La recuperación de valores clásicos entre la izquierda
Cuando los temas que entran a formar parte del debate político tocan cuestiones relacionadas con la nación española, la terminología es muy importante. De forma general, lo es tanto por la relación que las ideologías de derechas y de izquierda mantienen con el nacionalismo como, de forma particular, por los desarrollos particulares que la idea de nación española ha tenido en nuestro país. (1)
Hoy, es difícil no estar de acuerdo en que la cuestión nacional en España es, más que nunca, un tema muy activo en la agenda de prácticamente todos los partidos políticos. A diferencia de nuestro pasado reciente, hablar hoy de nacionalismo español y de cuestiones relacionadas con el sentimiento nacional y el patriotismo español se ha convertido en algo cotidiano y frecuente. Si hoy leen cualquier periódico, seguramente encuentran referencias a estos términos no una, ni dos, ni tres veces. Es posible que se haga referencia constantemente.
Cuarenta años después de la muerte del general Franco, lo nuevo hoy es que nos encontramos en la situación insólita de que también los partidos de izquierda hablan de nación española, de patria y de patriotismo. Donde antes había una auto-contención nacionalista o una resistencia a hablar de España entre la izquierda, hoy el discurso se ha normalizado y está menos monopolizado por la derecha política contemporánea.
Quienes lo incorporaron con bastante éxito fueron líderes de la formación política morada. La idea de patria y populismo en Podemos, de construcción nacional-popular, les situó en el pódium frente a los partidos de izquierda tradicionales. Hubo sorpresas ante la recuperación por parte de un partido de izquierda del término 'patria' para referirse a España (2). La estrategia fue tan exitosa que Marine Le Pen ha hecho suyo uno de sus eslóganes: “El Frente Nacional no es de izquierdas ni de derechas sino de los verdaderos patriotas”. (3)
Los gabinetes de la izquierda tradicional en España, pronto engrasaron las máquinas con el objetivo de ofrecer nuevos argumentos sobre el significado de pertenecer a España. Pedro Sánchez lo zanjó con una bandera de España al fondo en su presentación como candidato a la presidencia. Por utilizar alguna similitud con la lógica de la moda, diría que quiso convertirse en un líder de lo más cool entre la izquierda y quiso ser muy hipster al presentar una nueva imagen de la izquierda 'desfranquizada'.
Más allá del vintage, hoy el guardián de su estilismo discursivo y el de otros líderes de izquierda son mensajes clásicos. Quieren parecer ser nuevos pero incorporan a la vez cuestiones viejas.
Salvadas todas las distancias, flota en el ambiente una especie de nueva izquierda con la recuperación de discursos veteranos de izquierdas. Así, por ejemplo, basta recordar a Manuel Azaña quien en los años treinta animaba a defender la república como ejemplo de patriotismo y a Largo Caballero quien defendía su socialismo internacionalista pero también su amor a su país, a España, porque era español. Indalecio Prieto, figura histórica del socialismo vasco, decía en un mitin celebrado el 1 de mayo de 1936: “Siento a España dentro de mi corazón y, aunque internacionalista, me siento cada vez más profundamente español”. (4)
Ante tanta superficialidad y vaguedad de discursos como los que manifiestan hoy líderes de la izquierda que cobran por serlo, la defensa de los valores clásicos de la izquierda se ha convertido en recursos estratégicos para movilizar a la gente y para crear sentido comunitario. En la pasada campaña para las elecciones generales del 20D, líderes de la izquierda en España cerraban mítines, precisamente, ensalzando a los clásicos valores de la izquierda (la cohesión social, la justicia social, la solidaridad, la pluralidad). Algunos como el ya mencionado Pedro Sánchez los reivindicaba como la 'raza' de los socialistas tras el intento de apropiación de nuevas formaciones de izquierda como Podemos.(5)
Hoy, a todo lo anterior se añade que valores como la solidaridad y la justicia social se han convertido en una palabra indispensable de todo discurso político. Diríamos que se trata de algunos de los términos más disputados a nivel discursivo por las distintas fuerzas políticas. Se han transformado en un 'significante vacío' siguiendo el planteamiento de Laclau y Mouffe (1987), es decir, es el lugar donde cabe de todo por parte de cualquier formación política. Al dotarles de su propio significado, configuran una solidaridad a medida que es moldeada a conveniencia, sin importarles si su significado pertenece a una tradición ideológica de izquierdas o de derechas.
En sentido figurado, hoy los valores de la solidaridad y la justicia social en el lenguaje político cuando se habla de modelo para España son como un camaleón, que evolucionan y se adaptan según dictan las necesidades del momento.
* Referencias bibliográficas:
1. Ferri, E. y A.M. Ruiz. 2015. “Entre patria y estado: formas de nombrar España. Un recorrido por los discursos programáticos de PSOE y AP-PP entre 1977 y 2011.” Empiria. Revista de metodología de ciencias sociales 32: 63-84. Consulta 15 de febrero de 2016.Revista de metodología de ciencias sociales 32: 63-84.
2. Juliana, E. 2015. “Patria.” La Vanguardia. Consulta 21 de febrero de 2016 .La Vanguardia. Consulta 21 de febrero de 2016
3. Bascuñán, M.M. 2015. “Lo que Marine Le Pen busca en Podemos.” Ahora. Consulta 21 de febrero de 2016.Ahora. Consulta 21 de febrero de 2016
4. López, V. 2013. “La cuestión territorial en la historia del socialismo español: debate teórico y estrategias políticas (1879-2011).” Tesis doctoral, Departamento de Historia de la Comunicación Social, Universidad Complutense, Madrid.
5. Caldito, L. 2015. “Pedro Sánchez apela a la 'raza' del PSOE y dice que Podemos no puede dar 'lecciones' cuando su modelo es Grecia.” Europa press. Consulta 11 de febrero de 2016.Europa press. Consulta 11 de febrero de 2016