El año 2021 ha sido declarado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible: creatividad inclusiva para la recuperación global. Los grandes retos a los que nos enfrentamos como humanidad necesitan de ideas creativas e innovadoras que sean promovidas por la ciudadanía, las organizaciones y los gobiernos. Las grandes transformaciones necesarias en materia digital y ecológica necesitan de la creatividad para resolver los problemas de una forma novedosa y que tenga un impacto positivo en las personas y el planeta.
El concepto de economía creativa fue desarrollado hace dos décadas por John Howkins. Este profesor británico se da cuenta a principios del siglo XXI de que el liderazgo económico de los países y las empresas durante este siglo estará determinado por las transacciones de productos creativos que resultan de la creatividad y tienen valor económico. Lo determinante será quién tiene las ideas más creativas e innovadoras y quién es capaz de generar valor económico, social, ecológico, científico… con la propiedad intelectual de esas ideas.
Estoy convencido de que la creatividad está siendo el motor de la economía durante este siglo XXI, al igual que el petróleo lo ha sido en el siglo XX. Las empresas jóvenes, start up, cuyo elemento diferencial son las ideas innovadoras, están cambiando las reglas del juego en todos los sectores y haciendo perder el liderazgo a grandes corporaciones que dominaron el siglo XX. Cientos de pequeñas iniciativas nos muestran a través de sus ideas que hay otra forma de hacer las cosas en educación, agricultura, sanidad, energía… Las ciudades que logran desarrollar, impulsar y atraer el talento creativo de sus ciudadanos son más prósperas que las que no lo consiguen, como demuestran distintas investigaciones entre las que destaca la de Ciudades Creativas del profesor norteamericano Richard Florida. Para muchos países en los cinco continentes la economía creativa es estratégica en la recuperación económica, y organismos multinacionales como la Unión Europea, El Banco Interamericano de Desarrollo y las Naciones Unidas están muy activos en este ámbito.
La economía creativa es un gran aliado para resolver un problema asociado a la crisis económica como es el paro juvenil, que sufren muchos países, entre ellos España. El informe Investing in Creativity de UNESCO nos apunta que el sector cultural y creativo promueve 30 millones de empleos en el mundo entre los jóvenes de 15 y 29 años, es el sector que emplea a más jóvenes. Jóvenes que son nativos digitales y que están concienciados e implicados con el planeta. Una generación con grandes valores que de ninguna forma hay que dejar perder. También este informe nos dice que aproximadamente la mitad de las personas que trabajan en el sector cultural y creativo son mujeres y la mayoría ha alcanzado un nivel de educación superior al observado en los otros sectores.
Pero para que esta Economía Creativa dé resultados se tiene que basar en la planificación y no en la improvisación. El caso paradigmático de planificación ha sido Corea del Sur. Un país con escasos recursos naturales, con un idioma minoritario, con un conflicto histórico con Corea del Norte y con una identidad cultural poco reconocible a nivel internacional ha sido consciente que su valor diferencial estaba en el desarrollo del talento creativo de sus ciudadanos y en el impulso de la economía creativa. En 2013 la presidencia del Gobierno promovió el plan de economía creativa que busca la convergencia de ciencia y tecnología con industria y la fusión de cultura con industria. Un trabajo transversal de la creatividad que comienza en las escuelas y universidades para ir ampliándose a todas las esferas de la sociedad. Multinacionales surcoreanas como Samsung, LG, Kia son las puntas de lanza del gran ecosistema creativo del país asiático, que es transversal a todos los sectores y que ha conseguido reconocimiento internacional también en el cine, la música o el pensamiento.
Muchos países en los cinco continentes están desarrollando e implementando sus planes de economía creativa y Naciones Unidas nos recuerda este año que también tienen que promover la inclusión y el desarrollo sostenible. Los ciudadanos, sistemas educativos, empresas y gobiernos nos tenemos que plantear urgentemente cómo estamos contribuyendo a la Economía Creativa. Nuestro futuro y prosperidad dependerá de incorporarlo en la recuperación económica y social. En el caso de España, hay que trabajar, sin perder un segundo, desde el Gobierno y las Comunidades Autónomas en un plan que promueva la economía creativa para la recuperación económica.