La ecuación de las pensiones se escribe con la izquierda
Nada más llegar al gobierno, Mariano Rajoy enterró bajo toneladas de cinismo sus promesas electorales y lo apostó todo a recortar gastos en políticas sociales, a legislar para dar cobertura legal a esos recortes y a esperar, fiel a su estilo, a que el paso del tiempo hiciera el resto.
Seis años después y tras provocar mucho dolor a millones de españoles, el Presidente del Gobierno ha perdido aquella apuesta. Pero no la ha pagado él sino todos los españoles, especialmente los cientos de miles de trabajadores precarizados y de jóvenes exiliados económicos. Y ambos fenómenos, además de dramas personales, han desencadenado la tormenta perfecta que está arrasando nuestro Sistema Público de Pensiones.
Como ya nos enseñó cuando era ministro, donde caben unos hilillos caben 70.000 toneladas de fuel, donde caben dos errores caben tres, y donde caben tres mentiras caben cuatro. Él siempre dice que es un presidente predecible, y quizá sea ésta una de las pocas verdades que ha dicho en el ejercicio de su cargo. Mariano Rajoy ha hecho lo de siempre con los asuntos que luego nos explotan en la cara a todos: mirar para otro lado y tratar de ganar tiempo.
Pero en realidad desencadenó una terrible tormenta y se sentó a esperar pensando, –quizá asesorado por algún primo experto–, que por arte de magia los negros nubarrones que se cernían sobre el Sistema Público de Pensiones se desintegrarían justo antes de abatirse sobre su cabeza. Sin embargo ya los tenemos encima y nuestro gobierno no ha hecho nada para protegernos, al contrario, ha gastado todas nuestras provisiones en protegerse a sí mismo.
Nuestro sistema de pensiones no depende estrictamente de la mera demografía, sino de las cotizaciones de los trabajadores, y éstas han caído en picado por el modelo de creación de empleo parcial, temporal y precario del Partido Popular. Y ha terminado generando un tremendo agujero anual en la Seguridad Social de unos 15.000 millones.
La manifiesta incompetencia de Rajoy en este asunto es tan solo comparable a su enorme irresponsabilidad. Durante todo este tiempo, en lugar de moverse para buscar soluciones, acuerdos y consensos, se ha limitado a liquidar tranquilamente la hucha de las pensiones que dejó en 2011 José Luís Rodríguez Zapatero con casi 67.000 millones, dejándola en los 8.000 millones actuales, casi un 90% menos. Ha arruinado en tan solo seis años el patrimonio neto de la Seguridad Social, que es de todos, dejándolo en números rojos por una mezcla de desidia, incapacidad y afán de supervivencia. Marianismo en estado puro.
A esto hay que sumarle que, paralelamente, desde la reforma impuesta por el gobierno en 2013, la subida anual es del 0’25%, desligada de la subida del coste de la vida. Y como ésta ha sido muy superior a esa cifra, los pensionistas han perdido poder adquisitivo en los dos últimos años. En 2018 lo volverán a seguir perdiendo, y a partir de 2019 más aún con el factor de sostenibilidad, otra imposición, que puede hacer disminuir las pensiones un 30% en el futuro.
Ante esta gravísima situación, los socialistas consideramos irrenunciable la defensa del sistema público de pensiones, fundamentado en torno a los principios de solidaridad, contributividad y gestión pública. Para ello es imprescindible la derogación de las últimas reformas del PP que van a condenar al empobrecimiento de los pensionistas. Y por otro lado hay que aumentar los ingresos del sistema, priorizando un aumento salarial de trabajadores, sobre todo del Salario Mínimo para elevar las bases de cotización y la recaudación de la Seguridad Social.
Pero hay que ser realistas y con esto no basta. Ahora más que nunca es necesaria la audacia para buscar otras fuentes de ingresos complementarios a las cotizaciones. Y la clave la dio el Secretario General de mi partido, Pedro Sánchez, el pasado martes: la creación de dos nuevos impuestos, uno sobre las transacciones financieras y otro extraordinario sobre la banca, que por cierto fue rescatada en su día por todos los españoles, y que por tanto tiene el deber social y ético de devolver parte del sudor y del sacrificio de tantos miles de compatriotas.
Es necesario salir de la asfixiante cueva de excusas y trampas de Mariano Rajoy y del Partido Popular, que condena a la parálisis todo lo que cae en ella y que pretende paralizar España entera. Hay que salir a la calle, preguntar a los que saben y comprobar que las soluciones a veces son más fáciles de encontrar de lo que parece. Ser valientes y ser de izquierdas. Ser optimistas y ser conscientes de que hay futuro. Y los socialistas lo estamos siendo.
Porque la ecuación adecuada para proteger nuestro Sistema Público de Pensiones la conocemos desde siempre todos los socialistas y se escribe con la izquierda: valentía más Justicia Social es igual a futuro.