Por la complejidad y las características propias de la sociedad instituida la democracia directa toma hoy en día la forma de representación por sorteo, esto es, de las asambleas ciudadanas, que pueden ser una herramienta fundamental, sobre todo teniendo en cuenta que las decisiones que se tomen ahora sobre esto temas son de vital y gran amplia trascendencia para el futuro de todos.
Por ello, movimientos internacionales como Extinction Rebellion están demandando estas asambleas ciudadanas para lo que seguramente es el reto del siglo: la emergencia climática y la conservación de la biodiversidad. En Europa ya se están utilizando en países nada sospechosos como Francia o Inglaterra. El actual gobierno se comprometió en enero a tenerla en 100 días, y hoy cuando ya han pasado más de 300, siguen sin haberse puesto en marcha. Mientras, se están tomando docenas y docenas de decisiones en el campo de la energía, de la biodiversidad, de la emergencia climática que ya están afectando a este futuro en común.
Razones para una Asamblea Ciudadana
Parece inteligente la creación de esta Asamblea por varias razones, por una parte, el actual estado de la democracia, con partidos políticos con sus propias dinámicas, en muchas ocasiones presionados por empresas, lobbies, con sus correspondientes puertas giratorias, etc.. y sin contrapesos serios en la sociedad civil. Las decisiones se siguen tomando mucho más pensadas en favorecer estos núcleos de poder que en los propios ciudadanos. Hoy lo vemos con las empresas energéticas, donde sus beneficios dependen directamente de las regulaciones aparecidas en el Boletín Oficial del Estado, que nombran consejeros a exministros o personal que ha tenido elevadas responsabilidades en el estado, o con muchas corporaciones que intentan vender los dividendos de sus accionistas como el bien común que benéfica a todos. Se ha visto en las reuniones recientes en el Congreso de los Diputados, la Comisión de Recuperación o del proyecto de ley de cambio climático donde han desfilado las empresas de siempre, recomendando sus propios intereses para salir de la crisis, cuando son estas acciones las que precisamente nos metieron ella. Mientras, los sindicatos o los grupos ecologistas tradicionales tampoco han demostrado el más mínimo interés en exigir esta Asamblea ciudadana, quizás por temor a perder el papel dominante que tienen actualmente en cuanto a capacidad de interlocución con las autoridades o de comunicación de sus acciones.
Otras ventajas de la convocatoria de esta Asamblea Ciudadana serian la gran repercusión mediática que puede tener el que gente normal, sin intereses puedan hablar del futuro y de cómo enfrentarse a él. Las experiencias recientes de las Asambleas ciudadanas en Francia y Reino Unido han conseguido un interés mediático importante y han hecho que la sociedad entera se preocupara por la emergencia climática, hecho que no hubiera sido fácil que se produjera de otra manera. Finalmente, en los dos casos se han realizado propuestas muy interesantes y soluciones que pueden servir para enfrentar la emergencia climática de una forma seria.
Algunas características de una verdadera Asamblea Ciudadana
Algunas características de la misma para que sea decisiva y no una medida propagandística al uso es que las personas sean elegidas al azar, que reflejen fielmente la composición de la sociedad en cuanto a nivel de renta, dependencia, género, etnia, origen , etc.. Por otra parte, la representación de la Asamblea puede recoger la diversidad de la sociedad actual de una forma mucho más fiel que el actual del Congreso de los Diputados o por supuesto que el Senado, dando voz a situaciones que actualmente son totalmente ignoradas, como la pobreza extrema, las importantes capas de población que no tienen una ley de dependencia, los autónomos, la España vaciada, etc. Estos representantes de la asamblea, con suficiente información, propondrán medidas sin intereses creados. El interés será el común.
Otra característica clave de esta Asamblea Ciudadana es que las resoluciones y acuerdos de la AC deberían ser vinculantes y si no, ratificadas por la totalidad de la población a través de referéndum.
