Pensar y vivir positivamente
En los tiempos terribles que están viviendo muchos humanos desde hace tiempo, y de los cuales hemos tomado conciencia gracias a la crisis actual, es necesario reaprender cuatro sentimientos olvidados; la gratitud hacia los que están en primera línea, la empatía por los que sufren, la admiración por los que encuentran las respuestas y el altruismo para apoyar a unos y a otros.
Y, para actuar, no hay que dejarse vencer por el miedo paralizante, sino avanzar con valentía y lucidez, de manera positiva, apoyándonos en las escasas certezas que todo esto nos está haciendo descubrir o redescubrir.
Este virus no es más que uno de todos los que nos amenazan. Para vencerlo, para ganar esta batalla y prepararse para vencer las siguientes, existen 10 lecciones provisionales y positivas:
1. La humanidad está en peligro, una vez más, a causa de un mal que se originó en la naturaleza y que ha sido agravado por los hombres. Otro mal que podría haber sido previsto y contra el cual las generaciones precedentes no supieron proteger a las generaciones actuales.
2. Frente a esta amenaza, como frente a tantas otras, los deseos y las aspiraciones del pasado se revelan insignificantes.
3. Frente a esta amenaza, como frente a tantas otras, mucha gente empieza a percatarse de que no hay nada que valga tanto la pena como el tiempo que pasamos junto a nuestros seres queridos y como el sentido que le hayamos dado a nuestra vida.
4. Existen otros virus y enemigos que amenazan y amenazarán a la humanidad: las alteraciones climáticas, la miseria, el desorden. Todos estos enemigos interactúan con el enemigo actual para empeorarlo.
5. Frente a estos innumerables virus, ha llegado la hora de reorientarse hacia la economía de guerra y de ocuparse únicamente de lo imprescindible.
6. Ya sean visibles (profesionales de la salud, policías, profesores, políticos, periodistas y muchos más) o invisibles (basureros, cajeros de supermercado, fruteros, panaderos, quiosqueros, carniceros, conductores y muchos más), los combatientes de la batalla que se está librando hoy son mucho más importantes para la supervivencia de la sociedad que muchos otros cuyas producciones se revelan mucho menos necesarias para sus clientes que ayer.
7. Si la situación remitiera gracias a estos combatientes, no debemos olvidar los miedos de una primavera perdida en la euforia de una primavera reencontrada. No debemos olvidar que este virus puede volver y que un buen número de amenazas siguen estando presentes.
8. No debemos contentarnos con crear una vez más las condiciones necesarias para la vuelta al mismo modelo de sociedad criminal que nos ha conducido a esta guerra que todavía podemos perder. Que estamos incluso seguros de perder si no sacamos las conclusiones necesarias.
9. Para evitar el retorno de todas esas desgracias, para alejar a este virus y a los que le sigan, será necesario admitir al fin que una sociedad podría funcionar a la perfección y ser feliz si consagrara más de la mitad de sus actividades generadoras de riquezas a la industrias y servicios de salud, de alimentación, de educación, de medio ambiente y de cultura. Y a las tecnologías que éstos necesitan.
10. Deberemos al fin administrar cada país y el planeta de una manera mucho más empática, considerada, más preocupada por la proximidad, la justicia y el calor humano. Como hacemos en parte, a veces, en este momento, en medio del pánico, con el mal planeando sobre nuestras cabezas.
Solo si asimilamos de forma irreversible estas lecciones podremos vencer a este enemigo y combatir a los que vengan y, desde un punto de vista más general, permitir vivir a las generaciones venideras y; si es posible, que vivan mejor que nosotros.
*Traducción de Carlos Pfretzschner.
La publicación de este artículo es fruto de la colaboración con la revista Alternativas Económicas
6