Feminismos sobrevenidos
La realidad del feminismo no es un mero acontecimiento, ni siquiera un acontecimiento histórico como el de la toma de la Bastilla, la del Palacio de Invierno, la caída del muro de Berlín o el atentado de las Torres Gemelas. Estos acontecimientos históricos cambiaron el mundo de su época, pero el feminismo responde más bien al concepto de proceso, con acontecimientos emblemáticos, eso sí, pero en la línea de un movimiento que ha ido avanzando y evolucionando paulatinamente y que ahora tiene uno de sus momentos cumbre con las huelgas y manifestaciones ya establecidas del 8 de marzo.
Las mujeres que se declaran feministas en España son dos de cada tres, y en cinco años se ha duplicado el número de seguidoras. La mayoría son menores de 25 años o mayores de 55. El testigo se ha transmitido. Hace cinco años nada más, algunas señoras decían que no eran feministas, sino femeninas. Había también muchos caballeros que afirmaban que a ellos la mujer les gustaba mujer. No sé si tautología o topicazo. Ahora nadie se atrevería a protagonizar semejante ridículo, por más que alguno pase rozando, aleccionando a las mujeres embarazadas sobre lo que llevan en su vientre.
En medio de este panorama se están dando posturas, actitudes y presupuestos muy curiosos por no decir tramposos. Ahora resulta que emerge triunfante un feminismo (neo)liberal, el último oxímoron político. Sería como decir comunismo capitalista, aunque esa cuadratura del círculo ya ha sido posible en China: económicamente capitalista y políticamente comunista. En realidad, los liberales naranja tienen un concepto de la libertad que se confunde con los deseos individuales, que el legislativo tendría que convertir en derechos legales. Y, claro, sus temas estrella en feminismo se centran en los controvertidos vientres de alquiler y prostitución. A ellos no les gustan los monopolios ni los oligopolios, por lo tanto no van a permitir que el feminismo defina lo que debe ser o no ser, una bandera que quieren ahora enarbolar viniendo de la nada ideológica de la que vienen. Y les digo lo mismo al lobby proxeneta y a las agencias de maternidad subrogada, que también quieren pescar en río revuelto. Ambos grupos intentan tomar posiciones dentro del movimiento en una especie de feminismo sobrevenido.
No soy nadie para repartir carnets de feminismo, pero tampoco estoy dispuesta a que semejante acervo de conocimiento y de militancia pueda ser utilizado por conveniencias políticas o crematísticas. Si yo perteneciera a un club de astronomía, me opondría a admitir a gente que no tuviera el nivel de estudios pertinentes, y mucho menos si los posibles socios siguieran creyendo que la Tierra era el centro de nuestro sistema o incluso que dicha tierra fuera plana. Pues ya me dirán cuántos libros de teoría feminista han leído y debatido los de Ciudadanos o a cuántas manifestaciones, encuentros, jornadas o congresos han asistido.
Cualquier partido político tiene la obligación de legislar a favor de la igualdad y de los derechos de las mujeres, pero de ahí a arrogarse el título de feminista en pie de igualdad con un movimiento autónomo, que lleva años luchando, hay un abismo. Y encima intentando que comulguemos, en nombre del feminismo, con lo de los vientres de alquiler “por altruismo”, sabiendo que ese es el coladero de las agencias de contratación para el tráfico de niños, como lo define el Comité de Bioética.
La otra instrumentalización sangrante es la de utilizar a algunas personas del movimiento feminista, por parte del lobby proxeneta, para presionar a los partidos en orden a regular la prostitución cuando el movimiento es abolicionista en una mayoría abrumadora. Ni siquiera hablan de trata, sino de prostitución voluntaria y andan dando vueltas y llevando de aquí para allá a unas supuestas asociadas del sindicato OTRAS, que ante la objeción de que se hagan autónomas responden que ellas quieren tener jefes (o sea, proxenetas). No daba crédito al escuchar semejante despropósito, pero es que la posibilidad de que los chulos de toda la vida pasen a ser respetados empresarios supone una bicoca que no pueden dejar escapar. Es el segundo negocio en volumen después de la droga. ¿Cómo perder la ocasión?
Pues bien, el Movimiento Feminista, ese que pretende la igualdad de oportunidades y derechos entre mujeres y hombres, el que proclama que los derechos de las mujeres son derechos humanos, el que exige educación no discriminatoria y libertad para elegir, el que consiguió una ley de plazos para el aborto y otra integral contra la violencia de género y muchas más a favor de libertades y derechos, mostrando una gran sororidad con las más vulnerables, no se va a dejar engañar con esa supuesta agenda sobrevenida de regulación de los vientres de alquiler y de la prostitución en nombre de un feminismo altruista uno, y de derechos laborales el otro para las “trabajadoras sexuales”, término que ni siquiera admitimos, ya que se trata de un eufemismo para ocultar lo que es un modo de esclavitud.
En relación a los partidos que se presentan en las elecciones próximas con programas regulacionistas, he de advertirles que tal vez puedan recoger un puñado de votos de las agencias de alquiler, de parejas que quieran comprar sus niños, de puteros, proxenetas y las del sindicato, pero no de la inmensa mayoría feminista, que no va a permitir mujeres que alquilen sus úteros y regalen su maternidad ni mujeres que entreguen su sexualidad a cambio de dinero, víctimas de un neoliberalismo económico y de un patriarcado atávico. El feminismo no es un acontecimiento momentáneo ni una moda, sino una necesidad histórica en un proceso temporal que antes o después conseguirá la abolición de todas las esclavitudes que todavía sufren las mujeres. Estas y otras muchas de las que no se habla, pero es que las señaladas que tanto quieren regularse dan dinero, mucho dinero. Oh, poderoso caballero.