El presidente Sánchez impulsa una nueva relación UE-Balcanes
En Bruselas, el pasado miércoles 27 de mayo, Josep Borrell, Alto Representante de Politica Exterior y Seguridad Común así como Vicepresidente de la Comisión Europea manifestaba en el marco del incipiente diálogo bilateral entre Belgrado y Pristina, las capitales serbia y kosovar, su apuesta decidida por la “perspectiva inequívocamente europea” de ambos territorios. La situación en la región, con un estancamiento en los progresos alcanzados en la ultima década a nivel institucional y socio-económico, está adquiriendo una dinámica distinta desde hace escasas semana en buena medida por el nuevo y activo papel adoptado desde el Palacio de La Moncloa hacia los Balcanes.
Pedro Sánchez participó este 6 de mayo en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno Unión Europea - Balcanes Occidentales. Es la primera vez que España está presente en una cumbre de estas características desde la declaración unilateral de independencia de Kosovo. La asistencia de los lideres kosovares a estas cumbres había supuesto un motivo de conflicto permanente puesto que Madrid, al igual que otros cuatro países de la UE - Grecia, Chipre, Rumania y Eslovaquia -, no reconocen al nuevo estado balcánico. En esta ocasión, Madrid ha decidido que la diplomacia española tenía que volver - sin mas dilación - a desempeñar un papel en la geopolítica de los Balcanes en consonancia con su peso como la cuarta economía de la Unión Europea.
Existe ademas en el actual 2020 una clara sintonia ideológica entre Madrid y la mayoría de los gobiernos balcánicos: el primer ministro de Albania, Edi Rama y el presidente de Montenegro, Miro Djukanovic, son compañeros del presidente Pedro Sánchez en el Presidium de la Internacional Socialista. El presidente de Macedonia del Norte, Stevo Pendarovski y el primer ministro de Bosnia-Herzegovina Zoran Tegeltija se reclaman e identifican también como socialistas o socialdemócratas. Incluso en Kosovo, “Vetvendosje”, el partido del actual primer ministro, el joven Albin Kurti, es miembro observador de la Internacional Socialista. Todos ellos han expresado tanto en la Cumbre UE- Balcanes Occidentales como en el foro preparatorio de los lideres socialdemócratas y progresistas de la Cumbre, organizado por el Partido de los Socialistas Europeos, su reconocimiento al liderazgo del presidente Pedro Sánchez promoviendo esta nueva relación UE-Balcanes y la solicitud de una mayor implicación de España en la región acorde con su creciente peso político y económico en la escena internacional y europea. El presidente Pedro Sánchez cuenta además con la ventaja de su conocimiento sobre el terreno de la región de los Balcanes y de su compleja realidad. No en vano desempeñó importantes tareas durante sus años de estancia en Sarajevo en los difíciles años noventa en el gabinete del Alto Representante de la ONU para Bosnia-Herzegovina, Carlos Westendorp. Con los Balcanes inmersos en los sucesivos conflictos producto de la desintegración de la República Federal de Yugoslavia desde Madrid se apostó en aquella época por una acción exterior proactiva y coordinada con nuestros socios europeos tanto política, económica como de seguridad y defensa.
En el plano político, España estuvo presente en todas las conversaciones y los procesos de paz - con el ex ministro español Carlos Westendorp liderando la pacificación de Bosnia-Herzegovina - en coordinación permanente con Berlín, Londres, Roma y París. Desde Madrid se abogó por una óptica europea basada en soluciones inclusivas y estados multiétnicos frente a la sinrazón de líderes ultranacionalistas y xenófobos como el serbio Milosevic o el croata Tudjman.
En el plano económico las empresas españolas, tanto públicas como privadas, tuvieron una importante presencia en el “Pacto de Estabilidad para el Sureste de Europa”, una iniciativa para la recuperación de las economías y las infraestructuras de la región impulsada por el presidente Bill Clinton en alianza con Bruselas y las principales capitales europeas.
En el plano de seguridad y defensa las fuerzas armadas españolas desplegaron sus mayores contingentes en Bosnia Herzegovina - con sede en Mostar, donde reconstruyeron el puente y la zona histórica del la ciudad - y en Kosovo - donde velaron desde su base en Istok por la convivencia interétnica -. Igualmente, Madrid envió destacamentos militares más reducidos a sendas misiones en Albania - tras la crisis interna de 1997 - y en Macedonia - ante los sangrientos enfrentamientos interétnicos en 2001 -. La destacada contribución de España a la seguridad y estabilidad de los Balcanes ha sido reconocida en todas las instancias internacionales desde la UE a la Alianza Atlántica y fue uno de los argumentos de la diplomacia española para su elección, en varias ocasiones, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
La Cumbre de Zagreb, realizada por videoconferencia como viene siendo habitual en esta nueva realidad de la COVID-19, se celebró este pasado 6 de mayo sin banderas a exigencia española para evitar nuevos conflictos diplomáticos y con una agenda centrada en la ampliación de la UE así como en la respuesta a la epidemia del coronavirus. España fue uno de los impulsores de las medidas de apoyo a las economías de los países balcánicos con un paquete de ayudas de más de 3.300 millones de euros así como reiteró su pleno respaldo a las recién iniciadas conversaciones para la adhesión de Albania y Macedonia del Norte a la UE. Esta posición de Madrid fue agradecida por todos los líderes de la región sin excepción, conscientes de las reticencias en algunas capitales europeas, en particular París, a la incorporación de los nuevos estados balcánicos a la UE. Igualmente, el presidente Sánchez expresó su solidaridad ante la crisis de la COVID-19 y avanzó la voluntad de recuperar para España un papel de primer orden en la región de los Balcanes.
Desde el Palacio de La Moncloa se está impulsando progresivamente desde finales de 2018 una nueva relación con los Balcanes consciente del aumento de sus responsabilidades en la escena europea e internacional. Latinoamérica, donde Madrid se ha consolidado como el interlocutor preferente de los países del área con la UE, así como el Mediterráneo - por obvias razones de proximidad geográfica e histórica - son ejes tradicionales de la política exterior española. Sin embargo, la expansión de los intereses geopolíticos y de las empresas españolas, cada vez más presentes en el área, así como el actual liderazgo español en la diplomacia europea - con Josep Borrell como Alto Representante de Politica Exterior de la UE - aconsejan ampliar y fortalecer las relaciones con los países de los Balcanes. En la próxima década es previsible que todos ellos - incluso Kosovo una vez superado su diferendo con Serbia - se sienten en el Consejo Europeo como miembros plenos de la Unión Europea. España hace bien, como una de las principales potencias políticas y económicas europeas sumado al plus de un idioma con mas de 500 millones de hablantes, por estar presente nuevamente en una región estratégica como los Balcanes.
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