El principio del fin del Toro de la Vega
Yo mismo estaba allí. Sujetaba temeroso la cámara, envuelta y escondida entre una camiseta en mi mano. Frente a mí, a pocos metros, una jauría de humanos enfurecidos rodeaba a un toro moribundo. El pobre animal tenía una lanza clavada en su cuerpo que uno de ellos intentaba sacar sin éxito. Tras varios minutos lo consiguió.
En ese momento, uno de aquellos seres embrutecidos se subió encima del cuerpo abatido del toro para reclamar la victoria. A continuación, se produjo un enfrentamiento entre dos grupos, cada cual reclamaba la victoria. Decían que habían sido ellos quienes habían dado la lanzada definitiva al animal. Estaban a punto de llegar a las manos, y mientras sucedía todo esto, yo solo podía mirar a los ojos a aquel animal, que todavía estaba vivo, dando su último suspiro. Su nombre era Moscatel, el Toro de la Vega del año 2009.
Las imágenes que conseguimos en Igualdad Animal denunciando la brutalidad de este torneo aparecieron en los principales medios de comunicación, generando debate sobre la crueldad y barbarie de un festejo propio de otra época, que desde luego no tiene cabida en nuestra sociedad.
Han sido años y años de movilización, con activistas del Partido Pacma que se han infiltrado jugándose el tipo para mostrar la crueldad que los defensores del evento intentaban ocultar y con campañas mediáticas que han ido sensibilizando a la sociedad. Con activistas independientes que han acudido al lugar a protestar poniendo en peligro su integridad física. En definitiva, una sociedad movilizada y dispuesta a poner fin a este evento medieval que se ha convertido en el símbolo del maltrato animal en España.
No se podrá evitar que el festejo sea abolido
El Consejo de Gobierno de Castilla y León ha anunciado este jueves que ha modificado el Reglamento de Espectáculos Taurinos prohibiendo la muerte del animal en el Toro de la Vega. Si hay algo que remarcar en esta medida es que se trata del fruto del trabajo y denuncia del movimiento animalista.
Gracias a la presión social se están dando estos pasos. Insuficientes, pero que muestran el principio del fin de esta barbarie. Hay que ser prudentes, ya que esta decisión podría intentar maquillar la crueldad del festejo para frenar la movilización social. Un paso intermedio que no podrá evitar que este festejo sea finalmente abolido. Porque más allá del Toro de la Vega, lo que está en juego aquí es el avance de una sociedad que se opone al maltrato animal, que cada vez está más sensibilizada no solo con el maltrato en festejos populares, sino con la violencia sistemática a la que son sometidos los animales en circos, zoos, granjas y mataderos.
Es el avance de una nueva cultura que está emergiendo, basada en la solidaridad, compasión y justicia con los animales que habitamos este planeta.