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La lengua de las mariposas

Pintadas en el instituto El Palau de Sant Andreu de la Barca

Joan Mena

El relato de un país o de un contexto político es una de las grandes piedras angulares de cualquier actor político. Un relato puede ponerlo en marcha todo, pero no todo vale para alimentar un relato. En Catalunya, hace tiempo que vivimos fuertes momentos de tensión política. Eso no hay discurso que lo niegue. Sin embargo, hay algunos, que con el fin de mantener su alegato sobre la situación llevan años empeñados en trasladar esta tensión a las aulas.

Este relato mata dos pájaros de un tiro, mantiene viva la llama de la fractura y consigue estigmatizar, criminalizar y perseguir nuestro modelo de escuela pública. Son grandes irresponsables. Cualquier democracia madura deja a la Educación fuera del escenario legítimo de confrontación política porque es donde nos jugamos el futuro de las próximas generaciones.

La guerra abierta, el fuego cruzado entre PP y C’s por debilitar a la escuela pública y servir en bandeja la ampliación de los conciertos a los modelos escolares más segregadores y más elitistas está llegando demasiado lejos. La denuncia de profesores en Catalunya, el caso del IES El Palau de Sant Andreu de la Barca o la última noticia conocida que afirma que el Ministerio de Educación, actual titular de la Conselleria d’Ensenyament por la vía del 155, está investigando a más de 50 escuelas en Catalunya es una excusa más para hacer lo que siempre han querido hacer: acabar con el modelo de escuela pública catalana.

No lo consiguieron con Wert, el artífice de la ‘españolización’ de los niños catalanes; el Tribunal Constitucional les ha tumbado la segregación lingüística que pretendía la LOMCE; amenazaron con una casilla de la segregación que finalmente no van a poder implementar por el rechazo mayoritario del Congreso de los Diputados y de la sociedad catalana; y, ahora, pasan a la fase de señalar con nombres y apellidos hasta el punto de que el líder el cuarto partido político en España, Albert Rivera, sea capaz de colgar fotografías de las caras de maestros y maestras en sus redes sociales.

Imagínense por un momento que yo cuelgo en mi twitter la fotografía de algún profesor de las escuelas del Opus Dei, de esas que sí que adoctrinan en la religión católica y que segregan a los alumnos por sexo con dinero público. ¿Se imaginan? Imagínense que cuelgo esa foto y acuso de estar inculcando el odio contra las mujeres. Estaría fuera de lugar y me inhabilitaría como representante público. No nos corresponde a los políticos señalar, culpabilizar y dictar sentencia contra ningún cuerpo profesional, mucho menos el profesorado por lo sensible de su actividad.

Nuestro deber como representantes no es defender a los y las profesoras que piensan como yo, sino defender exista la libertad de opinión. Defiendo la libertad de opinar siempre y cuando lo prioritario sea la educación de nuestros hijos e hijas. Porque una sociedad que no piensa es una sociedad que no está dispuesta a avanzar de forma colectiva. Sin esa libertad para pensar y opinar volveríamos a los tiempos que nos enseñó la magnífica película ‘La Lengua de las Mariposas’. Esa obra de arte que nos mostraba la persecución al profesorado, y en la que el personaje interpretado por Fernando Fernán Gómez era el paradigma de la persecución sufrida por los docentes durante la Guerra Civil. Los fusilaron, los arrastraron, los humillaron, los arruinaron, pero no los vencieron.

«Si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, nadie les podrá arrancar nunca la libertad, nadie les podrá robar ese tesoro». Fue el empeño de don Gregorio, el entrañable y soñador maestro de la película La lengua de las mariposas. Por favor, señores del PP y de C’s: saquen sus manos adoctrinadoras de la escuela pública y dejen que la próxima generación crezca libre.

Joan Mena. Diputado de En Comú Podem. 

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