Los temas que debería tratar esta Asamblea Ciudadana no se pueden circunscribir solo a temas de responsabilidad individual sobre la emergencia climática, como transporte personal, o alimentación o educación ambiental a pesar del interés de todos ellos sino que deberían tomar aspectos cruciales tales como la transición energética, incluyendo los precios de la electricidad, las subastas de energía. Por ejemplo, seguimos pagando una de las electricidades más caras del continente y durante los meses más acuciantes de la COVID10, cuando se produjo el desplome de precios en los precios de los consumos petrolíferos o en la producción de la electricidad no se trasladó a los consumidores esas bajadas de precios. Otros temas relevantes relacionados con la contaminación de las aguas y los suelos y la pérdida de la biodiversidad son la política agraria comunitaria, la industria agroalimentaria, uniendo la protección de los ecosistemas sin fertilizantes o pesticidas a la alimentación sana. La política de aguas relacionado con la depuración de aguas, o la recuperación de concesiones hidroeléctricas, el transporte sostenible. La conservación de la biodiversidad, la conservación de los bosques apra que no ardan todos los años 50 mil hectáreas, un enfoque serio de economía circular y de residuos, Unas propuestas para un turismo sostenible, para una agenda de inmigración y política exterior de cooperación. Actuaciones serias de adaptación al cambio climático a las que ya estamos sometidos, actuaciones para las ciudades. Y todo esto, y sobre todo, relacionado con desigualdad que cada día aumenta en la sociedad española.
El contexto actual de España
Hoy en España, estamos en el centro de una grave crisis económica, con graves desequilibrios económicos y sociales, con caídas del PIB del 18% el trimestre, con un enorme problema de paro juvenil de un 45%, y con una gran incertidumbre sobre el futuro en mitad de una segunda ola de pandemia que afecta de una forma cada vez más clara a las capas de la sociedad más desfavorecidas. La COVID-19 ha supuesto más contagios y muertes en los barrios desfavorecidos de las grandes ciudades y en colectivos como inmigrantes, temporeros, etc. El tipo y las características de la vivienda, el uso del transporte público, de la posibilidad o no de teletrabajo, o el acceso a Internet en caso de educación, siguen siendo factores claves de desigualdad en sanidad y educación. Las tasas de pobreza y de pobreza aumentaran sin lugar a dudas este año, unido al desplome del sector del turismo y de muchas industrias.
Mientras, el gobierno toma medidas que muchas veces se desarrollan con enorme lentitud respecto a la emergencia social que se manifiesta como por ejemplo en el cobro de los ERTES o las autorizaciones del ingreso mínimo vital. Pero a la vez sigue legislando y dando ayudas con enorme rapidez, a sectores como la aviación, con ayudas a Air Europa o en el sector energético que tienen beneficiarios directos muy claros.
Las ayudas de la Unión Europea
Actualmente y para intentar salir de esta grave crisis provocada por la COVID-19 y en contra de lo sucedido en la crisis del 2008, va a a haber importantes ayudas que nos envía la UE para intentar diseñar un futuro más sostenible. Solo pensar que van a ser los de siempre, los que nos han metido en esta crisis, en este modelo económico, sean los que tutelen esta reconstrucción sin control ciudadano no solo produce desconcierto, sino aprensión. Esta vez no se trata de reconstruir, sino de diseñar un nuevo futuro. Hay que buscar futuro más disruptivo y eso no se puede hacer con los de siempre. Upton Sinclair ya dijo: “Es difícil hacer que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda.”La Unión Europea va posibilitar ayudas millonarias en los próximos años para poder reconducir nuestra economía y nuestro modelo productivo, depende de cómo se articulen estas medidas podremos tener un futro más sostenible o no los próximos años. Por ejemplo, ayudas para la descarbonización pueden ir directamente a las grandes empresas para que hagan grandes parques solares de más de 1.000 hectáreas!! sobre zonas rurales o directamente a la gente que instale placas solares en sus tejados y que se abarate su energía y palie la pobreza energética. Pueden ir a más líneas de alta velocidad para que unos cuantos viajen a 300 km/hora o para transportes de cercanía donde viajan millones y millones de personas. Puede servir para que una red de ferrocarriles vertebre el territorio, que apoye la España vaciada y que haga que el transporte de mercancías vaya por tren o seguir permitiendo que el 100% de las mercancías vaya por camiones. etc..
Un futuro más sostenible
Las ayudas deben de tender hacia un modelo basado en un Green Deal, un Green Deal ciudadano (según sugerencia de Jaime Lara de Xr) y por supuesto en el decrecimiento. Las asambleas ciudadanas pueden servir para que estas ayudas se orienten hacia el bien común, no a unas pocas empresas y contribuir a un futuro más sostenible.
Todas estas razones hacen pensar que una Asamblea Ciudadana estaría planteando y visibilizando soluciones que beneficiarían a todos, de alguna forma posibilitaría lo que se podíamos llamar la rebelión de al gente normal, “la rebelión de la gente no militante anteriormente”. Si, los que deciden son los de siempre, nos llevarán otra vez, donde siempre. Tomar medidas contra la emergencia climática o diseñar un nuevo futuro requiere ideas y formas disruptivas con participación directa de la gente. Einstein ya dijo: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
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