Una estrategia digital en el Gobierno del cambio
En la era digital en la que vivimos, la economía online crece a un ritmo vertiginoso y tiene un enorme potencial multiplicador para abrir nuevas oportunidades de crecimiento económico, nuevos empleos y beneficios sociales. Sólo en España, la aportación de la economía digital supera los 210.000 millones de euros, y se espera que llegue al 22% del PIB en 2020, según estudios de Accenture. Es por ello que la Unión Europea fija la Agenda Digital como uno de los siete pilares de su Estrategia Europa 2020. Manteniendo la Secretaría General para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, y situándola en el Ministerio de Economía, el presidente Sánchez redobla la apuesta para hacer de la economía digital uno de los motores principales de cambio del modelo productivo, y para situarnos en el vagón de vanguardia en Europa.
Lograr el anterior objetivo es a la vez ilusionante y complejo. A pesar de los significativos avances de España en conectividad, transformación digital de las empresas y gobierno electrónico, hoy día sólo ocupamos un puesto intermedio entre los Estados miembros de la UE en el Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI). Y lo que es más preocupante, estamos por debajo de la media en un aspecto clave: la formación en competencias digitales de la ciudadanía. Así, una quinta parte de las españolas y españoles aún no están en línea, y cerca de la mitad siguen careciendo de las competencias digitales básicas. En una economía que crea 5 trabajos digitales nuevos por cada 2 tradicionales que se destruyen, esta situación debe despertar alertas y llamar a la acción para cerrar las nuevas brechas que se puedan crear.
El Gobierno tiene un doble desafío por delante: acelerar la apuesta por la economía digital y asegurar que las nuevas oportunidades abiertas por las tecnologías estén disponibles para todas y todos, sin desigualdades. Para ello, la nueva estrategia digital debería considerar al menos tres claves: apoyar las grandes prioridades del nuevo Gobierno; impulsar la economía digital como motor de cambio; y cohesionar el ecosistema digital del país.
En primer lugar, para avanzar en europeísmo, regeneración democrática, reindustrialización e igualdad, algunas de las medidas que tendrían un alto impacto serian la armonización hacia el Mercado Único Digital, mejorar los procesos y plataformas de transparencia y accountability de las Administraciones, desarrollar las industrias y territorios inteligentes, así como fomentar el emprendimiento innovador femenino y joven.
En segundo lugar, respecto al nuevo impulso a la economía digital, hay que reforzar aquellas iniciativas de la Agenda Digital que están dando resultado, como son la universalización de la banda ancha a través del plan 300x100 o las medidas de fomento para la transformación digital de las empresas. No obstante, estas medidas deberían poner más atención en las zonas rurales y las pymes, respectivamente. Para dar un impulso a la economía digital, y en conformidad con la estrategia de la “sociedad Gigabit” de la UE, es necesario extender y robustecer nuestra infraestructura de telecomunicaciones móviles, mejorando la cobertura 4G y preparando la implantación del 5G. Para ello, se debe acometer la subasta de la banda de 3,6-3,8 GHz en 2018, así como la de 700 Mhz en 2019.
Además, es cada vez más importante incorporar nuevas medidas que afronten los grandes desafíos de la sociedad digital: nuevos derechos, como el de la neutralidad de la red o las políticas de protección de los datos personales; el refuerzo de las capacidades en ciberseguridad a través del INCIBE; la armonización de la fiscalidad de las empresas del sector digital, explorando tasas a las multinacionales tecnológicas e impuestos a robots; el impulso al fomento del ecosistema digital, mediante el impulso a red.es y la extensión de programas y fondos para emprendimiento innovador; y la ampliación de becas para la formación en competencias digitales serian algunas de ellas.
Por último, para avanzar en la cohesión de un ecosistema digital que contribuya a sentar las bases del futuro del país, convendría estrechar la colaboración con los Ministerios de Ciencia e Innovación, Industria y Educación, y mejorar la coordinación con el resto de Ministerios para avanzar en la extensión de los servicios públicos a través de las plataformas de gobierno electrónico. Además, es crucial reforzar el diálogo y la participación de las empresas, las patronales del sector digital, las universidades, y la sociedad civil, forjando una nueva alianza público-privada a través del Consejo Asesor de las Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, que multiplique el impacto y asegure la sostenibilidad de la Agenda Digital del país.
En este nuevo tiempo, el Gobierno del presidente Sánchez dispone en su Secretaría para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital de un instrumento para convocar a todos los actores, impulsar la reactivación de la economía, y contribuir a la igualdad y al desarrollo sostenible del país, retos que España está en condiciones de abordar.